Yo m¨¢s

1. Las apuestas del Pa¨ªs Vasco provocan emulaci¨®n en Catalu?a. Converg¨¨ncia i Uni¨® sufre una potencial fuga de votos principalmente hacia Esquerra, porque el pacto con el PP incomoda a su sector m¨¢s nacionalista. Con estos datos, la huida verbal hacia adelante del candidato Artur Mas, que propone un nuevo Estatuto para Catalu?a, queda r¨¢pidamente situada y relativizada. Pero las motivaciones electorales de cualquier propuesta no son argumento para desautorizarla. Muchas cosas han empezado como un calent¨®n electoral y han tenido consecuencias incluso m¨¢s all¨¢ de lo deseado o previsto. La jugada electoral le ha salido a medias al candidato convergente por un error de comunicaci¨®n. Al ofrecer a cambio del apoyo al nuevo Estatuto el compromiso de romper el tab¨² pujolista de no entrar nunca en el Gobierno de Madrid, ha convertido la noticia secundaria en principal. Con lo cual el motivo principal de su apuesta, recuperar electorado nacionalista en una situaci¨®n de emergencia, ha quedado desdibujado. En muchos medios, la predisposici¨®n a entrar a formar parte de un Gobierno espa?ol se ha situado en primer plano.

2. Al proponer un nuevo Estatuto, Artur Mas quiere situarse m¨¢s all¨¢ de la propuesta de reforma estatutaria de los partidos de izquierdas de Catalu?a. ?Nacionalista? Yo m¨¢s. Para ello rompe absurdamente un pacto impl¨ªcito en la vida pol¨ªtica catalana, que ha planteado siempre la reforma de las instituciones desde el amplio consenso. Artur Mas quiere tener la iniciativa. De poco le va a servir porque, como ya ha comentado Pujol en privado, el problema de esta propuesta es que 'gane quien gane necesitaremos a los socialistas para llevarla adelante'. ?Hay aqu¨ª una soterrada opci¨®n estrat¨¦gica de Mas? ?Realmente, como ha dicho alguna vez, su primera hip¨®tesis ser¨ªa la coalici¨®n con los socialistas? No lo parece, porque en su discurso sit¨²a siempre a populares y socialistas en el mismo rengl¨®n del anticatalanismo y sus pocas querencias positivas son para el PP. En cualquier caso, lo cierto es que Artur Mas rompe unilateralmente el consenso en la reforma del Estatuto, un consenso que forzosamente tendr¨¢ que ir a buscar m¨¢s tarde. Temeroso de que su haza?a levante fantasmas, Mas inmediatamente ofrece una compromiso fuerte: gobernar en Madrid, rompiendo el v¨¦rtigo nacionalista a visualizar su poder en Espa?a. S¨®lo que al presentarlo como contrapunto del Estatuto est¨¢ adquiriendo un compromiso que no le corresponde. El Estatuto es de Catalu?a, no de Converg¨¨ncia. La decisi¨®n de gobernar en Madrid, Mas la puede tomar por Converg¨¨ncia i Uni¨®, pero no por los dem¨¢s partidos. Las urgencias electorales le est¨¢n haciendo andar demasiado deprisa. Las operaciones de mercadotecnia tienen estos riesgos.

3. Siguiendo la tradici¨®n del nacionalismo convergente, la propuesta de Artur Mas se mueve rigurosamente dentro de los mecanismos constitucionales: conseguir una mayor¨ªa en el Parlament, buscar el pacto que d¨¦ luz verde en las Cortes espa?olas y convocar el refer¨¦ndum seg¨²n establece la Constituci¨®n. Sus socios del PP no tienen un solo motivo para preocuparse: nadie pone en duda el marco constitucional. Todo el ruido que haga el PP ser¨¢ por conveniencia pol¨ªtica, conforme al teatro de la distancia que las dos formaciones asociadas oficiar¨¢n de aqu¨ª a las elecciones, seg¨²n los intereses electorales de cada casa. Artur Mas no es Ibarretxe. En este sentido, el patriotismo constitucional no deber¨ªa sentirse amenazado. Lo ¨²nico que le copia a Ibarretxe es la parte pol¨ªtica -no jur¨ªdica- del procedimiento: ¨¦l pone el plan sobre la mesa y los dem¨¢s que se mojen. Un procedimiento que choca con la manera de entender las reformas institucionales del Parlamento de Catalu?a. Los ejes del nuevo Estatuto que Mas propone son un calco de los trabajos de la comisi¨®n de autogobierno del Parlament. Si de lo que se trataba era de pasar en limpio el material de la comisi¨®n, pod¨ªa haberlo hecho de acuerdo con los otros grupos. Y tendr¨ªa buena parte del camino andado. El problema es que Mas no quiere tanto un nuevo Estatuto como un golpe de efecto medi¨¢tico para romper la indiferencia que los sondeos de opini¨®n muestran respecto a su candidatura.

