Una, grande y libre
Homenaje a la bandera. No es la m¨ªa. Soy de otro pa¨ªs, de otra bandera que me sent¨ª abocado a defender cuando los 'nacionales' nos bombardeaban. Ganaron, pusieron esta bandera, la marcha real, y respet¨¦ sus signos: pas¨¦ a la clandestinidad. Respetaba y saludaba la bandera marroqu¨ª cuando viv¨ª all¨ª y las de los pa¨ªses en que he estado, y no eran tampoco las m¨ªas. En Francia estaba mejor: la de la revoluci¨®n de la que quedan migajas por el mundo: pocas, pero alimentan. Y la Marsellesa era m¨ªa. En Odessa me puse firmes el d¨ªa en que me sorprendi¨® el momento de izar la roja, con la hoz y el martillo, junto a las escaleras del Potemkin: algo m¨ªo hab¨ªa, y tambi¨¦n ha dejado migajas, como me conmueven las rojinegras de la CNT.
No soy hombre de banderas ni emblemas, ni marchas o uniformes, pero respeto a los dem¨¢s: en Catalu?a o en Vasconia. Hasta en Madrid, pese a la risa que da este pa¨ªs -salvo Chamber¨ª-, con la que me siento pr¨®ximo por el morado de los comuneros y de la Rep¨²blica. Nada serio. Esta bandera enorme ha costado millones, hecha con vela de barco para que recoja bien el viento y conjugue el verbo tremolar, con un m¨¢stil que hubo que montar en trozos, en la plaza del Descubrimiento -de la Hispanidad, digamos-, la orden¨® Aznar y le describe. Pero pas¨® un a?o el lienzo solitario, y ahora ha creado el culto. Militar, naturalmente. Fueron marineros quienes la izaron, generales quienes la saludaron: y ninguno m¨¢s erguido, m¨¢s alta la cabeza, que Trillo, ministro de Defensa civil, pero tambi¨¦n de profesi¨®n militar. Y el alcalde, con su vara, que es una espada civil de cuando a los villanos no les dejaban llevar armas (hay quien dice que es un s¨ªmbolo f¨¢lico, pero en la mano de Manzano no luce). Y trompetas, y clarines y atambores. En fin, puro franquismo. No s¨¦ si es pura nostalgia, o vieja educaci¨®n, o tambi¨¦n es uno de los actos de caudillismo que tanto le gustan. Ser¨ªa terrible que le pasara lo que a algunos j¨®venes que conozco que viven la nostalgia de no haber vivido la guerra civil, en uno u otro lado.
Todav¨ªa le queda tiempo para una que se va olfateando. Puede que sea tambi¨¦n un caso de buchismo, con perd¨®n, que no quiere vivir sin las guerras de pap¨¢. Bueno, si paso un mi¨¦rcoles del mes por all¨ª, procurar¨¦ apartarme; si no puedo, saludar¨¦. He saludado cruces gamadas, y flechas en haz, y fascios y littores romanos. Todo ha ca¨ªdo, cambiado. Yo, no.
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