La pel¨ªcula acaba mal

Los vecinos del palacio romano de Via Fontanella Borghese donde vive Vittorio Cecchi Gori no se sobresaltaron al irrumpir ayer los carabinieri en el edificio con una orden de arresto por quiebra fraudulenta. Algo parecido ocurri¨® en julio, cuando la polic¨ªa registr¨® de arriba abajo la casa del ex senador de centro-izquierda y encontr¨® una caja fuerte secreta, detr¨¢s de un espejo. Ayer, en cambio, Gori y su nueva compa?era, una de las vedettes m¨¢s explosivas del cine italiano, Valeria Marini, no tuvieron el coraje de abrir la puerta. Los dos sab¨ªan que ahora las cosas van en serio.

El juez que se ocupa de la escandalosa quiebra del Florentina, ante el riesgo de fuga y nuevos delitos, orden¨® el arresto domiciliario de su ex presidente. Cecchi Gori dice ser v¨ªctima de 'un compl¨®', pero el agujero del club asciende a 110 millones de euros y no a 50 millones como se dijo.

Para Cecchi Gori, que sucedi¨® a su padre, Mario, fallecido en 1993, al frente del club, el arresto marca el principio del fin de una vida p¨²blica surgida bajo el signo del ¨¦xito. Nacido en Florencia hace 60 a?os, hered¨® el imperio cinematogr¨¢fico del padre y el Fiorentina. El juguete deportivo de los Cecchi Gori, la Fiorentina, dur¨® 12 a?os. Al principio, con delirios de grandeza y luminosos fichajes. El ¨¦xito no dur¨®. A partir de 1999 las cosas empezaron a ir mal.

La mujer de Gori, Rita Rusic, una rubia despampanante, le pidi¨® el divorcio y la mitad de la fortuna. Mientras, los n¨²meros rojos y las deudas empezaban a arrojar m¨¢s de una sombra sobre la Florentina.La suerte estaba echada. El equipo fue descendido dos categor¨ªas por impago y la vida de Gori, que empez¨® como un filme rosa, 'se convirti¨® de pronto en una fea pel¨ªcula' . Vendido su imperio televisivo (Telemontecarlo), en ruinas el negocio de producci¨®n cinematogr¨¢fica, y en bancarrota fraudulenta la Fiorentina.Por eso, cuando ayer son¨® el timbre de su apartamento en el antiguo palacio de la familia Borghese, Cecchi Gori prefiri¨® no abrir la puerta.