Osasuna desmonta al Bar?a
El equipo navarro alcanza un merecido empate en un Camp Nou presa del nerviosismo
Osasuna desmont¨® el mecano de Van Gaal y dej¨® al Camp Nou pasando el rosario. Al Barcelona invicto en la Copa de Europa ya le pueden equipos espa?oles de todos los pelajes y en circunstancias diferentes. A los azulgrana le han pillado tanto el truco que ayer pareci¨® que sumaba un punto y no que descontara dos. Tal como est¨¢ el campeonato, reci¨¦n iniciado, el empate no ser¨ªa ninguna calamidad si no se hubiera presentado el encuentro como el del despegue barcelonista. Ocurri¨® que Osasuna le puso una camisa de fuerza y le oblig¨® a defenderse m¨¢s que a atacar. Inc¨®modo como se sinti¨® el Bar?a desde el arranque, no supo corregir la contienda como ya es costumbre en el entrenador y alcanz¨® el final de mala manera, con la hinchada malhumorada y cansada, sobre todo porque el choque tuvo una gran carga ambiental por cuanto suced¨ªa en Chamart¨ªn y en contrapartida no pasaba en el estadio. Ni Riquelme pudo acabar con el mal rato. Van Gaal se mostr¨® err¨¢tico con los cambios y Osasuna se fue del estadio tan pancho porque siempre tuvo el partido a buen recaudo.
BARCELONA 2| OSASUNA 2
Barcelona: V¨ªctor Vald¨¦s; Puyol, Frank de Boer, Fernando Navarro; Mendieta, Xavi (Riquelme, m. 45), Cocu, Motta (Gabri, m. 70); Saviola (Gerard, m. 74), Luis Enrique; y Kluivert. Osasuna: Sanzol; Mateo, Cruchaga, Josetxo; Pu?al, Iv¨¢n Rosado (Mu?oz, m. 90), Pablo Garc¨ªa, Antonio L¨®pez; Rivero (Alfredo, m. 86), Pipa Gancedo; y Aloisi (De Carlos, m. 88). Goles: 0-1. M. 1. Iv¨¢n Rosado penetra por la izquierda, centra el punto de penalti, Cocu rechaza mal en pugna con Aloisi y Rivero remacha. 1-1. M.39. Motta remata con la zurda a la entrada del ¨¢rea un bal¨®n rechazado por partida doble despu¨¦s de un centro de Mendieta. 1-2. M.45. Iv¨¢n Rosado centra, la pelota rebota en Fernando Navarro y Gancedo cabecea a la red. 2-2. M. 47. Motta saca una falta desde la derecha con la izquierda y Kluivert cabecea entrando desde atr¨¢s. ?rbitro: Carmona M¨¦ndez, extremo. Mostr¨® la tarjeta amarilla a Josetxo, Frank de Boer, Iv¨¢n Rosado, Cruchaga, Gabri, Mendieta y Pablo Garc¨ªa. Camp Nou. 75.000 espectadores.
Y a Saviola, que ya no sabe si ataca o defiende, le sali¨® un remate que no era un centro ni un tiro
Quiz¨¢ para disimular que era el equipo m¨¢s goleado, Osasuna atac¨® el Camp Nou nada m¨¢s llegar a Barcelona con la entereza propia de un hincha navarro y el toque de juego de los mexicanos que tan bien conoce su t¨¦cnico Javier Aguirre. Vestido de blanco, el plantel rojillo fue a por el partido como si fuera el l¨ªder y no un candidato a colista. El temor a quedar rezagado le llev¨® a disputarle la victoria al Barcelona en su propio feudo con un f¨²tbol precioso, presidido por la generosidad f¨ªsica y tambi¨¦n por el buen criterio futbol¨ªstico, siempre discutido en los equipos peque?os. Ocup¨® la cancha de manera tan racional que m¨¢s que replegarse se despleg¨®: defendi¨® fuera del ¨¢rea, se agrup¨® en el ombligo del campo y se descolg¨® desde arriba hasta abajo por las bandas, dejando al Barcelona en Babia.
