Polacos todos

'Cuando un pueblo no tiene voz', dec¨ªa Stanislaw Jerzy Lec, 'eso se reconoce hasta en sus himnos'. As¨ª, junto al ofrendar nuevas glorias a Espa?a, un ejercicio de distanciamiento y por tanto de salud democr¨¢tica que los valencianos deber¨ªamos practicar cuando llegan las fiestas nacionales del 9 y del 12 de octubre es mirarnos a nosotros mismos como austroh¨²ngaros. Pero no tanto en el sentido que daba Ernest Lluch a esa expresi¨®n, sino en su acepci¨®n m¨¢s berlanguiana y surrealista que deber¨ªa completarse en la amalgama de 'polacos austroh¨²ngaros' como lo fueron el propio Lec y Mariano Rawitz.

Y es que la medalla que se ha puesto a s¨ª mismo Eduardo Zaplana, con el pretexto del 9 d'Octubre, no es que sea endog¨¢mica, si no que casi parece un ejercicio de partenog¨¦nesis; ese extra?o modo de reproducci¨®n de algunos animales y plantas, que hasta la fecha a¨²n no se hab¨ªa dado entre los vertebrados, pero que en esta innovadora ocasi¨®n ha alumbrado, en su solo parto, las figuras de Jos¨¦ Luis Olivas y de Francisco Camps. Debe ser cosa del poder valenciano, tal vez porque como tambi¨¦n dec¨ªa Lec, 'algunos nunca sueltan el tim¨®n porque siempre puede servir para otra barca'. Y si no, para algo se ha inventado el mando a distancia.

Una digresi¨®n: Lec era natural de Lw¨®w, la misma ciudad en la que naci¨® unos a?os despu¨¦s Mariano Rawitz, tip¨®grafo clave en la renovaci¨®n de las artes gr¨¢ficas durante la Rep¨²blica y la Guerra Civil, a quien Juan Manuel Bonet dedic¨® una exposici¨®n en el IVAM, acompa?ada de la edici¨®n de su autobiograf¨ªa. Lw¨®w debe ser una ciudad excelente para reflexionar sobre el nacionalismo y la historia de Europa, pues como cuenta Rawitz, alguien que hubiera nacido en 1908 y no se hubiera movido de all¨ª durante treinta a?os habr¨ªa tenido numerosos cambios de nacionalidad, ya que esta capital de una antigua provincia polaca, formaba entonces parte del Imperio Austroh¨²ngaro; en 1915, al poco de estallar la guerra europea, pasa a formar parte del Imperio Ruso, hasta que en 1916 es recuperada por los austriacos; sin embargo, en 1918 los nacionalistas ucranios la proclaman capital de Ucrania, situaci¨®n que se prolonga unos escasos meses, pues al poco tiempo fue tomada por tropas polacas. Veinte a?os despu¨¦s, con el pacto germano sovi¨¦tico, la ciudad se convirti¨® en la capital de la Ucrania Occidental Sovi¨¦tica. En 1941 tras la anexi¨®n de Polonia por el III Reich la ciudad ser¨ªa alemana y en 1945 con el final de la guerra, volvi¨® a ser incorporada a la URSS. Lec muere en Varsovia en 1966 y Rawitz, en Chile, en 1974, por lo que se han ahorrado los cambios posteriores a la acelerada disoluci¨®n del imperio sovi¨¦tico.

Lec con sus Pensamientos despeinados es un excelente ventilador mental sacudiendo la gomina del poder, frente a la que opone, al modo de Lichtenberg o Mark Twain, el asalto de la risa ante el que nada se sostiene en pie y que nos permite leer con lucidez la actualidad. Desde la oferta de Zaplana a los sindicatos ('no es un callej¨®n sin salida aquel en el que se puede dar marcha atr¨¢s'), hasta la actitud de Aznar frente a la investigaci¨®n de Bernat Soria con las c¨¦lulas madre: 'Es un hombre de ideas religiosas progresistas, est¨¢ de acuerdo con que el hombre desciende del mono, pero de los del Arca de No¨¦'. Y antes de que Raimon soltara aquello de que 'qui perd els origens, perd identitat', Lec ya hab¨ªa escrito que 'para llegar a la fuente hay que nadar contracorriente'. En fin, hoy todos polacos.