Matalafers
La reiteraci¨®n en generar iniciativas empresariales en un mar que se mostraba enteramente en calma suscita recelos e incomprensi¨®n. Desde hace unos meses y ahora con m¨¢s insistencia, resuena la creaci¨®n de un grupo de presi¨®n a cargo de los valencianos que viven y act¨²an en Madrid. El tema no es nuevo y recuerda a un conocido grupo de empresarios de abolengo que se dirigi¨® hace dos d¨¦cadas hacia la capital de Espa?a para promover la construcci¨®n de la Torre de Valencia en Madrid, edificio cuya silueta hab¨ªa de representar la defensa de los intereses econ¨®micos valencianos en la Villa y Corte. Tampoco es extra?a la vinculaci¨®n a esta iniciativa de Fernando Villalonga, ex consejero de Educaci¨®n y Cultura y ahora presidente de la Fundaci¨®n Telef¨®nica, porque la familia Villalonga, desde la ¨¦poca de su abuelo Ignacio Villalonga Villalba, se ha distinguido por ejercer a su manera el papel de defensa de lo valenciano en la capital del Estado. Este desembarco de las huestes valencianas en los aleda?os del poder, pasa por dos v¨ªas y dos concepciones. Una v¨ªa es la que se dirige hacia Catalu?a por Barcelona y la otra se dirige directamente a Madrid, aunque entre los dos principales n¨²cleos de poder de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica siempre han existido pasadizos y vasos comunicantes. Rodrigo Rato y Josep Piqu¨¦ conocen las rutas y los entresijos.
La incorporaci¨®n de Ignacio Villalonga al Banco Central con sede en Madrid, supuso un intento de lanzamiento de lobby financiero, quiz¨¢s el que ha tenido m¨¢s posibilidades de influir y ha contado con prolongadas ramificaciones que llegan hasta nuestros d¨ªas.
El proyecto en la d¨¦cada de los a?os setenta del siglo XX de lograr la concesi¨®n de la Autopista del Mediterr¨¢neo para un grupo valenciano (Vicente Iborra, los hermanos Rodrigo, Joaqu¨ªn Mu?oz, Silvino Navarro, etc) fue un intento que result¨® frustrado por otro grupo financiero valenciano -Banco Central+Dragados y Construcciones- que jugaba con mejores conexiones en la sala de m¨¢quinas del poder en Madrid.
El fracaso de la corporaci¨®n financiera e industrial del Pa¨ªs Valenciano, en los albores constitucionales del Estado de las autonom¨ªas, tambi¨¦n reflej¨® que no se hab¨ªan movido correctamente las palancas de influencia y poder en el puente de mando del partido gobernante, Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico (UCD).
Y entre otras muchas vicisitudes, tras la desaparici¨®n del m¨¢s eficaz inspirador de grupos valencianos de presi¨®n, Luis Espinosa, nos encontramos con una situaci¨®n de desconcierto. Lobby por aqu¨ª, lobby por all¨¢, da la sensaci¨®n de que tanta f¨®rmula magistral har¨¢ imposible cumplir el objetivo. Todos sabemos, por experiencia, que lo que tanto se cacarea no llega a nada. Y los ciudadanos se preguntan para qu¨¦ quieren tanta sopa de letras y siglas -asociaciones, clubes, fundaciones, corporaciones y consejos-, si al final los resultados son insuficientes. Hay un refr¨¢n valenciano que nos dice que la faena de matalafer es fer i desfer, y en esa l¨ªnea se ve el esfuerzo, al margen de que todav¨ªa no se conoce un grupo de presi¨®n o lobby que act¨²e con eficacia, si sus objetivos, sus pasos y sus miembros son dados a conocer con luz y taqu¨ªgrafos. M¨¢s discreci¨®n y menos perder el tiempo.
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