Academias de ingl¨¦s
Con gran espanto hemos le¨ªdo algunos art¨ªculos sobre las crisis de las academias de ingl¨¦sque a?aden una pizca m¨¢s de amargura en el consabido y tenebroso tema de Opening. De lunes a viernes trabajamos entre 10 y 12 horas al d¨ªa dirigiendo un centro de idiomas en Valencia que funciona desde 1987. Esre centro no est¨¢ en crisis. Trabajamos en equipo para sacar adelante los pedidos, cumpliendo con unos compromisos de seriedad, honradez y calidad.
Por eso que nos gustar¨ªa recordar que la mayor¨ªa de los centros presenciales hemos sido tambi¨¦n v¨ªctimas inocentes del fen¨®meno Opening, puesto que nuestros cursos presenciales con un profesor real, en una clase real, con un horario que se cumple, conllevan unos costes infinitamente mayores que los del suministro el¨¦ctrico y el desgaste de unos cuantos ordenadores.
Pero Opening ha sabido jugar con el efecto impactante de la promesa dorada, ha sabido vender lo que m¨¢s necesita la gente: sue?os Una especie de Pague como quiera. Venga cuando quiera. M¨¢s sencillo imposible. Pero como bien reza el refranero espa?ol no hay duros a cuatro pesetas. Los alumnos pod¨ªan acudir a los centros Opening en un horario determinado, ciertamente amplio, para estudiar frente al ordenador, pero para acceder a la clase con un profesor presencial, ten¨ªan que apuntarse en 'unas listas tan largas como un d¨ªa sin pan'.
La brillante pol¨ªtica de comerciales agresivos como perros de presa, amparados por una publicidad martilleante, ha logrado matricular y matricular miles de personas en Opening, derivando a muchos alumnos desde nuestros centros hacia la quimera de aprender definitivamente ingl¨¦s con un sistema milagroso.
Y ahora, adem¨¢s del desgaste que nos produce las largas jornadas de trabajo creando nuevos servicios y mejorando la calidad de los existentes, se a?aden las preocupaciones por seguir manteniendo los salarios y los puestos de trabajo de una plantilla de profesionales comprometidos con la ense?anza.
Nos despedimos dejando en el aire una pregunta a la que, desafortunadamente, estamos intentando contestar sin ¨¦xito: ?por qu¨¦ hemos de seguir pagando por los errores de una empresa que no es la nuestra?.
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