J¨®venes cient¨ªficos espa?oles se convierten en empresarios de servicios biot¨¦cnicos

Lo que se ahorran en tubos de ensayo se lo gastan, con creces, en potentes computadoras, en software capaz de cruzar millones de datos en un segundo o en chips de ADN.

Buesa, por ejemplo, se ha gastado todo el cr¨¦dito de Neotec (300.000 euros) en la m¨¢quina Genium. Ser¨¢ la tercera instalada en Europa. 'Genium consigue transformar una secuencia que publique, por ejemplo, la revista Science en un experimento real. Esto lo hac¨ªa antes s¨®lo una compa?¨ªa, pero cobrando 300.000 euros. Nosotros lo haremos m¨¢s barato y m¨¢s r¨¢pido'.

Parece que, m¨¢s que nunca, la investigaci¨®n depende m¨¢s de comprar un buen ordenador que de contratar buenos titulados. 'La maquinaria es b¨¢sica', dice ?ngela P¨¦rez, de Sistemas Gen¨®micos, 'pero a¨²n es m¨¢s decisiva la preparaci¨®n cient¨ªfica de la plantilla si queremos sacar el m¨¢ximo partido a la m¨¢quina'.

Esta nueva generaci¨®n de cient¨ªficos empresarios tiene en com¨²n que reinvierte en investigaci¨®n gran parte de su facturaci¨®n. 'En nuestro caso es el 40%', explica P¨¦rez.

Tambi¨¦n tiene en com¨²n su edad: rondan la treintena; su tipo de empresa, que casi nunca sobrepasa las 25 personas, y su procedencia: la Universidad, frecuentemente las facultades de Biolog¨ªa, los tortuosos caminos de los doctorados y las becas de investigaci¨®n. Quiz¨¢ escaldados de su experiencia en el mundo cient¨ªfico, pendiente de una beca ministerial, ahora su m¨¢xima es de s¨®lo tres palabras: negocio, negocio, negocio.

Advancell se cre¨® hace un a?o y le cuadran las cuentas. Un grupo de treinta?eros del hospital valenciano de la Fe y bi¨®logos de la Universidad de Barcelona fueron apoyados en su proyecto por el Gobierno catal¨¢n y la sociedad de capital riesgo BCNemoren; adem¨¢s, en marzo obtuvieron los 300.000 euros de Neotec. Advancell investiga para la industria farmac¨¦utica con tecnolog¨ªa celular in vitro, que evita la experimentaci¨®n con animales.

Sistemas Gen¨®micos, los primeros en Espa?a en dar servicio de secuenciaci¨®n de ADN, duplican la facturaci¨®n cada a?o (un mill¨®n de euros) y ahora entran en beneficios.

Sim¨®n, de Medplant Genetics, recuerda su plan: 'Nos ¨ªbamos a dedicar a la biomedicina, a la bioseguridad alimentaria y al biomedioambiente. Un a?o despu¨¦s, s¨®lo nos dedicamos a la biomedicina. Era donde estaba el negocio'.

Dos a?os despu¨¦s, tras arrancar con apoyo financiero p¨²blico y privado, han alcanzado la rentabilidad. 'Principalmente, nuestra facturaci¨®n procede de los servicios a la industria farmac¨¦utica'. Lo que no le da dinero a¨²n es la generaci¨®n de patentes sobre el c¨¢ncer de vejiga y el de p¨¢ncreas. 'Desechamos el c¨¢ncer de pulm¨®n por que es el m¨¢s habitual, donde hay m¨¢s investigaci¨®n y m¨¢s competencia. Buscamos nichos de mercado menos explotados'.

Medplant tiene en fase de validaci¨®n un chip de ADN para diagnosticar enfermedades cong¨¦nitas. 'El chip, al mezclarse con el material gen¨¦tico extra¨ªdo de la sangre del paciente, emite unas se?ales que indican la probabilidad de que una persona desarrolle una enfermedad cong¨¦nita determinada. El pr¨®ximo a?o se comercializar¨¢ este chip'.

Maes y Buesa, de Oryzon, se plantean el negocio a m¨¢s largo plazo. Su objetivo es crear patentes para las multinacionales agroqu¨ªmicas, y eso lleva a?os.

