La elegancia del equilibrio
Quiz¨¢ el lanzamiento hace pocos meses del antiguo texto in¨¦dito de Ana Mar¨ªa Moix 24 horas de la 'gauche divine' por parte de la editorial Lumen ha dado mejores resultados de los previstos -justo cuando se jubilaba de la empresa su amiga y antigua editora, Esther Tusquets, que lo recuper¨® casi olvidado al limpiar los cajones de su despacho-, lo que ha permitido a dicha editorial no tanto lanzar ahora un nuevo libro con 10 relatos in¨¦ditos de la escritora, sino hacerlo de manera m¨¢s global, pues lo ha inscrito en la nueva edici¨®n de la totalidad de su obra narrativa, compuesta, bajo el t¨ªtulo de Biblioteca Ana Mar¨ªa Moix, de sus tres novelas y otros tantos libros de relatos que la escritora ha publicado, con alternativas e interrupciones, a lo largo de los m¨¢s de los treinta a?os de su anfractuosa carrera. Carrera que se inici¨® en 1968, cuando la joven escritora (Barcelona, 1947) fue incluida por el cr¨ªtico Jos¨¦ Mar¨ªa Castellet entre la coqueluche -los m¨¢s j¨®venes- de los 'Nueve nov¨ªsimos', la gran antolog¨ªa po¨¦tica que instaur¨® de manera bastante provocativa y espectacular una nueva poes¨ªa joven que se alz¨® contra la social, realista y comprometida que se hab¨ªa impuesto lenta y trabajosamente a lo largo de la dura primera posguerra espa?ola.
DE MI VIDA REAL NADA S?
Ana Mar¨ªa Moix Lumen. Barcelona, 2002 144 p¨¢ginas. 16 euros
En realidad, dentro de esa rebeli¨®n juvenil y generacional que impuso una escritura m¨¢s cosmopolita, culturalista y rabiosamente individualista - influida por la rebeli¨®n pop brit¨¢nica, el sesentayocho franc¨¦s y los movimientos norteamericanos j¨®venes del momento, el nombre de Ana Mar¨ªa Moix se presentaba como el de la gran esperanza blanca de las letras espa?olas del momento. Pues se trat¨®, desde luego, de una irrupci¨®n fulminante, con el lanzamiento en cuatro a?os (de 1969 a 1972) y apenas llegada a la mayor¨ªa de edad, de tres libros de poes¨ªa -Baladas del dulce Jim, Call me stone y No time for flowers, reunidos despu¨¦s en A imagen y semejanza-, dos novelas importantes, Julia y Walter ?por qu¨¦ te fuiste?, y de un libro de relatos, Ese chico pelirrojo a quien veo cada d¨ªa, todo lo cual caus¨® cierta sensaci¨®n en el mundo de la literatura juvenil de los a?os setenta, en la que abr¨ªa horizontes insospechados. Adem¨¢s, Ana Mar¨ªa era la hermana peque?a de otro joven escritor, Ram¨®n (despu¨¦s 'Ram¨®n-Terenci') Moix, que estaba renovando entonces la narrativa en lengua catalana, y que finalmente se pas¨® bajo el nombre definitivo de 'Terenci Moix' a la novela en castellano, donde se ha convertido en uno de los narradores de mayor ¨¦xito p¨²blico de los ¨²ltimos a?os, lo que a?ad¨ªa bastante morbo al caso.
Pero la joven (la llamaban
'la nena', no sin ternura, iron¨ªa y respeto) Moix se abri¨® por su parte, al comp¨¢s de su relativo ¨¦xito, a los trabajos period¨ªsticos, a las entrevistas, los reportajes y libros de viaje, y sobre todo a las traducciones (Beckett, Duras y Nothomb m¨¢s recientemente), para poder imponer su carrera independiente. As¨ª se interrumpi¨® en cierta manera una carrera tan fulgurante, que se dispers¨® y ralentiz¨® en demas¨ªa, aun conservando su calidad, pues desde entonces s¨®lo ha publicado una novela m¨¢s -aunque biogr¨¢fica-, Vals negro, y dos libros de relatos, Las virtudes peligrosas y este nuevo, De mi vida real nada s¨¦, siendo la primera una de sus mejores obras, al lado de la inicial Julia, uno de esos libros que marcan las diferencias generacionales con marca indeleble (?qu¨¦ diferencia con las que le han sucedido!). De todas formas, estos ¨²ltimos 10 relatos indican la densidad, discreci¨®n y elegancia de una narradora que ya est¨¢ en la cumbre de su equilibrio y madurez, que ya ha sabido arrancarse de su espontaneidad vanguardista juvenil para llegar a una reflexiva madurez que la enriquece de manera bastante total.
