Alfons Cuc¨®
Alfons Cuc¨® era un socialdem¨®crata de piedra picada y un valenciano hasta las cachas. Y un historiador comprometido con su ciencia, con su tiempo y con su pa¨ªs, que nos deja un legado en obra escrita y en testimonio vital que habr¨¢ que tener muy en cuenta cuando tratemos de saber qu¨¦ pas¨® en el siglo XX en nuestro pa¨ªs, en el pa¨ªs de los valencianos.
Hijo de familia acomodada y castellano-hablante, muy representativa de ciertos barrios de la ciudad de Valencia, hace el bachiller en los Jesuitas, colegio que, en los cincuenta, era un marco educativo que marcaba distinci¨®n de clase. Nada, pues, hac¨ªa presagiar que Alfons fuera diferente de muchos de sus compa?eros de aula. Sin embargo, ¨¦l, su amigo Manuel Ardit y unos cuantos m¨¢s rompen con los esquemas de valores y comportamientos que les rodean y, antes del salir del colegio, comienzan a enhebrar un tejido de sensibilidades inaudito que les lleva a descubrir un pa¨ªs, una lengua y unas injusticias sociales que las brumas de la Dictadura y de su propio medio social les hab¨ªan ocultado. Para Alfons, unos a?os viviendo en Cullera le ser¨¢n una bendici¨®n porque le ayudan a destripar su propia sociedad con muchas m¨¢s vivencias de primera mano.
La Universidad consolida todas esas nuevas perspectivas. Conecta, adem¨¢s, con el grupo de Xavier Casp y Miquel Adlert que le permiten elevar el tono de sus curiosidades culturales y literarias. Forma parte de un peque?o grupo que introduce de manera descarada todas estas nuevas sensibilidades en los pasillos y las aulas de una Universidad por entonces gris y de espaldas a su propio pa¨ªs. Se organizan, publican revistas, saltan a la pol¨ªtica clandestina e irrumpen, pues, con desparpajo en el espacio de libertades que se construye al margen del sistema, al margen de la legalidad. Lo hacen con la convicci¨®n de que la lucha por una sociedad mejor, por una sociedad m¨¢s justa, tiene que incluir inexcusablemente la lucha por devolverles a los valencianos como pueblo su derecho a existir y su dignidad ling¨¹¨ªstica e identitaria.
Es el momento de crear el PSV pero tambi¨¦n de promover la nova can?¨® (por eso forman el conjunto Els Escolans), de comenzar a publicar con toda apariencia de normalidad en valenciano y, sobre todo y tambi¨¦n, a forjarse como buenos profesionales. En su caso, como buen historiador. Coinciden muchas cosas en los sesenta. Joan Fuster, en primer lugar, pero tambi¨¦n un buen grupo de catedr¨¢ticos que impone nuevos br¨ªos al cultivo de la Historia y de otras tantas materias human¨ªsticas y, particularmente, unos cambios socioecon¨®micos profundos en la sociedad valenciana. Alfons Cuc¨® toma buena nota de la imprescindible asunci¨®n de la modernidad en el pensamiento y en las actitudes para poder echar adelante un proyecto pol¨ªtico y c¨ªvico que rompiese los moldes y que trascendiera m¨¢s all¨¢ del entorno de las minor¨ªas concienzadas que ya hab¨ªa existido en los tiempos de la democracia republicana.
Pronto intuye que puede hacer pa¨ªs, haciendo buena historia. Que la memoria de una sociedad, planteada con todo el rigor metodol¨®gico exigible a un profesional de la historia, puede jugar un papel decisivo en el reencuentro de los valencianos consigo mismos. Y, por eso, se lanza a redactar una tesis doctoral sin precedentes, la de explicar el valencianismo pol¨ªtico desde los albores de la contemporaneidad. Descubre un Constant¨ª Llombart como contraste de Teodor Llorente, descubre el importante paso que se da en la incorporaci¨®n del valencianismo al lenguaje pol¨ªtico con las aportaciones te¨®ricas del prestigioso doctor Faust¨ª Barber¨¤ a principios del siglo XX, descubre las dificultades para contagiar de todo ello a los partidos mayoritarios, incluso durante la Rep¨²blica. Y por eso, valora tanto el per¨ªodo de la transici¨®n democr¨¢tica postfranquista, en la medida que, en su perspectiva hist¨®rica, sabe que se pueden dar las condiciones para dar un salto cualitativo al respecto.
