Clementinas con la soga al cuello
Generosas y liberales a su hegem¨®nico modo, las autoridades competentes de los Estados Unidos han levantado in extremis y con severas condiciones el veto que pesaba sobre la exportaci¨®n espa?ola de clementinas. Ya se confeccionan los primeros env¨ªos y, de no terciarse alg¨²n imprevisto nefasto, desde primeros de noviembre habr¨¢ norteamericanos que se regalar¨¢n el paladar con nuestros c¨ªtricos. Es muy importante que no se pierda la preferencia y fidelidad de este mercado, aunque para ello hayan de superarse los abrumadores obst¨¢culos que lo traban y autolimitar las ventas para no espantar a la competencia ind¨ªgena con su fauna beligerante de los lobbies. El comercio ha de ser libre, ya se sabe, pero lo es sobre todo para quien puede ejercerlo a su antojo. Paciencia.
Paciencia decimos porque aqu¨ª se acaba de ganar una batalla que, todo sea dicho, parece que se ha dirimido en los t¨¦rminos adecuados, que eran los diplom¨¢ticos, para alcanzar los resultados posibles y precarios que son conocidos. Menos da una piedra, pero bueno ser¨¢ que se consolide esta cabeza de puente, que no va a dejar de sufrir un acoso permanente. Y no por las 40.000 o 50.000 toneladas que podamos exportar en estos momentos, sino por el volumen que potencialmente podr¨ªan alcanzar si no se estrangulase nuestra oferta y capacidad comercial mediante las trampas y cautelas proteccionistas que promueven los productores de ultramar. A juicio del presidente de la Asociaci¨®n Valenciana de Agricultores, Crist¨®bal Aguado, el tonelaje citado podr¨ªa llegar al mill¨®n.
Por desgracia, no es ¨¦ste el primer sobresalto complicado que ha de afrontar el sector citr¨ªcola de exportaci¨®n. Nuestra condici¨®n de pa¨ªs tercero en los albores de la Comunidad Econ¨®mica Europea (CEE) tambi¨¦n nos oblig¨® a sortear tasas compensatorias y topes que desafiaron durante a?os la imaginaci¨®n y la tenacidad de los operadores comerciales. Sin embargo, en aquel trance, aunque la relaci¨®n de fuerzas entre la CEE y Espa?a era desproporcionada, las reglas del juego pod¨ªan considerarse transparentes y seguras. Ahora, en cambio, los t¨¦rminos del acuerdo, adem¨¢s de complejos, est¨¢n sujetos a la imprevisible y aun fant¨¢stica aparici¨®n de una larva o pretexto f¨²til alegado por la otra parte contratante, que es la que detenta la sart¨¦n y el mango. O sea, que es un mercado en el que la clementina ha de aprender a prosperar con tiento y con la soga de la incertidumbre al cuello. ?Y menos mal que somos un pa¨ªs aliado y amigo obsecuente!
Zaplana, el pol¨ªtico que lleg¨® de provincias
Una de las observaciones m¨¢s repetidas entre los actores de la vida p¨²blica en Madrid -y aludo a pol¨ªticos y periodistas- concierne al desparpajo y naturalidad con que Eduardo Zaplana se ha instalado en el Gobierno central, polarizando en su gesti¨®n no s¨®lo el foco medi¨¢tico, sino tambi¨¦n y en buena parte el pulso de la pol¨ªtica. Al parecer, eran muchos los que le auguraban un futuro brillante en el entorno de La Moncloa, si bien con la prudente salvedad de que antes habr¨ªa de madurar, lo que para el caso es sin¨®nimo de afilarse los colmillos al frente de una tarea perif¨¦rica, como gestionar la autonom¨ªa valenciana, pongamos por caso. Entend¨¦rselas con la curtida y aviesa fauna p¨²blica que habita la Corte exige, por lo visto, esta suerte de preparaci¨®n.
La sorpresa ha consistido en que el novel -que de hecho no lo es, como delata su biograf¨ªa- se ha plantado en el turbi¨®n madrile?o y sentado plaza de veterano con la desenvoltura de quien conoce sobradamente el terreno y sus riesgos. Para ello, sin embargo, no ha necesitado otro vi¨¢tico que atenerse a su modus operandi, compuesto a partes iguales por audacia y laboriosidad, pero en cantidades tales que a menudo da la impresi¨®n de que roza la temeridad y, por otro lado, puede prescindir del tinglado administrativo. Le basta un tel¨¦fono para emprender iniciativas y poner en movimiento a todo quisque. Adem¨¢s, ?por qu¨¦ habr¨ªa de pensar, como se suele, que en Madrid hay m¨¢s ingenio o malicia por metro cuadrado que en Valencia? Quiz¨¢ la clave de su deslumbrante aterrizaje ha sido no pensarlo. C¨®mo se juzgue su gesti¨®n es otra historia. De momento ha llegado y ha visto, obligando a que le miren sin perderlo de vista.
MILLONES DE VOTOS
El cient¨ªfico alicantino Bernat Soria trabajar¨¢ en Sevilla investigando con c¨¦lulas madre provenientes de embriones congelados residuales. La Junta de Andaluc¨ªa no se ha hecho la chicha un l¨ªo con especulaciones bio¨¦ticas, y eso hemos de agradec¨¦rselo los pacientes actuales y potenciales de una serie de enfermedades gen¨¦ticas: diabetes, Parkinson, Alzheimer. Y somos millones, desgraciadamente, quienes no comprendemos esos remilgos trasnochados ante la persistencia y progresi¨®n del dolor. En justa correspondencia, los pr¨®ximos votos habr¨ªan de ser de signo progresista o a favor de los partidos que alientan la esperanza.
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