Desde el primer cuento del peque?o volumen -que la da la vuelta a 'la metamorfosis', pues es una cucaracha la que engendra al Kafka que escribe su historia- se instala el asombro en el sorprendido lector, que puede subir de punto en el segundo, Ronda de noche (para mi el mejor de todos) y se sume en la negrura mortal del tercero Un ¨¢rbol en el jard¨ªn, donde ya aparece de manera casi total la inspiraci¨®n de esta ¨²ltima etapa de la escritora, el doble pensamiento de la muerte y el suicidio, que culminar¨¢, dentro de un juego no por metaliterario menos mortal, en el pen¨²ltimo, titulado Autobiograf¨ªa mortal, tambi¨¦n una pieza bastante considerable. Tambi¨¦n encontraremos aqu¨ª sentido del humor (un cuento de f¨²tbol moral, Un d¨ªa, de repente, sucede, el colmo), casos psiqui¨¢tricos (Amor de relojer¨ªa), de hipocres¨ªa social (Un poco de pasi¨®n), de desencuentro ling¨¹¨ªstico-amoroso (Las letras de la pasi¨®n) y una novela corta que a trav¨¦s de un viaje tur¨ªstico desemboca en una divertida s¨¢tira social (Mu?ecos son). Pero todo est¨¢ aqu¨ª descrito con minucia casi proustiana, con acentos l¨ªricos, reflexivos y a veces hasta benetianos, sin explosiones innecesarias, con iron¨ªa meditativa y cierto juego literario siempre. Ana Mar¨ªa est¨¢ triste, desde luego, y nos dice por qu¨¦: por el paso del tiempo, los desencuentros amorosos y la progresiva presencia de la muerte, y, adem¨¢s, dice que porque 'de mi vida real nada s¨¦'. ?No les basta?
Francisco Ayala dec¨ªa que el paso de un escritor por las vanguardias de su tiempo siempre le enriquece pues as¨ª adquiere un mayor dominio de la literatura y de sus t¨¦cnicas expresivas. Los principios -experimentales y bastante vanguardistas- de Ana Mar¨ªa Moix le han permitido descansar ahora en el posible ox¨ªmoron de una madurez a la que todav¨ªa no quisiera parecerse del todo, pero ¨¦sa es la ley de una vida todav¨ªa joven que tiene que resignarse a sacar sus conclusiones.
Toda una biblioteca
QUIZ? ANA MAR?A MOIX sea todav¨ªa demasiado joven -apenas traspasados los cincuenta- para ser objeto de toda una Biblioteca que lleve su nombre, sobre todo si tenemos en cuenta que su obra narrativa tampoco pesa en volumen demasiado. Quiz¨¢ por ello tambi¨¦n, su editor ha elegido las hermosas portadas de la colecci¨®n en el Museo del Juguete de Figueras, que es vecino del Teatro-Museo de Salvador Dal¨ª, aunque en m¨¢s peque?ito, menos espectacular pero con mayor historia y realidad, pues mezcla la alegr¨ªa y la tristeza a la vez: son juguetes para convertir el sue?o en memoria, no para jugar, y que intentan retener la alegr¨ªa que alguna vez llevaron dentro, qu¨¦ tristeza de cart¨®n piedra. Como la obra que ilustran, que va de la alegr¨ªa juvenil y torrencial de Julia (1970) hasta los monigotes tur¨ªsticos de De mi vida real nada s¨¦ (2002); pero la muerte (de otro hermano) ya estaba presente en Julia, que la combati¨® desdobl¨¢ndose en Julita; aunque engrandeci¨® a Walter ?por qu¨¦ te fuiste? (1973) para seguir huyendo de una juventud peligrosa, que desemboc¨® en sus propias ruinas. El humor enriqueci¨® Ese chico pelirrojo a quien veo cada d¨ªa (1971) y la solemnidad mitific¨® mucho tiempo despu¨¦s los relatos de Las virtudes peligrosas (1985). Pero con Vals Negro (1994) experiment¨® con la biograf¨ªa de la emperatriz Sissi y volvi¨® de nuevo a otra cumbre, bien documentada y revuelta como se debe. Y por cierto, si se trata de una 'biblioteca' propiamente dicha, ?por qu¨¦ no se completa a?adiendo su agotad¨ªsima poes¨ªa?
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