Agentes sociales
Tildaban los cl¨¢sicos de rara felicidad la de aquellos tiempos en que se permite pensar cuanto se quiere y manifestar lo que se piensa. Por lo general callamos en much¨ªsimas ocasiones por discreci¨®n o prudencia; en otras es el miedo, convertido a veces en pavoroso terror, quien sella los labios, como les acontece a miles de nuestros conciudadanos hispanos y vascos a un tiempo. Con frecuencia, sin embargo, silenciamos nuestro parecer porque consideramos que esto o aquello es pol¨ªticamente incorrecto seg¨²n nuestros par¨¢metros ideol¨®gicos, y sin atender a la objetividad del tema o suceso. Fue la izquierda quien acu?¨® lo de 'pol¨ªticamente incorrecto' manifestar esto o lo otro cuando la realidad contradec¨ªa el discurso ideol¨®gico, o esa misma realidad no actuaba en favor de los intereses del grupo pol¨ªtico. Autor americano hubo que ri¨® ir¨®nicamente lo correcto o incorrecto pol¨ªticamente de los cuentos populares. Si alguien se salt¨® la regla y actu¨® o habl¨® de forma pol¨ªticamente incorrecta, carg¨® con el sambenito de d¨ªscolo, y se le tach¨® de rebelde en vez de sensato. G¨¹nter Grass -autor no tan s¨®lo de El tambor de hojalata, sino de El gato y el rat¨®n o esa ¨²ltima narraci¨®n en torno a los refugiados en el buque Wilhelm Gustloff, v¨ªctimas de los vencedores en la Segunda Guerra Mundial-, ese Grass ha sido un ejemplo correcto de lo pol¨ªticamente incorrecto: desde una ideolog¨ªa socialdem¨®crata ha sido cr¨ªtico en multitud de ocasiones con la socialdemocracia germana; desde una actitud en favor de la paz ha puesto en tela de juicio el disparate de los nazis o el disparate de los vencedores en la contienda.
Ven¨ªa a cuento la reflexi¨®n, vecinos, a prop¨®sito de un silencio a voces de un tiempo ac¨¢ que ahora ha estallado en noticia y palabras impresas en un informe de fiscalizaci¨®n sobre el uso del dinero p¨²blico, que ha sacado a la luz el Tribunal de Cuentas. Por estos pagos valencianos, pero tambi¨¦n en el resto del territorio hispano, determinados agentes sociales, como la Confederaci¨®n de Empresarios de Castell¨®n o la UGT del Pa¨ªs Valenciano, han ca¨ªdo en una serie de irregularidades, fraudes, enga?os o chanchullos oscuros, con el dinero destinado a la formaci¨®n continua. Todo ello de dif¨ªcil digesti¨®n en un sistema democr¨¢tico, donde siempre es un objetivo la transparencia en la gesti¨®n, y m¨¢s en la gesti¨®n de la pecunia de todos los ciudadanos.
La irregularidad, el chanchullo, el enga?o o fraude no son de recibo social, tanto si se origina en la patronal como si germina en sindicatos, te¨®ricamente de clase o de izquierdas. La financiaci¨®n irregular era, hasta la publicaci¨®n del informe del Tribunal de Cuentas, un rumor de fulano o mengano, casi siempre interesado; rumor que no dejaba limpia la imagen de los, casi eufem¨ªsticamente, llamados agentes sociales, cuando los agentes sociales son tambi¨¦n el honrado agente de tr¨¢fico, el valeroso bombero y el m¨¦dico de guardia. Un rumor que se convirti¨® en informe y en datos que no dejan nada clara la actuaci¨®n de un sector de la patronal; un informe que molesta e incluso hiere a determinada sensibilidad de izquierdas si alude, con datos, a un sindicato de clase. En cualquier caso, un informe y unos datos sobre la gesti¨®n del dinero p¨²blico sobre los que no se debe callar; sobre los que se han de hacer las oportunas cr¨ªticas y duros an¨¢lisis sin sellarle los labios a nadie porque el tema sea pol¨ªticamente incorrecto, m¨¢s pol¨ªticamente incorrecto, si cabe, en el ¨¢mbito sindical. Pero tambi¨¦n los cl¨¢sicos indicaban que si el vaso no est¨¢ limpio, todo lo que se pone en ¨¦l se vuelve agrio.
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