El carisma de Fischer empuja el ascenso electoral de Los Verdes
Los ex comunistas del PDS se quedan con s¨®lo dos diputados en el Bundestag
Joschka Fischer, ministro de Asuntos Exteriores de Alemania, fue objeto hace dos a?os de un intento de linchamiento pol¨ªtico muy elaborado. Se dijo que hace 30 a?os se dedicaba a apedrear a la polic¨ªa, apoyaba movimientos extraparlamentarios que atacaban a la clase pol¨ªtica dominante y viv¨ªa en pecado en una comuna en Francfort. Ayer, el carisma de Fischer llev¨® a Los Verdes al mejor resultado en unas elecciones federales de su historia.
No obstante, los intentos de hundir a la coalici¨®n rojiverde del canciller socialdem¨®crata Gerhard Schr?der y su ministro de Exteriores de Los Verdes, Fischer, fracas¨® estrepitosamente. Los alemanes sab¨ªan perfectamente que Fischer fue un hooligan hasta cerca de cumplir los 30 a?os, pero tambi¨¦n que es el cap¨ªtulo m¨¢s perfecto de socializaci¨®n de una mente pol¨ªtica y de crecimiento humano que se ha visto jam¨¢s en la historia p¨²blica alemana. Fischer ha sido siempre un valiente, tirando piedras a la polic¨ªa, desafiando a los fundamentalistas de Los Verdes en los a?os ochenta, arriesgando el coraz¨®n con unas carreras matinales que, de obeso, lo han convertido en un hombre arrugado y llevando a esa extra?a amalgama que es el ecopacifismo alem¨¢n a responsabilidades de Estado. Los Verdes son desde hace tiempo ya el partido de Fischer. Desde ayer, bastante m¨¢s.
Joschka Fischer, ese ni?ato que jur¨® cargo hace casi tres lustros como ministro del Estado de Hesse en Francfort con sus zapatillas de deportes es hoy, con diferencia, el pol¨ªtico m¨¢s valorado por la opini¨®n p¨²blica alemana, muy por delante de todos sus socios de coalici¨®n, incluido por supuesto el canciller Schr?der, y de los prohombres del institucionalismo que generan los conservadores alemanes.
Fischer es la prueba de que la gente inteligente, fuera cual fuera su formaci¨®n y pasado, puede cambiar y por eso se ha convertido en referencia de una sociedad alemana que hace tiempo dej¨® de ser tan lineal como muchos de sus propios miembros a¨²n creen. El resultado de Los Verdes de ayer, que conserva su tercer puesto en el Bundestag, se debe, ¨²nica y exclusivamente, a Fischer, al hombre que nunca ocult¨® su pasado, que concili¨® a su partido con los grandes valores de las democracias occidentales y el atlantismo y que ha desplegado coraje pol¨ªtico y decisi¨®n frente a los fundamentalistas de su propio partido y frente a los conservadores que siempre vieron en ¨¦l a un intruso.
A sus 54 a?os, este rebelde que dej¨® la escuela a los 15 a?os y fue taxista, obrero, traductor y comerciante, es un ministro de Asuntos Exteriores con respaldo en el electorado de todos los partidos pol¨ªticos alemanes y una prueba muy bien parlante de la potencialidad humana. No son pocos los que piensan que, sin ¨¦l, Los Verdes habr¨ªan desaparecido ya en la marginalidad. Ayer, logre o no crear una mayor¨ªa con el Partido Socialdem¨®crata (SPD), Fischer logr¨® unos de los mayores triunfos de su vida. Porque todos son conscientes de que los votos son suyos.
Ex comunistas derrotados
Cerca de una quinta parte del electorado en la antigua Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA), aquel que en las elecciones a los parlamentos de los Estados federados suele votar por el Partido del Socialismo Democr¨¢tico (PDS), parec¨ªa verse abocado anoche a contar con una representaci¨®n exigua de s¨®lo dos diputados en el futuro Parlamento Federal (Bundestag).
Al cierre de esta edici¨®n, todas las estimaciones daban como seguro que este partido, heredero del llamado socialismo real imperante al otro lado del muro y las alambradas, no ha alcanzado el 5% de los votos necesarios para entrar en el Bundestag. Tambi¨¦n la segunda opci¨®n para ingresar en el Parlamento, lograr la mayor¨ªa en al menos tres distritos electorales, parec¨ªa fuera del alcance del PDS.
En primeras declaraciones ante la prensa, sus l¨ªderes reconocieron 'severa derrota' que explicaron con la 'incapacidad de movilizar suficientes electores con los candidatos elegidos, la presenta-ci¨®n de la campa?a y sus contenidos'. Al menos delante de los micr¨®fonos, todos evitaron culpar del rev¨¦s a Gregor Gysi, el m¨¢s carism¨¢tico l¨ªder del PDS. El 31 de julio pasado, Gysi dimiti¨® de su cargo de senador (ministro) de Econom¨ªa de la ciudad- Estado de Berl¨ªn, gobernada por una coalici¨®n entre los socialdem¨®cratas (SPD) y los ex comunistas del PDS. Gysi se vio obligado a renunciar a su cargo tras descubrirse que hab¨ªa utilizado para viajes privados de ¨¦l y su familia los puntos concedidos por la l¨ªnea a¨¦rea Lufthansa que el pol¨ªtico hab¨ªa acumulado gracias a los viajes en vuelos oficiales.
La renuncia de Gysi, motivada m¨¢s por un des¨¢nimo personal que por presiones pol¨ªticas insuperables, supuso un duro golpe para su partido. Hasta entonces, al menos en los sondeos, el PDS superaba holgadamente el 5% de los votos. Los ex comunistas fueron ulteriormente debilitados por el protagonismo que adquiri¨® Schr?der durante la emergencia de las riadas y por el militante rechazo del canciller a una participaci¨®n alemana en la guerra en Irak. En cierta forma, esta toma de postura de Schr?der rob¨® al PDS uno de sus principales temas: el pacifismo a ultranza.
Su representaci¨®n en el Bundestag ha quedado reducida casi a la insignificancia al pasar de 36 en 1998 a dos diputados conseguidos ayer. El PDS forma parte del Bundestag desde la reunificaci¨®n de las dos Alemanias. Ahora continuar¨¢ presente en los gobiernos de los Estados federados de Berl¨ªn y Mecklemburgo-Pomerania Occidental.
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