Las empresas de gen¨®mica funcional, como las de Buesa y Sim¨®n, se dedican a acelerar el proceso de la investigaci¨®n biol¨®gica acad¨¦mica, que es casi artesanal. Por este sistema llevar¨ªa siglos descubrir las funciones de los 35.000 genes del arroz, 'aunque al final del proceso gen¨®mico, cuando la m¨¢quina ha seleccionado una docena de genes, entonces s¨ª que hay que acudir a la artesan¨ªa', confiesa Buesa.

'A diferencia de las empresas de software, las de biotecnolog¨ªa tenemos una rentabilidad a m¨¢s largo plazo', dice Buesa. 'Te pongas como te pongas, la planta de arroz tarda tres meses en crecer, y hasta entonces no compruebas el resultado del gen modificado'.

Oryzon espera tener 20 patentes antes de cinco a?os. Hasta entonces, vivir¨¢ de vender productos para la comunidad acad¨¦mica, alquilar su maquinaria y vender anticuerpos para experimentos; de realizar servicios gen¨®micos, y de la consultor¨ªa de propiedad intelectual, tras la experiencia adquirida con sus patentes .

Entre tantos mapas gen¨¦ticos del mundo de los vivos, la decisi¨®n de centrarse en el arroz fue, una vez m¨¢s, econ¨®mico-cient¨ªfica. 'Elegimos el arroz', dice Buesa, 'porque es el alimento b¨¢sico de un tercio de la humanidad; porque tiene el genoma m¨¢s sencillo de los cereales, 40 veces m¨¢s sencillo que el del ma¨ªz, y porque existe una gran comunidad cient¨ªfica que trabaja con el arroz, en la que nos apoyamos y a la que aportamos nuestra investigaci¨®n. En ciencia, la soledad es muy mal asunto'.

Lucharon por un doctorado y ahora pelean por un cr¨¦dito. Estudiaron con probetas y ahora trabajan con ordenadores. Iban para cient¨ªficos y han acabado en empresarios. A veces, a la fuerza.

?ngela P¨¦rez ten¨ªa 25 a?os cuando se qued¨® en la calle. Una multinacional farmac¨¦utica hab¨ªa absorbido a su empresa, y los trabajadores, despedidos. 'Nos encontramos con tres a?os de tecnolog¨ªa desperdiciada. Mi profesor de la universidad, Manuel P¨¦rez Alonso, me dio la idea de fundar una empresa'.

As¨ª naci¨® en 1998, en Paterna (Valencia), Sistemas Gen¨®micos. Por 300 euros y con una muestra de sangre, el equipo de ?ngela P¨¦rez te dicen si tienes predisposici¨®n a un c¨¢ncer de piel, de mama o de colon; por 15 euros, te secuencian tu ADN; por un poco m¨¢s, analizan si la chocolatina se ha fabricado o no con soja transg¨¦nica.

Estos nuevos y j¨®venes empresarios de la gen¨¦tica tienen en universidades, hospitales, farmac¨¦uticas e industria agroalimentaria a sus principales clientes.

Carlos Buesa consigui¨® hace unos meses 300.000 euros para su empresa, Oryzon Genomics. 'El programa Neotec permite optar a cr¨¦ditos sin necesidad de avales. Somos cient¨ªficos, reci¨¦n salidos de la universidad; la mayor¨ªa no tenemos ni piso para dejarlo de aval; por eso era m¨¢s dif¨ªcil optar a otras subvenciones oficiales'.

Oryzon, fundada en 2000 por Buesa (38 a?os entonces) y Tamara Maes (31), se dedican a la gen¨®mica funcional de plantas. Antes de que se publicara el mapa gen¨¦tico del arroz, Oryzon Genomics hab¨ªa nacido para crear patentes de genes del arroz modificados. Se dan cuatro a?os para descubrir qu¨¦ gen de entre los 35.000 del mapa completo, se altera o no, por ejemplo, con la salinizaci¨®n del agua.

Tambi¨¦n a la gen¨®mica funcional se dedica el gallego Laureano Sim¨®n.

De investigador en biolog¨ªa molecular en Escocia, se reconvirti¨® en empresario dedicado a la biomedicina en el Pa¨ªs Vasco. Fund¨® hace tres a?os Medplant Genetics. 'Con chips de ADN descubrimos qu¨¦ posibilidades tienen las mol¨¦culas de futuros f¨¢rmacos de ser activas o de ser t¨®xicas. Ayudamos a decidir a la industria si puede seguir sus ensayos cl¨ªnicos y, por tanto, le ahorramos tiempo y dinero en investigaciones'.