Su trilog¨ªa El valencianisme pol¨ªtic, Pa¨ªs i estat y Roig i blau viene a dar cumplida respuesta a su compromiso de juventud: hacer pa¨ªs haciendo Historia. Sin confundir los papeles de actor e historiador de los hechos, que con frecuencia podr¨ªa haber acontecido, gracias a su pericia profesional. Pero, adem¨¢s, desea contrastar nuestra experiencia nacional con las de otros pueblos y as¨ª nace su bibliograf¨ªa centrada en las naciones de la Europa del este. Quiere ir m¨¢s all¨¢ del 'campanari de Mislata'. Por eso escribe El valor de la naci¨®, Els confins d'Europa o El despertar de las naciones. Esperemos que su ausencia sea llenada por otros historiadores que piensen, como ¨¦l, que preocuparte por tu propio pa¨ªs no desmerece, antes al contrario, con la tarea profesional.
Pero Alfons Cuc¨® fue tambi¨¦n un activista, un pol¨ªtico en el sentido m¨¢s pleno y gratificante del t¨¦rmino. Un pol¨ªtico socialdem¨®crata y valencianista, como dec¨ªamos, inc¨®modo para los que ten¨ªan un sentido comod¨®n y utilitarista de la funci¨®n p¨²blica, que arriesg¨® (y perdi¨® m¨¢s de una vez) a plantear durante el problem¨¢tico trayecto de nuestra transici¨®n pol¨ªtica lo que pensaba y escrib¨ªa en los libros, que en este per¨ªodo los valencianos pod¨ªamos salir de la invisibilidad pol¨ªtica en Espa?a y en Europa con un m¨ªnimo de lucidez y de voluntad pol¨ªtica. Y trabaj¨® a fondo hasta donde pudo en el seno del socialismo valenciano.
Por eso apost¨® por la unidad de todos los socialistas valencianos, ante la incomprensi¨®n de algunos de sus antiguos compa?eros. Estaba a favor del ejercicio de la pol¨ªtica en un pa¨ªs de m¨ªnimos nacionales. De la pol¨ªtica como arte de lo posible. Estaba a favor de bajar a la arena y de trabajar desde la realidad que pis¨¢bamos y no desde la que ten¨ªamos idealizada en la cabeza. Por eso jug¨® fuerte en el famoso congreso socialista de Benic¨¤ssim de 1982 porque entend¨ªa que renunciar a un Estatut de nacionalidad hist¨®rica, por las brutales presiones de la derecha antiautonomista de Abril Martorell, era desandar un largo camino con consecuencias trascendental¨ªsimas para nuestro futuro. Jug¨® y perdi¨® y no por ello se priv¨® de cultivar la lealtad m¨¢s firme con su partido.
Sab¨ªa de la falacia de expresiones como 'el poder valenciano', que se ligaban a peripecias personales de alg¨²n listo de la pol¨ªtica pero que no descansaban sobre soporte social y pol¨ªtico alguno. Lo importante era poder concienciar a nuestra gente de que respet¨¢ndonos a nosotros mismos, a nuestra lengua, a nuestra identidad, a nuestros intereses comunes era la ¨²nica manera de que se nos respetase por los dem¨¢s, tanto en Espa?a como en Europa. Era nuestra ¨²nica posibilidad de salir del 'r¨ªo del olvido' en el que estamos inmersos como pueblo en nuestra historia contempor¨¢nea.
?ste era -y es, porque su legado le hace presente ahora y por mucho tiempo- mi amigo y compa?ero Alfons Cuc¨®. Los valencianos nos hemos de felicitar de que, a pesar de todo, a pesar de nuestra achacosa historia particular, hayamos podido contar con gente como Alfons y tantos otros cuyo trabajo bien hecho, ilusiones solidarias y ¨¢nimo permanentemente renovado han sido fundamentales para que podamos mirar hacia delante con esperanza fundada.
Vicent Soler es catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad de Valencia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.