Aquellos codazos por la foto con Tarradellas

Josep Tarradellas era desde 1954 presidente de la Generalitat de Catalu?a. Hasta las v¨ªsperas democr¨¢ticas -a mediados de la d¨¦cada de 1970- era unperfecto desconocido. Pero el 23 de octubre de aquel a?o, cuando lleg¨® a Catalu?a, hubo codazos por salir al balc¨®n de la plaza de Sant Jaume ante el entusiasmo popular por lo que su figura representaba. El decreto que reinstaur¨® precisamente la Generalitat cumpli¨® el pasado domingo 25 a?os. Y ayer la efem¨¦ride fue celebrada por los partidos pol¨ªticos catalanes.

Quien record¨® los codazos fue Carles Sent¨ªs, entonces cabeza de lista de la Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico (UCD), queayer abri¨® el turno de intervenciones en un sal¨®n de Sant Jordi vestido de gala para la ocasi¨®n. Sent¨ªs fue uno de los art¨ªfices del regreso de Tarradellas y, como buen dirigente pol¨ªtico, de los que debi¨® pugnar el 23 de octubre por salir en la foto del poblado balc¨®n.

Sent¨ªs, junto con Jordi Pujol, fue el ¨²nico superviviente de la foto que ayer tom¨® la palabra desde la tribuna. Los dem¨¢s oradores eran relativamente nuevos. Joan Saura, de Iniciativa Verds, sucedi¨® en el uso de la palabra a Sent¨ªs y entre recuerdos a la clase obrera y proyectos sostenibles de futuro tuvo unas palabras para la Iglesia y el papel que desempe?¨® en la recuperaci¨®n de las libertades. O sea, un mon¨¢rquico -Sent¨ªs- glos¨® el papel de un republicano -Tarradellas- y un ex comunista -Saura- el de la Iglesia que acog¨ªa a los democr¨¢tas en sus templos. Pero a partir de aqu¨ª todo fue m¨¢s previsible.

El primer secretario de Esquerra Republicana, Josep Llu¨ªs Carod, fue el primero en subrayar que 'Catalu?a no es s¨®lo una comunidad aut¨®noma; es un naci¨®n'. 'No somos fruto de un invento de una larga madrugada, de una noche madrile?a cualquiera', asegur¨® Carod. 'No hemos tenido que inventar un himno; ni una bandera ni ponerle nombre a una instituci¨®n', agreg¨® el dirigente republicano.

Con menos trascendencia, el presidente del PP catal¨¢n, Alberto Fern¨¢ndez, se apresur¨® a destacar como rasgos positivo el consenso entre los partidos catalanes y el pragmatismo y la fidelidad de que hizo gala el presidente Tarradellas.

El l¨ªder socialista, Pasqual Maragall, alab¨®, al igual que Alberto Fern¨¢ndez, el papel de Adolfo Su¨¢rez y fue el primero en aplaudir el protagonismo moderador del Rey. Pero Maragall convirti¨® la parte final de su mensaje en un memorial de lo que el Gobierno de la Generalitat se ha dejado en el tintero y acab¨® haciendo votos por la recuperaci¨®n del esp¨ªritu de Solidaritat Catalana o la Assemblea de Catalunya. 'La recuperaci¨®n de esa cultura pol¨ªtica es lo que necesitamos', dijo.

Jordi Pujol se mordi¨® la lengua para no responder a Maragall sobre la estrategia negociadora. Ayer no tocaba. Pero quiso dejar claro que Tarradellas era m¨¢s que un catalanista 'un nacionalista que ven¨ªa de colectivos como La Fal? y L'Intransigent'. El presidente catal¨¢n subray¨®, 'sin querer ofender a ninguna comunidad aut¨®noma', que ¨¦l era un continuador, el n¨²mero 116 de una instituci¨®n inaugurada a mediados del siglo XIV por el obispo de Girona Berenguer de Cru?lles. Una instituci¨®n que se mantuvo entre 1954 y su recuperaci¨®n en 1977 gracias a lo que el presidente del Parlament, Joan Rigol, calific¨® de 'tozudez de Josep Tarradellas'.