El peor Madrid logra el mejor resultado
Tres grandes detalles de Ronaldo, Roberto Carlos y Figo salvaron al equipo de Del Bosque frente al limitado Rayo
Parece mentira que el f¨²tbol alimente el negocio con partidos como ¨¦ste de Vallecas, donde el Rayo y el Madrid protagonizaron una noche infame. El Madrid hizo todo lo posible por no ganar, pero encontr¨® la victoria en el ¨²ltimo minuto con un tiro libre de Figo. Pocas veces se encontrar¨¢ un equipo con un resultado tan valioso despu¨¦s de acreditar tan pocos m¨¦ritos. Tampoco el Rayo hizo ning¨²n exceso, pero se le suponen carencias que no se imaginan en el Madrid, que jug¨® entre el fastidio y la incomodidad. Y sin ning¨²n plan. Atac¨® poco y mal. Se defendi¨® sin demasiado rigor. Sin embargo, hall¨® las vueltas al encuentro cuando lo necesit¨®, cosa rara en un equipo que suele estrellarse cuando las cosas se enredan. Se le enredaron de verdad. Dos veces cobr¨® ventaja y las dos fueron neutralizadas por el Rayo. Daba la pinta de un fracaso del Madrid, pero Figo arregl¨® los desperfectos con un excelente friqui.
RAYO VALLECANO 2| REAL MADRID 3
Rayo Vallecano: Etxeberria; Mario, Corino, Mainz, Dorado; Julio ?lvarez (De Quintana, m. 81), Onopko, Azkoitia (Camu?as, m. 87), Perag¨®n; Mora y Bolo. Real Madrid: Casillas; Salgado, Hierro, Helguera, Roberto Carlos; Figo, Cambiasso (Morientes, m. 75), Makelele, Solari (Mi?ambres, m. 57); Zidane (Guti, m. 32) y Ronaldo. Goles: 0-1. M. 15. Pase adelantado a Ronaldo, que marca de gran tiro por alto. 1-1. M. 28. Azkoitia lanza un gran disparo cruzado que supera a Casillas. 1-2. M. 57. Roberto Carlos, raso, en el saque de una falta. 2-2. M. 75. Julio Alvarez, de penalti. 2-3. M. 90 (+). Figo, tambi¨¦n de falta. ?rbitro: Rodr¨ªguez Santiago. Amonest¨® a Cambiasso, Mora, Onopko y al t¨¦cnico del Rayo, Fernando V¨¢zquez. Lleno en Vallecas: 16.500 espectadores.
Todo lo que hizo el Madrid dependi¨® de tres detalles protagonizados por Ronaldo, Roberto Carlos y Figo. No se concedi¨® una alegr¨ªa m¨¢s. Fue un equipo incapaz de tomar decisiones para afrontar sus problemas, que comenzaron por las dimensiones del campo. Eso ya se sabe en Vallecas, donde el juego es dif¨ªcil porque sobran jugadores o faltan metros. El Rayo dedic¨® toda su energ¨ªa a limitar a¨²n m¨¢s los espacios, lo que provoc¨® una especie de perplejidad en el Madrid. Primero movi¨® la pelota con pereza; luego, sin criterio; m¨¢s tarde, dej¨® de mover el bal¨®n. Ni tan siquiera emple¨® la alternativa del pelotazo, recurso habitual en Vallecas cuando el panorama se pone feo.
Ronaldo marc¨® el primer gol cuando el partido anunciaba todo lo malo que iba a ser. En medio de aquel p¨¢ramo, fue un gol extraordinario porque devolvi¨® al Ronaldo de toda la vida. Y tambi¨¦n porque lleg¨® en un contragolpe, noticia de primer orden en un equipo que tiene que masticar demasiado el juego. Pero Ronaldo gan¨® un metro a los centrales, se escap¨® y resolvi¨® la jugada con un violento tiro que pill¨® a Etxeberria desprevenido. Como no es un gol habitual en el Madrid, puso de manifiesto la importancia que puede tener Ronaldo para ofrecer variantes novedosas. Eso, a modo de apunte, porque no volvi¨® a amenazar a la defensa del Rayo. Tiene coartada: no le buscaron jam¨¢s, especialmente tras la lesi¨®n de Zidane. Si Ronaldo depend¨ªa del suministro de Makelele y Cambiasso, estaba listo. Fracasaron los dos, aunque lo de Cambiasso result¨® m¨¢s sangrante. Ni quit¨®, ni jug¨®, ni lo intent¨®. M¨¢s extra?a pareci¨® la inactividad de Solari, que pas¨® inadvertido, como si el partido no fuera con ¨¦l.
Despu¨¦s de la solemne acci¨®n de Ronaldo, el Madrid regres¨® a su p¨¦simo estado y le dio conversaci¨®n al Rayo, que empuj¨® un poco. Suficiente para empatar con un tiro de Azkoitia que super¨® a Casillas. El Rayo daba la impresi¨®n de sentirse mejor en las estrecheces de Vallecas, con sus dos l¨ªneas presionando y con la abierta intenci¨®n de aprovechar los rechaces, las faltas y los saques de esquina. No era una propuesta vistosa, pero era una propuesta. Del Madrid apenas hubo noticias, aunque siempre tuvo al jugador preciso para arreglar el resultado. Primero fue Roberto Carlos, que marc¨® el segundo tanto con un tiro libre. La respuesta del Rayo estuvo ayudada por la incompetencia del ¨¢rbitro, que convirti¨® en penalti a Azkona una falta del jugador del Rayo. O, por lo menos, as¨ª figura en el reglamento cuando alguien intenta jugar la pelota tenazmente desde el suelo. Con el empate se vieron las urgencias que hab¨ªan faltado durante todo el encuentro. F¨²tbol no hubo. Ni por asomo. Pero la incertidumbre dio algo de color al pe?azo, que iba directo al empate si fuera por el tiro libre de Figo. Un gol de gran valor en un momento extremadamente importante. Qui¨¦n lo dir¨ªa a la vista del escaso inter¨¦s que puso el Madrid.
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