4. La innovaci¨®n ideol¨®gica es nula. El nacionalismo de Mas se inscribe en la sopa herderiana del ser, el sentimiento y la esencia. Al decirlo de un modo muy fr¨ªo, muy tecnocr¨¢tico, no tiene el grosor del discurso de Pujol. Pujol transmite pathos: est¨¢ empapado tanto del pa¨ªs como de la doctrina. Mezclando personalismo franc¨¦s y literatura alemana del esp¨ªritu del pueblo, Pujol cre¨® un discurso con estilo propio. Lo de Mas es muy mec¨¢nico. ?Un nuevo Estatuto, para qu¨¦? 'Para seguir siendo', dice Artur Mas. ?Y eso qu¨¦ es? Esta dimensi¨®n inefable del nacionalismo lo hace invulnerable a la cr¨ªtica, porque lo que no se puede explicar es inexplicable. Es una creencia. Pero ?qu¨¦ queda de la creencia sin lat¨ªn y sin serm¨®n? Artur Mas no tiene las dotes de cura rural de Pujol y la creencia se resiente de ello. Con lo cual, los continuos trasvases de lo ideol¨®gico a lo pragm¨¢tico, de los que Pujol hizo un oficio, en el discurso de Mas se hacen con una crudeza que chirr¨ªa.

Quiz¨¢ por eso resultan m¨¢s chocantes -y preocupantes- algunos temas habituales en el pujolismo que aqu¨ª se hacen m¨¢s agudos: la divisi¨®n entre buenos catalanes y malos catalanes, los que votan a partidos de aqu¨ª y los que tienen v¨ªnculos de obediencia fuera. Como si estos ¨²ltimos no hubiesen sido votados por electores catalanes y no tuvieran exactamente la misma legitimidad que tiene ¨¦l. Y la vinculaci¨®n entre inmigraci¨®n e identidad catalana. Presentar la inmigraci¨®n como una amenaza para la identidad de Catalu?a me parece falso e irresponsable. Falso: ?qu¨¦ pueden hacer algunos miles de inmigrantes de un mont¨®n de culturas diversas frente a una cultura instalada con todos los medios civiles e institucionales a su disposici¨®n? Agitar un temor que no existe llega a rid¨ªculos como plantear la cuesti¨®n demogr¨¢fica: ?no sabe que los inmigrantes tienden a converger en materia de reproducci¨®n con el comportamiento del pa¨ªs en que se encuentran? Irresponsable: presentar a los inmigrantes como una amenaza no es la manera de afrontar una cuesti¨®n tan delicada en el d¨ªa a d¨ªa. Afrontar los problemas no significa magnificarlos ni complicarlos.

El problema del discurso de Mas es que se le ven demasiado las intenciones. Tanto que deja para marzo la concreci¨®n de su propuesta de Estatuto para no tener problemas con sus socios del PP, que tienen que aprobarle el presupuesto. Mas busca que tambi¨¦n esta vez la cuesti¨®n nacionalista est¨¦ en el centro de la campa?a electoral. ?Caer¨¢n los socialistas por en¨¦sima vez en tan vulgar trampa? De esto depende el ¨¦xito del plan de Mas. ?Nuevo impulso nacionalista o maniobra de mercadotecnia preelectoral?