Muertos imaginarios

La trayectoria de Miguel ?ngel Campano (Madrid, 1948) lleva camino de convertirse en una de las m¨¢s consistentes entre las de los pintores de su generaci¨®n. A lo largo de ya m¨¢s de treinta a?os de exposiciones, ha explorado la tradici¨®n de la vanguardia y la tradici¨®n en general, ha descrito giros, pegado saltos y propiciado regresos. Entretanto ha ido desarrollando una particular manera de hacer, dominada por la expresi¨®n inmediata y por una intensidad extrema en sus manchas y sus trazos, una manifestaci¨®n de energ¨ªa que siempre hace pensar, a la vista de cada una de sus obras, que all¨ª, realmente, ha pasado algo.

En esta ocasi¨®n nos encontramos con un conjunto de lienzos (acompa?ados de aguafuertes) realizados con ocasi¨®n de una estancia en la India. Trat¨¢ndose de un artista como Campano, un pintor perteneciente a esa clase de gentes que sol¨ªan llamarse hombres (o mujeres) de esp¨ªritu, esa visita no pod¨ªa sino dejarle una huella profunda.

Las pinturas que presenta son unas piezas uniformemente rectangulares cuyo soporte son unas telas (lungees) hind¨²es cuyos colores var¨ªan con las castas, y que se emplean no s¨®lo como vestido para los vivos, sino como sudarios en los funerales. Campano se sirve de sus regulares tramas geom¨¦tricas como fondo sobre el que articular sus propios entramados.

En cuanto que sudarios, lo inscrito en ellos cobra el car¨¢cter metaf¨®rico de impronta indicial, de rastro de una vida pret¨¦rita en forma de marca del cuerpo inane. Lo que Campano propone, unas veces en t¨¦rminos ir¨®nicamente geom¨¦tricos y otras a trav¨¦s de gruesas y poderosas l¨ªneas enrevesadas y sinuosas, es una especie de interpretaci¨®n p¨®stuma de los residuos de unas vidas imaginarias. Algunas parecen haber sido dram¨¢ticas, tristes o fragmentarias. Otras m¨¢s serenas. Pero todas merecen inter¨¦s. Y todas caben, como las nuestras, dentro de los l¨ªmites de un sencillo rect¨¢ngulo.