Estadistas y pol¨ªticos
La diferencia entre pol¨ªticos y estadistas es que, mientras los primeros piensan en la pr¨®xima elecci¨®n, la preocupaci¨®n de los segundos es la pr¨®xima generaci¨®n. Cualquiera que haya escuchado o le¨ªdo el discurso pronunciado el pasado martes por Tony Blair en el congreso anual del Partido Laborista no tendr¨¢ ninguna dificultad en calificar a cu¨¢l de las dos categor¨ªas pertenece el primer ministro brit¨¢nico. No fue su oratoria, magn¨ªfica, ni su dicci¨®n, impecable, lo que puso en pie a una audiencia dif¨ªcil que, justo el d¨ªa anterior, hab¨ªa derrotado una propuesta de su Gobierno sobre la financiaci¨®n privada de los servicios p¨²blicos. Lo que provoc¨® el entusiasmo de los delegados al congreso -que, contrariamente a lo que ocurre en Espa?a, participan poco del pensamiento ¨²nico de sus l¨ªderes-, fue la visi¨®n de futuro desarrollada por Blair a lo largo de su intervenci¨®n y que resume de forma contundente el lema elegido para el discurso: 'Cuanto m¨¢s audaces, mejores'.
Y la audacia para Blair consiste en promover toda clase de iniciativas radicales desde un Gobierno socialdem¨®crata situado en el centro del espectro pol¨ªtico, no en forzar un giro de la socialdemocracia hacia la izquierda. 'La alternativa es la autodestrucci¨®n. El espejismo de que un Gobierno de centro-izquierda puede ser sustituido por otro m¨¢s a la izquierda siempre ha tenido y tendr¨¢ el mismo resultado: la elecci¨®n de un Gobierno conservador'. Blair expuso la paradoja de un mundo como el del siglo XXI, en el que 'nuestras necesidades nos hacen cada vez m¨¢s interdependientes al tiempo que nuestras actitudes son cada vez m¨¢s individualistas'. La globalizaci¨®n pr¨¢cticamente ha borrado los matices entre pol¨ªticas dom¨¦stica y exterior. La recesi¨®n econ¨®mica, acelerada por los atentados terroristas del 11 de septiembre, ha supuesto una amenaza real para los fondos de pensiones de los trabajadores brit¨¢nicos (y no brit¨¢nicos). Los gobiernos pueden optar por la pol¨ªtica del avestruz o intentar hacer frente a los problemas en asociaci¨®n con otros pa¨ªses. Blair respondi¨® al planteamiento simplista de Bush -o conmigo o contra m¨ª- con la receta de que 'la asociaci¨®n es el mejor ant¨ªdoto contra el unilateralismo'.
Y, naturalmente, sin caer en el antiamericanismo barato tan de moda en el resto del continente, porque 'los valores b¨¢sicos de Estados Unidos (democracia, libertad, tolerancia y justicia) son tambi¨¦n los valores brit¨¢nicos y europeos'. 'No pretendo convertir a Gran Breta?a en el 51? Estado de nadie'. Pero, si Sadam Husein no cumple (las resoluciones de la ONU) y no actuamos, entonces no ser¨¢ la autoridad de Estados Unidos o del Reino Unido la que se habr¨¢ destruido, sino la de las Naciones Unidas. Y, naturalmente, las resoluciones internacionales sobre Oriente Pr¨®ximo deben cumplirse tambi¨¦n, 'pero no s¨®lo por Israel, sino por el resto de las partes'. Blair abog¨® por el establecimiento de coaliciones no s¨®lo para utilizar la fuerza contra el mal, si fuera necesaria, 'sino para combatir la pobreza, la ignorancia y la enfermedad en el mundo'. En cuanto a Europa, y sin la m¨¢s m¨ªnima concesi¨®n a la galer¨ªa, Blair no dej¨® dudas sobre su intenci¨®n de integrar al Reino Unido en la eurozona. 'La moneda ¨²nica es un hecho. El euro no s¨®lo afecta a nuestra econom¨ªa, sino a nuestro destino. Si se cumplen los requisitos, no hay duda de que nos uniremos'.
Su visi¨®n futura sobre los servicios sociales no puede ser m¨¢s radical. Hay que individualizar esos servicios para que est¨¦n m¨¢s cerca del ciudadano, y para ello las f¨®rmulas en vigor desde hace m¨¢s de cincuenta a?os no sirven. El Estado del bienestar, la gran conquista de la socialdemocracia, tiene que modernizarse y reformarse para responder a las demandas actuales del individuo, 'que quiere un Gobierno que le d¨¦ m¨¢s poder, no que lo controle'. 'Hay que sustituir el Gran Estado por el Estado posibilista, basado en una asociaci¨®n de derechos y responsabilidades'. Hace diez a?os, los brit¨¢nicos se preguntaban si el laborismo volver¨ªa alguna vez a gobernar. La pregunta ahora es si lo har¨¢n los conservadores.
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