Un Borges jugoso
Hay prehistorias de escritores que se leen como completamente desconectadas de lo que vendr¨¢ despu¨¦s: un pu?ado de huesos viejos, unos torpes signos en una pared oscura, restos imposibles de relacionar con aquello por lo que m¨¢s tarde ser¨¢n justa y felizmente recordados y celebrados. Lo que no ha impedido, claro, que desde hace ya varias d¨¦cadas, la exhumaci¨®n literaria de pre-textos y cuadernos de juventud se haya convertido casi en un deporte ol¨ªmpico para familias, viudas, albaceas, editores y lectores.
El caso de Jorge Luis Borges -el caso de estos textos 'de juventud' y no tanto, ordenados cronol¨®gicamente en dos vol¨²menes y que incluyen art¨ªculos period¨ªsticos, relatos, poes¨ªas, cartas, traducciones, encuestas, entrevistas, cr¨ªtica de cine y de libros, y un miscel¨¢nico etc¨¦tera publicado originalmente en revistas y peri¨®dicos espa?oles- es, por una vez, diferente, atendible y necesario. En estos Textos recobrados de Borges -que no aparecen en sus Obras completas- no s¨®lo asistimos a la educaci¨®n de un artista a partir del an¨¢lisis de amores y odios, sino, acaso lo que sea m¨¢s interesante, al proceso que va de un joven Borges aprendiz de hechicero a un Borges maduro que ya comienza a sentirse mago magistral y, lo m¨¢s importante, tan feliz como resignado personaje de s¨ª mismo disfrutando y padeciendo los pros y las contras del adjetivo borgiano.
TEXTOS RECOBRADOS 1919-1929
Jorge Luis Borges Edici¨®n al cuidado de Sara Luis del Carril. Emec¨¦. Barcelona, 2002 462 paginas. 19,25 euros
TEXTOS RECOBRADOS 1931-1955
Jorge Luis Borges Edici¨®n al cuidado de Sara Luis del Carril y Mercedes Rubio de Zocchi Emec¨¦. Barcelona, 2002 405 p¨¢ginas. 19,25 euros
Le¨ªdos como mapa biogr¨¢fico ¨ªndice enciclop¨¦dico, la lectura de estos Textos recobrados es fascinante: el primer tomo nos muestra al Borges ultra¨ªsta, con simpat¨ªas bolcheviques, turista inici¨¢tico en Madrid y poeta en cualquier parte. Es tambi¨¦n alguien a quien el Borges que ordena una breve autobiograf¨ªa en 1970 para la revista The New Yorker recuerda como capaz 'de una productividad que me asombra ahora' y con cuya obra siente 's¨®lo una remota relaci¨®n'. Lo que no impide, que el Borges futuro, el que vendr¨¢ -como en el c¨¦lebre relato- ya se vislumbre en casi cualquier p¨¢gina conversando con su doble juvenil. ?ste es el caso del breve y desopilante Lo cacharon en Cacheuta donde ya aparece el bestial desprecio clasista del que har¨ªa gala junto a Bioy Casares bajo el nombre de guerra de Bustos Domecq, o en las primeras de las numerosas aproximaciones rimadas con paso de fl?neur a una Buenos Aires que puede parecerle antiguo laberinto en ruinas o metr¨®poli ut¨®pica seg¨²n el humor y las ganas de caminar de este o de aquel d¨ªa.
El segundo tomo muestra ya al bibliotecario casi ciego que ha cruzado la l¨ªnea que separa al talento de la genialidad -entre 1931 y 1955 publica Historia universal de la infamia, Ficciones, El Aleph- y est¨¢ a punto de convertirse en icono de renombre internacional. Es, tambi¨¦n, el Borges ya inescapablemente prisionero de s¨ª mismo y de la l¨®gica arbitrariedad de sus pasiones que le permiten tanto no entender la obvia grandeza de un filme como King Kong ('un mono de catorce metros de altura -algunos entusiastas dicen que quince- es evidentemente encantador, pero tal vez no basta. No es un mono jugoso; es un reseco y polvoriento artificio de movimientos esquinados y torpes', condena) como acorralar a todo el g¨¦nero policial en seis perfectas y arbitrarias leyes, perderse y encontrarse en un ensayo sobre la cuarta dimensi¨®n, o pasar sin esfuerzo de un an¨¢lisis de las pesadillas en Kafka a la disecci¨®n exquisita de una traducci¨®n al ingl¨¦s de la lingua gaucha en Don Segundo Sombra, de Ricardo G¨¹iraldes.
Borges, como un agujero negro, pare-
ce dispuesto a devorar toda la luz para iluminarnos; por lo que la lectura de estas p¨¢ginas -se recomienda un consumo pausado, sin apuro- puede llegar a resultar avasallador, peligroso, y tan encandilante como el de asomarse al ojo de la cerradura de un Aleph o mantener una conversaci¨®n despareja con una computadora fam¨¦lica que todo lo sabe y que, aquello que no sabe, lo intuye. Informativa e inform¨¢ticamente hablando, estos Textos recobrados equivalen -ya desde su t¨ªtulo- a aquellos viejos y casi olvidados files que de improviso se recuperan, tanto tiempo despu¨¦s, en el disco duro de un ordenador desordenado. Imprescindibles -o cuando menos interesantes y reveladoras- piezas sueltas de un puzle que se armaba en otra parte, bocetos en papel de lo que m¨¢s tarde ser¨ªa elevado a las c¨²pulas de las catedrales, teor¨ªas detr¨¢s de la pr¨¢ctica, base de datos. Otro Borges. Un Borges m¨¢s dentro del mismo Borges de siempre. Un Borges jugoso. Lo que no es poco.
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