El M¨¢laga cobra confianza a costa de Osasuna

Ambos equipos ven¨ªan a menos y fueron fieles a su trayectoria bajista. El M¨¢laga y Osasuna parecen lejos de su lucidez futbol¨ªstica, aunque mucho m¨¢s grave es el caso del equipo navarro, que certific¨® en La Rosaleda su tercera derrota consecutiva y, adem¨¢s, sin haber sido siquiera capaz de conseguir gol alguno.

Al M¨¢laga le proporcion¨® su triunfo, aunque m¨ªnimo, una buena terapia. Primero, porque Osasuna no le bati¨® cuando tuvo oportunidades sobradas de hacerlo en los primeros 20 minutos, en los que se apoder¨® del centro del campo y lleg¨® con peligro por las bandas al ¨¢rea de Contreras. En definitiva, sac¨® los colores a la defensa malaguista, pero poco m¨¢s. Y despu¨¦s, cuando el cuadro de Joaqu¨ªn Peir¨® decidi¨® ir por el partido, porque su rival no supo oponerle mayores dificultades. Ni tuvo poder de reacci¨®n cuando m¨¢s lo necesitaba. Recibi¨® el gol de Dar¨ªo Silva como un golpe definitivo y, tras el 1-0, qued¨® completamente sometido y vivi¨® la mayor parte del tiempo restante embotellado en su propia ¨¢rea. La producci¨®n ofensiva de Osasuna se limit¨® en el segundo tiempo a un lejano disparo de Aloisi que Contreras detuvo sin complicaciones.

Es verdad que el resultado final indica que todo fue muy apretado, pero es que el portero Sanzol impidi¨® en media docena de ocasiones que el M¨¢laga ampliara su ventaja. Adem¨¢s, Gerardo y Valcarce estrellaron sendos lanzamientos contra los palos.

Tras dos derrotas consecutivas y su eliminaci¨®n en la Copa del Rey, el M¨¢laga encontr¨® as¨ª ox¨ªgeno. Ya no juega con la solidez que le llev¨® a disputar el liderato hace apenas dos semanas, pero su solvencia es, sin duda, mucho mayor que la de Osasuna. Los dos equipos fueron tambi¨¦n fieles a sus respectivas clasificaciones.

Pese a que comenz¨® desorientado y el p¨²blico pit¨® repetidamente su juego -pudo ser peor si no es por un parad¨®n de Contreras a un remate a bocajarro de Iv¨¢n Rosado-, el M¨¢laga se rehizo y sali¨® a flote enganchado al coraje de Dar¨ªo Silva y al criterio futbol¨ªstico de Sandro, jugador interminente de cuyas botas salieron los pases de todas las ocasiones de gol de las que dispuso el M¨¢laga. S¨®lo tradujo una, pero gan¨® lo que m¨¢s necesitaba: confianza.