Presupuestos sociales

?Qui¨¦n tuviera el optimismo del consejero Rambla! Ha asegurado Rambla que la econom¨ªa valenciana crecer¨¢ el pr¨®ximo a?o por encima de la media nacional. All¨ª donde el ministro de Hacienda, Crist¨®bal Montoro, prev¨¦ un aumento del PIB del 3%, Rambla sostiene que la Comunidad Valenciana lo har¨¢ dos d¨¦cimas m¨¢s. Eso demuestra que al consejero no le asustan los retos ni las tareas complicadas. Que el Banco de Espa?a considere ilusorias las metas de Montoro, no condiciona su ¨¢nimo lo m¨¢s m¨ªnimo. Tal como est¨¢ en estos momentos la econom¨ªa, el asunto tiene un m¨¦rito indudable y uno no sabe si entregarle sus ahorros a Rambla para que se los administre, u ofrecerle un puesto en una agencia de publicidad.

Al presentar los presupuestos, Rambla ha asegurado que la columna vertebral de los mismos es la pol¨ªtica de gasto social y se ha demorado en una lluvia de cifras que lo corroboran. No discutir¨¦ todas esas cifras, porque no las entiendo; adem¨¢s me parece excelente que al Gobierno valenciano le preocupen de tal manera los temas sociales. Sobre todo cuando los indicadores se?alan que la desigualdad ha aumentado en Espa?a durante los pasados a?os que son, precisamente, los del gobierno del Partido Popular. Hora es, pues, de poner remedio a esas diferencias. Aunque, bien es verdad que la Generalitat no ha dejado de preocuparse por las pol¨ªticas sociales. Al menos, si nos atenemos a las declaraciones de nuestros gobernantes, esta inquietud ha sido constante un a?o tras otro. Por desgracia, estas admirables intenciones rara vez han saltado del papel a los hechos.

?Quiere el se?or Rambla un ejemplo? El mismo d¨ªa que el consejero presentaba a la prensa sus presupuestos sociales, la consejer¨ªa de Educaci¨®n hac¨ªa una curiosa advertencia a los padres de los ni?os del colegio Santo ?ngel -por cierto, el ¨²nico centro para discapacitados en la comarca de L'Alacant¨ª- Recomendaba Educaci¨®n a estos padres que llevasen a sus hijos al centro 'bien desayunados'. ?El motivo? No es que la consejer¨ªa hubiera decidido variar el r¨¦gimen alimenticio de los ni?os, acomod¨¢ndolo a las costumbres inglesas. Se trataba de una causa m¨¢s ordinaria: la falta de un educador para atenderlos durante la hora del almuerzo. Dado que estos escolares, por su estado, son incapaces de valerse por s¨ª mismos, la consejer¨ªa pretend¨ªa evitar que pasaran hambre durante la ma?ana.

Ya ve usted, se?or Rambla, lo que sucede. Repasamos la partitura de los presupuestos, y no hay duda que hacen ustedes una pol¨ªtica social magn¨ªfica, positiva, una pol¨ªtica que merece todos los elogios. Sin embargo, llega el momento de ejecutar tan espl¨¦ndida partitura y nos encontramos que, inexplicablemente, la orquesta desafina y nos faltan unos euros para pagar un educador. Y quien dice un educador -usted ya me entiende- dice una ayuda social prometida, unas becas, la construcci¨®n de una residencia geri¨¢trica, y otros tantos asuntos que ustedes anotaron, a?o tras a?o, en los presupuestos. As¨ª que no debe extra?arle si los valencianos andamos confundidos entre Rafael Blasco, que promete, ?nada menos!, un sueldo a los jugadores incorregibles si aceptan enmendarse, y la Consejer¨ªa de Educaci¨®n, a la que no alcanza el dinero para un educador.