Una partida entre la roca y el fuego

Kr¨¢mnik es g¨¦lido y rocoso. Su estilo ultraconservador resulta muy apropiado para jugar contra las computadoras, que castigan de forma implacable las imprecisiones t¨¢cticas y las alegr¨ªas en el ataque.

Por el contrario, Kasp¨¢rov es el s¨ªmbolo de la fuerza de la naturaleza volcada sobre un tablero de ajedrez: visiblemente excitado, sin chaqueta, arremangado, con los ojos chispeantes, suele lanzarse a deg¨¹ello sobre el rey de su rival; pero esa actitud puede ser contraproducente ante un rival que no se asusta ante nadie, ni se cansa jam¨¢s.

Ambos se han concentrado durante meses para entrenarse muy intensamente contra m¨¢quinas. Tanto, que han jugado mal durante el reciente encuentro Rusia-Resto del Mundo, perdido por los anfitriones en Mosc¨²: 'Es muy distinto enfrentarse a hombres que a computadoras', fue la excusa de los dos rusos.

Algo parecido a lo que adujeron otros jugadores de ¨¦lite tras ser derrotados por Fritz o Junior: 'Si te enfrentas a un programa en la sexta ronda tras cinco contra rivales humanos no puedes jugar de la manera adecuada'. Adem¨¢s, la mayor¨ªa de esos torneos eran de partidas r¨¢pidas (menos de media hora por jugador para toda la partida), lo que da una enorme ventaja a la computadora. En Bahrein y Jerusal¨¦n se jugar¨¢ en la modalidad cl¨¢sica: m¨¢s de dos horas por bando. Kasp¨¢rov y Kr¨¢mnik no tendr¨¢n excusa.