Unos sobrados y otros mal avenidos
No fuma, ni bebe, tampoco trasnocha, ni discute. Francisco Camps, el formalmente proclamado el viernes pasado en Alicante candidato del PP a la Generalitat, debe estar en plena forma f¨ªsica para afrontar el marat¨®n electoral que, de hecho, ya ha emprendido. Para demostrarlo, hoy tiene previsto, entre otros episodios programados, subir a la cima del Penyagolosa, haza?a que acometer¨¢ -o eso suponemos- por su vertiente norte en vez de escalar sus abruptas paredes del sur. Tan s¨®lo se trata de cumplir el rito simb¨®lico de ense?orearse del pa¨ªs, no de romperse la crisma. Eso acontecer¨ªa ¨²nicamente si, a pesar de tanto denuedo, no revalidase la mayor¨ªa absoluta que hereda. Algo impensable por ahora.
De su principal antagonista, el socialista Joan Ignasi Pla, no tenemos noticia de que haya imaginado una gesta similar, pero dada su afici¨®n por la bicicleta, su austero talante y la simetr¨ªa entre ambos partidos bien podr¨ªa exhibirse en una prueba de velocidad o resistencia. Confirmar¨ªa as¨ª que no anda a la zaga en punto a m¨²sculo y esp¨ªritu deportivo, con la ventaja de que estas amenidades tienen asegurada la cobertura medi¨¢tica, tan avara a menudo con las iniciativas pol¨ªticas del candidato. Es una sugerencia para no perder comba en tanto se elaboran los programas de gobierno y familiarizar la propia imagen entre los valencianos.
En realidad, poca cosa m¨¢s podemos esperar de los dos principales aspirantes a presidir la Generalitat. Su problema com¨²n, en estos momentos y con muy leves diferencias, es el gran desconocimiento en que se les tiene y el parco tir¨®n electoral de uno y otro. En consecuencia, el objetivo m¨¢s apremiante consiste en colmar esta laguna y para ello la f¨®rmula recomendada por los equipos de campa?a consiste en dejarse ver, confraternizar con el pueblo llano que les es propicio, evitar opiniones -de tenerlas- vinculantes y practicar faenas de ali?o ante los asuntos conflictivos que se les planteasen.
Un ceremonial entre histri¨®nico e ins¨ªpido que nos impide calar en el fuste intelectual y pol¨ªtico de los contendientes, esto es, en su valoraci¨®n, que aparentemente favorece al candidato popular y mejor colocado que avanza arropado por las encuestas y la inercia. Otro gallo cantar¨ªa si los mentados se sometiesen al escrutinio de los debates abiertos y televisados sin trampa ni cart¨®n. ?No se consideran aptos para gobernar?, pues que nos ense?en un pico de la excelencia que acaso se esconde detr¨¢s de las sonrisas exang¨¹es que ilustran los carteles electorales. Pero ya me consta que anoto un desider¨¢tum. Hay que tener muchos mimbres para dar de este modo la cara, y no se conocen apenas precedentes.
Lo dicho hasta aqu¨ª vale, como es obvio, para los partidos hegem¨®nicos que disputan su competici¨®n particular, PP y PSPV. Pero hay otra galaxia de formaciones pol¨ªticas minoritarias que no se plantean el vencer en las urnas, sino el sobrevivir o no ser barridas. Estos d¨ªas andan de cabildeos y pactos para disputarse la condici¨®n de tercera fuerza parlamentaria, adem¨¢s de reba?ar el mayor n¨²mero de concejal¨ªas. Me estoy refiriendo, por un lado, a la Entesa, constituida por Esquerra Unida, Esquerra Valenciana y Els Verds. Por otro, a la coalici¨®n del Bloc Nacionalista y Esquerra Verda, que en alg¨²n municipio se transmutar¨¢ en Izquierda Verde-Bloc. ?Qu¨¦ futuro les aguarda? ?Conservar¨¢n aquellos los esca?os que tienen? ?Ser¨¢n capaces los segundos de sobrepasar por una vez la barrera del 5% del electorado, confirmando los indicios euf¨®ricos que ellos perciben? ?Pero a costa de qui¨¦n crecer¨ªan? ?Podr¨ªan, todos a una y con los socialistas, desalojar al PP gobernante?
Fr¨¢giles, pobres -pero honrados a carta cabal-, divididos e incluso mal avenidos, con diferencias personales, estrat¨¦gicas e ideol¨®gicas propias del escolasticismo -de tan sutiles-, son, sin embargo, la sal del universo pol¨ªtico y, en muchos aspectos, el referente de una izquierda m¨¢s all¨¢ del centrismo que prospera. En realidad, y por mor de la transparencia democr¨¢tica, del tes¨®n que despliegan y la vocaci¨®n pol¨ªtica que les alienta, todos deber¨ªan tener un espacio en el hemiciclo de las Cortes, pues en buena parte representan a los electores damnificados por la reforma pendiente del Estatuto.
CACER?A
El titular de Bienestar Social, Rafael Blasco, y unos diputados socialistas se las han tenido tiesas en las Cortes. Lo de menos ha sido los venablos dial¨¦cticos que se han cruzado, con la demas¨ªa incluida de mentar a la madre del consejero. Lo significativo del episodio ha sido el nuevo sesgo que ha tomado lo que podr¨ªa considerarse la fiscalizaci¨®n obsesiva, pero leg¨ªtima, del citado departamento y de su gestor. Lo grave es que el acoso ha tomado visos de cacer¨ªa al margen de los asuntos que se cuestionan y que los aludidos diputados no documentan. Hace tiempo que algunos y algunas perdieron la cortes¨ªa parlamentaria. Solo falta que saquen las navajas.
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