Los guerreros sin piedad
Los rebeldes chechenos han protagonizado feroces tomas masivas de rehenes durante los 10 a?os de guerra contra Mosc¨²
Los separatistas chechenos tienen una larga experiencia en la captura de rehenes, ya que comenzaron a emplear esta t¨¢ctica para conseguir sus objetivos cuando su rep¨²blica estaba dando los primeros pasos independientes de Mosc¨². El primer secuestro se remonta a noviembre de 1991, cuando el barbudo estudiante de ingenier¨ªa Shamil Bas¨¢yev, hasta entonces un desconocido, se apoder¨® de un avi¨®n de pasajeros que hab¨ªa despegado del aeropuerto de Miner¨¢lniye Vodi, en el C¨¢ucaso ruso. Bas¨¢yev y sus hombres obligaron a desviar el avi¨®n a Turqu¨ªa. Ankara se limit¨® a devolverlo a la rep¨²blica rebelde, donde el secuestrador fue recibido como un h¨¦roe.
El principal objetivo de Bas¨¢yev entonces era llamar la atenci¨®n sobre el peligro de que el estado de excepci¨®n, que el Gobierno ruso hab¨ªa declarado en Chechenia, se convirtiera en pretexto para una operaci¨®n militar de los generales rusos. ?stos quer¨ªan aplastar a la peque?a rep¨²blica que, aprovechando el proceso de desintegraci¨®n de la URSS, acababa de autoproclamar su independencia. Despu¨¦s Bas¨¢yev dio relumbr¨®n a su fama al dirigir el llamado batall¨®n checheno en Abjazia, es decir la unidad militar que contribuy¨® a la derrota de las fuerzas georgianas enviadas por Tbilisi a terminar con la regi¨®n separatista.
El secuestro m¨¢s logrado fue la audaz y espectacular operaci¨®n que Bas¨¢yev lanz¨® en la ciudad de Budi¨®nnovsk, en el sur de Rusia. El verano de 1995, m¨¢s de 100 guerrilleros entraron a sangre y fuego en esa ciudad, arrearon como ganado a los rehenes que iban tomando a su paso y acabaron por hacerse fuertes en el hospital local. Cuando los militares decidieron tomar por asalto el hospital donde hab¨ªa miles de personas, se produjeron escenas desgarradoras: las mujeres rusas se asomaban a las ventanas con s¨¢banas blancas y, temerosas de una carnicer¨ªa, gritaban a los soldados que no dispararan.
Las exigencias de los guerrilleros entonces eran exactamente las mismas que han planteado ahora los rebeldes encabezados esta vez por Movsar Bar¨¢yev. Este sobrino de Arb¨ª Bar¨¢yev, comandante que se hizo famoso por los secuestros de extranjeros en Chechenia y que pereci¨® el a?o pasado, exige hoy en Mosc¨² poner fin a la guerra.
Pero hay una gran diferencia entre entonces y hoy. En 1995, V¨ªktor Chernomirdin, que entonces era primer ministro, accedi¨® a hablar con Bas¨¢yev y, en el curso de un di¨¢logo que fue trasmitido en directo por televisi¨®n, le prometi¨® que comenzar¨ªa negociaciones de paz. Al mismo tiempo, dio garant¨ªas a los guerrilleros para que pudieran regresar a Chechenia. Lo hicieron en autobuses llevando consigo los rehenes para usarlos eventualmente como escudos y para evitar que los militares tuvieran la ocurrencia de atacarles por el camino.
Gracias a la incursi¨®n en Budi¨®nnovsk, los separatistas lograron un alto el fuego y el comienzo de un proceso que finalmente condujo a los acuerdos de Jasavyurt y a la retirada de las tropas rusas de Chechenia.
Pero los guerrilleros, que en 1996 pr¨¢cticamente se convirtieron en los amos de su rep¨²blica, independiente de facto, que crearon un Gobierno propio y que a comienzos del a?o siguiente llamaron a elecciones parlamentarias y presidenciales, fueron incapaces de construir una sociedad democr¨¢tica y civilizada. Chechenia se convirti¨® en un agujero negro de la delincuencia.
La guerra hab¨ªa llevado a Chechenia a una serie de aventureros islamistas, que llegaron no s¨®lo a luchar, sino tambi¨¦n a hacer negocios, desarrollar la industria del crimen y a divulgar la fundamentalista doctrina wahab¨ª. Jatab, un saud¨ª-jordano fan¨¢tico del wahabismo, se convirti¨® en la mano derecha de Bas¨¢yev, quien, a su vez, asumi¨® las ideas de esa doctrina. Precisamente para instaurar un estado isl¨¢mico en Daguest¨¢n, Bas¨¢yev lanz¨® una incursi¨®n en esa rep¨²blica vecina. Aquella incursi¨®n dio pretexto al Kremlin para comenzar la segunda guerra, todav¨ªa en curso.
Envenenado por un infiltrado o como resultado de rencillas internas, Jatab ha muerto, pero Bas¨¢yev, tras perder una pierna, sigue vivo y activo en Chechenia, como muchos otros l¨ªderes independentistas: Asl¨¢n Masj¨¢dov, el ¨²ltimo presidente checheno y militar de carrera del ej¨¦rcito sovi¨¦tico; Rusl¨¢n Guel¨¢yev, el ex ministro de Defensa checheno que se hizo fuerte en el desfiladero del Pankisi, y much¨ªsimos nuevos comandantes.
Ahora Bar¨¢yev y su comando se han apoderado del teatro en el sureste de Mosc¨² con la ilusi¨®n de repetir el ¨¦xito de Bas¨¢yev en Budi¨®nnovsk. Putin desea aprovechar todas las posibilidades de di¨¢logo, pero es muy poco probable que act¨²e como lo hizo Chernomirdin.
Bar¨¢yev, disc¨ªpulo de Jatab, es considerado uno de los comandantes m¨¢s crueles, despiadado incluso con los suyos. Como jefe del Regimiento Isl¨¢mico, heredado de su t¨ªo, tiene fama de salir ileso de las situaciones m¨¢s dif¨ªciles: a pesar de que en dos ocasiones el Kremlin lo dio por muerto y en una asegur¨® que hab¨ªa sido detenido, Bar¨¢yev ha vuelto a asestar un dur¨ªsimo golpe a Rusia.
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