La ca¨ªda del sistema
El hecho de que el transporte a¨¦reo de un pa¨ªs quede colapsado durante horas y d¨ªas por culpa del incendio de unos ordenadores, significa no haber entendido nada sobre lo que es un sistema inform¨¢tico. Es frecuente, por supuesto, que se produzca una 'ca¨ªda del sistema' en este tipo de comunicaciones, pero se tiene que resolver en pocos minutos porque se caracterizan precisamente por su flexibilidad, la facilidad de conexiones nuevas y la regeneraci¨®n casi instant¨¢nea de todo el proceso. Una autopista puede quedar bloqueada durante mucho tiempo por culpa de accidentes, exceso de tr¨¢fico o cat¨¢strofes atmosf¨¦ricas. Las autopistas de la informaci¨®n, una de las met¨¢foras m¨¢s est¨²pidas de la inform¨¢tica, tienen ca¨ªdas de sistema pero se renuevan con la facilidad de todo lo que es virtual. La ¨²nica explicaci¨®n posible es que utilizamos la inform¨¢tica, pero en realidad estamos pensando en la m¨¢quina de vapor.
Los ordenadores que empleamos vienen de otros pa¨ªses, la estrategia la compramos a multinacionales y formamos a los expertos pase¨¢ndolos durante una temporada por dos o tres centros o universidades internacionales. Ya estamos modernizados. Pero luego el sistema se nos cae de las manos porque todo ha sido una operaci¨®n de cosm¨¦tica. Aunque es muy grave lo que acaba de ocurrir en los aeropuertos espa?oles, tenemos que reconocer que s¨®lo es un s¨ªntoma de una mentira mucho m¨¢s grande.
Llevamos varias generaciones sin preparaci¨®n ni formaci¨®n adecuada y ahora, cuando comienzan a jugar su papel en la sociedad, empezamos a sufrir las primeras consecuencias. Llego el momento de mostrar nuestra sorpresa ante 'ca¨ªdas del sistema' en sanidad, educaci¨®n, justicia, seguridad ciudadana, inmigraci¨®n, deterioro de las ciudades y una gran parte de nuestra vida cotidiana.
Es cierto que estamos al d¨ªa en casi todos los grandes conceptos de moda. Todos los discursos est¨¢n abarrotados de sociedad del conocimiento, globalizaci¨®n, alfabetizaci¨®n digital, ingenier¨ªa gen¨¦tica y c¨¦lulas madre. Ya tenemos m¨¢s congresos cient¨ªficos y reuniones culturales que sitios donde celebrarlos. Resulta admirable, con toda sinceridad, la en¨¦rgica preocupaci¨®n que tenemos por conseguir un m¨ªnimo de justicia social en la educaci¨®n de las generaciones nuevas. Pero, en la pr¨¢ctica, nuestros problemas de formaci¨®n se reducen a si es o no necesario evitar que nuestros j¨®venes forniquen en los lavabos de las escuelas o, en lenguaje menos tradicional, si deben practicar el sexo entre Matem¨¢ticas y Literatura para liberar la tensi¨®n de tanto esfuerzo intelectual.
Mientras el futuro real de nuestra sociedad va camino de m¨²ltiples 'ca¨ªdas del sistema', intentamos mantener a duras penas la ilusi¨®n pol¨ªtica presentando a nuevos y j¨®venes candidatos cada dos o tres legislaturas, confundiendo la renovaci¨®n generacional con la prestidigitaci¨®n electoral. Como era de esperar, s¨®lo se les ocurre contratar directores de orquesta, pasear por Bruselas para simular poder valenciano o designar esposas de presidentes para demostrar como van a solucionar todos nuestros problemas.
?De qu¨¦ estoy hablando? Del transporte a¨¦reo, por supuesto.
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