Hasta el marcador se pleg¨® al desafio de Osasuna, que marc¨® en la primera jugada, mal defendida como de costumbre por los azulgrana, que no atinaban a colocarse. El gol atont¨® de mala manera al Bar?a, sorprendido, superado, espantado y, sobre todo, negado. Las entradas por los flancos de Ribero y Pipa Gancedo obligaron al Barcelona a jugar con retrovisor, sin decidirse a salir o quedarse, de manera que los jugadores de banda no sab¨ªan si eran laterales o volantes, y nunca, en cualquier caso, extremos. No hab¨ªa futbolista para el que tocar ni tampoco quien tocara, tapado como qued¨® Xavi por Iv¨¢n Rosado, omnipresente de principio a fin.
El Barcelona perdi¨® el tiempo queriendo deshacer el nudo que entre Pu?al y Pablo Garc¨ªa montaron en la divisoria. Ambicioso como se hab¨ªa presentado, Osasuna estuvo siempre metido en la refriega, con y sin ventaja en el marcador, estando ausente o presente Riquelme, m¨¢s que nada porque a falta de extremos jug¨® tan abierto que pareci¨® como si los tuviera. Tocando y combinando, Osasuna fue m¨¢s equipo que Barcelona, demasiado mecanizado, incapaz de afrontar un planteamiento inesperado. Ya viene ocurriendo con una cierta insistencia. A la que el equipo azulgrana se pone 1-0 se le ven todas las virtudes con la misma crueldad que con el 0-1 se le aprecian todos sus defectos. Presa de la ansiedad, fuera de sitio por los nervios, al Barcelona no le vali¨® siquiera atrapar al adversario e igualar el encuentro a tiempo.
De la misma manera que concedi¨® dos goles que a los entrenadores les ponen de muy mala leche, por ser el primero en el minuto 1 y el segundo en el 45, anot¨® otros dos que parecieron que ni regalados por su valor psicol¨®gico: uno, un tanto barroco en un remate de Motta cuando la hinchada ya la hab¨ªa emprendido con Frank de Boer y el otro, estupendo, en una falta que Kluivert cabece¨® como un ariete de los grandes. Entonces, sin embargo, en una y otra ocasi¨®n, le pudo la prisa. Le falt¨® cabeza al equipo y tambi¨¦n al entrenador, que retir¨® a Xavi para dar entrada a Riquelme y despu¨¦s sacrific¨® a Saviola, en una decisi¨®n que expres¨® que a la hora de retocar la alineaci¨®n el entrenador va por un lado y la afici¨®n por otro.
Privado de Xavi, el Barcelona tuvo menos ocasiones incluso que Osasuna, que por lo menos remat¨® al palo en una jugada de Pipa Gancedo que se cant¨® como gol por tres veces. La clarividencia de Osasuna triunf¨® frente al barroquismo del Barcelona, falto de juego por bandas, empe?ado en embestir como un buey, penado por la falta de un tercer futbolista en cada jugada. Riquelme s¨®lo hizo una jugada, aunque bien vali¨® la pena: gener¨® un espacio precioso para Saviola en un pase al hueco, pero al pibitio, que ya no sabe si ataca o defiende, le sali¨® un remate que no era ni un centro ni un tiro.
M¨¢s que las jugadas de ataque, al Barcelona le perdieron las concesiones defensivas de cada partido. Incluso el colegiado, que estuvo mal por ambos bandos, le perdon¨® la segunda tarjeta a Frank de Boer despu¨¦s de haberse excedido al mostrarle la primera, un detalle que sigue dejando en mal lugar a los ¨¢rbitros. La actuaci¨®n del central holand¨¦s expres¨® la aceleraci¨®n con la que jug¨® el Barcelona, demasiado lento, poco profundo, sin ritmo, poca cosa para tumbar a un rival atrevido, fuerte y valiente y ordenado, que nunca le dio un respiro. Por muchas vueltas que le dio, el Bar?a nunca encontr¨® la manera de resolver un partido que s¨®lo el resultado asegura que Osasuna no gan¨®.
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