Las pinturas desgarradas de Lucian Freud recalan en Caixaforum
La retrospectiva del artista brit¨¢nico organizada en Barcelona incluye 125 obras
'La gente suele decir que las pinturas de Freud son mis¨®ginas, que odia a la gente, que es una visi¨®n triste de la vida. Me sorprende, porque a Lucian le gusta la vida, ama a las personas que conoce y las pinta con pasi¨®n'. Habr¨¢ que ver si los espectadores de la retrospectiva de Lucian Freud (Berl¨ªn, 1922), que hasta el 12 de enero se presenta en Caixaforum Barcelona, comparten lo dicho por William Feaver, comisario de la exposici¨®n y amigo del artista.
No parecen, a primera vista, las pinturas de un hombre que ama la vida, las de alguien que pinta desnudos como Rembrandt pintaba su famoso buey desollado. Pero es cierto, sus desnudos y retratos -que se confunden- son humanos hasta la m¨¦dula, carnales, m¨¢s reales que los falsos cuerpos danones a los que nos ha acostumbrado la iconograf¨ªa popular. Cuesta imaginarse que alguien se deje retratar por ¨¦l sin deprimirse, pero en los ¨²ltimos a?os -desde que hacia 1987 obtuvo un amplio reconocimiento internacional hasta el punto de que Robert Hughes lo defini¨® como 'el mejor pintor realista vivo'- hay cola. Baste mencionar el pol¨¦mico retrato de Isabel de Inglaterra o el de la modelo Kate Moss, ninguno de los cuales est¨¢ presente en esta retrospectiva que abarca desde 1939 a 2002 y presenta, en un estricto montaje cronol¨®gico, 125 pinturas, una veintena menos de las exhibidas en la Tate Britain de Londres, centro que organiza la exposici¨®n.
En el centro cultural de la Fundaci¨®n La Caixa en Barcelona la exposici¨®n se completa con dos v¨ªdeos, uno de los cuales es una entrevista televisiva para la BBC realizada en 1988 por Jake Auerbach, hijo del pintor Frank Auerbach, representante junto a Freud y Bacon de la denominada Escuela de Londres.
Una buena oportunidad
Es una buena oportunidad de conocer la expresi¨®n lac¨®nica y cerrada de un artista poco amante de explicar sus obras. Curioso, trat¨¢ndose del nieto de Sigmund Freud. 'Nunca lo ha le¨ªdo', explica Feaver. 'Lo intent¨® para buscar chistes, pero creo que la visi¨®n que tiene de ¨¦l es que fue un artista y un cient¨ªfico a la vez, y que sus teor¨ªas eran fruto de la imaginaci¨®n'.
Por eso, a?ade Feaver, reh¨²ye cualquier explicaci¨®n simb¨®lica -aunque algunas obras parezcan pedirlo a gritos- y se horroriza ante las interpretaciones de unas pinturas que considera s¨®lo como lo que son, pinturas que tienen como excusa un objeto o una persona real. 'Al contrario que su abuelo, Lucian considera que lo fundamental es la apariencia. Las personas para ¨¦l son como animales, como perros', a?ade Feaver. 'Las percepciones que tenemos de los otros provienen para ¨¦l no s¨®lo de lo que dicen, sino de algo relacionado con el tacto, el olfato, de c¨®mo se comportan sus cuerpos vestidos o desnudos. La exposici¨®n es como una autobiograf¨ªa de Lucian, y de hecho ¨¦l dice que todas sus pinturas son autobiogr¨¢ficas'.
Lucian Freud ten¨ªa ocho a?os cuando su familia se instal¨® en Londres. Como otros muchos jud¨ªos, su padre, un conocido arquitecto, decidi¨® abandonar Alemania cuando los nazis subieron al poder. Feaver insiste en que no puede relacionarse la obra de Freud con la de los expresionistas alemanes de entreguerras -Grosz o Dix- debido, precisamente, a la temprana edad en que abandon¨® su Berl¨ªn natal, y, de hecho, ¨¦l se ha mostrado m¨¢s interesado por la pintura hist¨®rica de artistas como Courbert, Hals, Rembrandt o Constable. Las penurias de la posguerra, la posibilidad de conocer todo tipo de gente que le facilit¨® su famoso apellido, varios divorcios, numerosas aventuras, nueve hijos de diferentes mujeres y sus amistades con todo tipo de gente hacen que la biograf¨ªa de Freud sea lo suficientemente plena como para que el reflejo que de ella hace en sus pinturas -en las que casi siempre aparecen retratos de su familia, sus amigos o su entorno- resulte intrigante. Como lo son sus autorretratos, uno de los cuales, realizado este 2002 en el que est¨¢ a punto de cumplir los 80 a?os, cierra la exposici¨®n.
Babelia
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