Entre el polvo y la nada
Bujaraloz, en la provincia de Zaragoza, tiene 1.015 habitantes. Ayer no estaban contentos. Tampoco molestos. M¨¢s bien perplejos. A las nueve de la ma?ana, en el bar El Tubo, en el centro de la poblaci¨®n, un grupo de parroquianos comentaba que, seg¨²n dec¨ªan los diarios y las radios, el Rey iba a ir al pueblo:
-?C¨®mo va a ser eso si nadie nos ha dicho nada? No hay colgada ni una sola banderita.
Pero s¨ª que s¨ª. Alguno lo sab¨ªa de buena fuente: que iba el Rey a inaugurar el AVE. Y por si quedaban dudas, ah¨ª estaban los visitantes perdidos por las calles, no pocos de ellos con c¨¢maras fotogr¨¢ficas y de televisi¨®n, preguntando por la estaci¨®n.
-?Qu¨¦ estaci¨®n?
-La de del tren.
-?Bujaraloz tiene tren?
El tren, modelo 350 de Talgo, alcanz¨® la velocidad prevista en el interior del t¨²nel llamado Las Hechiceras
Bujaraloz no tiene tren. Sus residentes no disponen de ese medio de transporte p¨²blico. Pero por su t¨¦rmino municipal pasar¨¢n trenes a manta y a gran velocidad. Imposible subirse a uno de ellos. Ni de co?a.
Hay un hombre que tiene la informaci¨®n completa y orienta a los forasteros, citados en la estaci¨®n imaginaria:
-S¨ª. La inauguraci¨®n ser¨¢ donde el AVE. Hay que tomar la carretera de Zaragoza. A unos 20 kil¨®metros de aqu¨ª [aqu¨ª es el centro de la poblaci¨®n] hay un letrero que pone: 'Apartadero de Bujaraloz'. Se llega a ¨¦l por una pista de tierra.
Y en efecto, tras cinco kil¨®metros de pista en la que los veh¨ªculos levantaban la mitad del polvo del mundo (dejando la otra mitad para el coche siguiente), all¨ª estaba el apartadero. Exactamente en medio de la nada. Eso s¨ª, una nada perfectamente custodiada por la Guardia Civil.
Un apartadero es, dice el diccionario de la Real Academia en su acepci¨®n quinta, 'una v¨ªa corta derivada de la principal, que sirve para apartar en ella vagones, tranv¨ªas y locomotoras'. Tranv¨ªa no se ve¨ªa ninguno. Trenes hab¨ªa dos: un Talgo convencional ('se utiliza para el barrido de las v¨ªas', explic¨® un t¨¦cnico) y el nuevo, popularmente rebautizado como Virgen del Pato porque su morro recuerda el pico de este animal.
Este ¨²ltimo era el preparado para el viaje real. Un viaje con su peque?a historia que ha provocado no pocos malentendidos de esos que sirven para llenar las tertulias radiof¨®nicas.
Desde hace algunas semanas, estaba decidido que don Juan Carlos realizara un viaje en el AVE en el que el tren alcanzar¨ªa los 350 kil¨®metros por hora. Se trataba de un trayecto de ida y vuelta entre Bujaraloz y Vallmanya (Lleida): 62 kil¨®metros en cada direcci¨®n. Lograr la velocidad punta no es algo f¨¢cil ni se puede prever con excesiva antelaci¨®n, porque es un hecho que est¨¢ asociado a factores meteorol¨®gicos y otros de car¨¢cter t¨¦cnico. Pero los primeros ensayos fueron positivos: entre el 4 y el 11 de octubre el tren circul¨® a la hasta ahora velocidad r¨¦cord: 362 kil¨®metros por hora. As¨ª que los preparativos siguieron su curso. Bien entendido: se trataba de un viaje privado. Es decir, sin c¨¢maras fotogr¨¢ficas ni otras alharacas. Adem¨¢s, el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, ten¨ªa previsto un viaje casi id¨¦ntico para ma?ana viernes. No se trataba de estimular comparaciones. Sobre todo despu¨¦s de que la boda de la hija del presidente haya sido denominada 'la de la tercera infanta'.
El car¨¢cter privado del viaje del Rey explica que no fuera informada la poblaci¨®n de Bujaraloz ni invitados los presidentes de Arag¨®n (Marcelino Iglesias) y Catalu?a (Jordi Pujol). Si ninguno de los dos estaba ayer en medio de la nada tragando polvo no era por hacerle un feo al Monarca, es que no estaba prevista su presencia.
Por motivos que ayer nadie explic¨®, a principios de semana se cambi¨® el programa y se decidieron dos cosas: incluir luz y fot¨®grafos en el viaje real y cambiar el recorrido del presidente. De los detalles deb¨ªa encargarse el Ministerio de Fomento y el Gestor de Infraestructuras Ferroviarias (GIF). No son los m¨¢s finos de un Gobierno que no destaca por su finura.
Los responsables del evento pusieron manos a la obra. Convocaron a quien tuvieron que convocar, avisaron a quien creyeron que ten¨ªan que avisar y congregaron a medio centenar de personas, al margen de las directamente relacionadas con el tren y las autoridades. S¨®lo un problema: la capacidad del vag¨®n previsto era mucho menor. La mitad, para ser exactos.
-Hasta ayer estuvimos tratando de convencer a los t¨¦cnicos de que permitieran a todos subir en el tren. Por eso hemos acreditado a tanta gente. Est¨¢bamos seguros de que al final ceder¨ªan, pero no ha habido manera.
El portavoz del GIF lamentaba con frases como ¨¦sta que la mitad de los invitados como testigos se tuvieran que quedar en tierra mientras el tren iba y volv¨ªa de Bujaraloz a Vallmanya. Su intenci¨®n era que dos docenas y media de personas fueran de pie en el tren a 350 kil¨®metros por hora, pero los t¨¦cnicos de seguridad ferroviaria se hab¨ªan negado.
-Se han empe?ado en cumplir los protocolos- refunfu?aba a modo de excusa.
Mientras, a esa misma hora, el Parlament debat¨ªa la inseguridad laboral y la siniestralidad asociada.
El tren, modelo 350 de Talgo, alcanz¨® la velocidad prevista en el interior del t¨²nel llamado Las Hechiceras. Este t¨²nel es el segundo en longitud en la l¨ªnea entre Madrid y Lleida, que entrar¨¢ en funcionamiento dentro de algunas semanas. M¨¢s adelante, en 2004 seg¨²n asegura el ministerio, el tren llegar¨¢ a Barcelona. Para aquellas fechas ya estar¨¢n listas las unidades definitivas. Las primeras que realizar¨¢n el trayecto entre Madrid y Lleida son dos Siemens que han sido alquiladas.
El ministro de Fomento estaba ayer contento: el tren tira con tanta fuerza como los precios de la vivienda. Y el viernes podr¨¢ verlo (esta vez s¨®lo desde el aire) su presidente.
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