Ya era hora de un poco de coraje

S¨®lo hay un reproche que hacer a la ruptura de la coalici¨®n de Gobierno israel¨ª por parte del Partido Laborista, pero es muy grave, y es que se produzca demasiado tarde para evitar en todo caso tragedias pasadas, pero muy probablemente tambi¨¦n algunas futuras. Durante veinte meses, el laborismo israel¨ª ha estado dando apoyo y cobertura a una pol¨ªtica de tierra quemada literalmente insufrible. El mi¨¦rcoles, por nimias diferencias presupuestarias, el laborismo ha acabado con un Gobierno que nunca debi¨® existir, que ha hecho un da?o terror¨ªfico a la seguridad de Israel, a la estabilidad de toda la regi¨®n y a la propia izquierda. El premio Nobel Sim¨®n Peres y el ministro de Defensa, Benjam¨ªn Ben Eliezer tienen una grav¨ªsima responsabilidad en que esto haya sido as¨ª.

Pero m¨¢s vale tarde que nunca. Ahora Israel vuelve a tener una oposici¨®n que denuncie las barbaridades de su Gobierno en los territorios ocupados, pero tambi¨¦n en la pol¨ªtica social y econ¨®mica, que est¨¢n haciendo de Israel un pa¨ªs acosado, dividido, arruinado y neur¨®tico.

El Gobierno de Sharon est¨¢ donde siempre debi¨® estar. Nadie puede ya llamarse a enga?o y justificar con la unidad nacional la inevitabilidad de una pol¨ªtica brutal e incendiaria. Con Sa¨²l Mofaz como ministro de Defensa es previsible que la campa?a de sangre y fuego, de represalias ciegas y operaciones humillantes contra los palestinos contin¨²en e incluso se incrementen.

Pero la situaci¨®n se clarifica mucho. La di¨¢spora jud¨ªa, especialmente en EE UU, podr¨¢ reconocer que el Gobierno de Sharon es una alianza de guerra dominada por ultraortodoxos y colonos de los asentamientos, que extorsionar¨¢n sistem¨¢ticamente al Likud, ponen en peligro la viabilidad econ¨®mica del Estado de Israel y dinamitan toda esperanza de que los israel¨ªes puedan volver a vivir con un m¨ªnimo de seguridad.

Habr¨¢ que ver qu¨¦ deciden los laboristas en su pr¨®ximo congreso. Han de renovar su direcci¨®n despu¨¦s de haberse mancillado tanto la saliente con su participaci¨®n en veinte meses de brutal carrera hacia la nada. Pero por fin hay un partido hist¨®rico que se enfrente a Sharon sin que pueda ser descalificado como exc¨¦ntrico. Por fin el laborismo ha dejado de ser c¨®mplice de la agresi¨®n a Israel que supone la pol¨ªtica de Sharon. Y por fin surge la esperanza de una alternativa al matonismo como fe.