De penalti y jugando contra diez

A la espera de empresas mayores, como viajar el s¨¢bado a Riazor y recibir despu¨¦s al Madrid, el Barcelona se sac¨® anoche de encima un partido de aquellos en los que acostumbra a tropezar, enredado en sus propias c¨¢balas y cuitas, superado y desinflado no se sabe muy bien por qu¨¦ ni por quien. Al rescate del equipo, m¨¢s mal parido y hueco que nunca, acudi¨® Saviola, que de paso aviv¨® un partido muerto, presidido por la impotencia de Riquelme, quien al menos encontr¨® consuelo a su trabajo en la transformaci¨®n del penalti. No pudo ganar el Bar?a de otra forma. Ni aun jugando contra diez, tuvieron los azulgrana un momento de respiro. El Villarreal poco dijo, aunque se qued¨® mirando al ¨¢rbitro, que en caso de duda siempre pit¨® a favor del equipo de casa, que as¨ª es como uno va haciendo camino.

A Van Gaal le ha dado ahora por coger la play-station y a cada partido monta una alineaci¨®n diferente. La de ayer no ten¨ªa pies ni cabeza o, cuanto menos, no guardaba relaci¨®n con la cultura futbol¨ªstica azulgrana. No hay manera de que el t¨¦cnico complete un equipo a gusto de aficionados y jugadores. No es que tenga la obligaci¨®n. Ocurre, sin embargo, que al abrigo del Camp Nou se sopone que hay cosas prohibidas, como enfrentar a cualquier rival con s¨®lo medio delantero, como es Kluivert, inimitable jugando de espaldas a la porter¨ªa y aborrecible a la que enfrenta al meta.

V¨ªctima de un ataque de centrocampismo, el entrenador prescindi¨® de un segundo punta (Saviola) y de un extremo (Overmars) para desdicha de Riquelme, exigido de mala manera. El argentino se encontr¨® perdido en cancha ajena, con toda la tropa sopl¨¢ndole el cogote y Kluivert invit¨¢ndole a tirar paredes. Mal asunto para Riquelme, quien, a falta de entrejuego, de ritmo, tuvo al menos la decencida de buscar unas cuantas faltas ante el balc¨®n del ¨¢rea. Por all¨ª desfilaron todos los fusileros del equipo (Riquelme, Xavi, Mendieta, Frank de Boer), y uno tras otro se vencieron fente a Reina, que pareci¨® m¨¢s espabilado que nunca en su regreso al estadio barcelonista.

Alineado el Barcelona entero por detr¨¢s de la pelota, el Villarreal se manej¨® con suficiencia, sin apuros e incluso con cierto atrevimiento. El ¨¢rbitro, sin embargo, le cort¨® el paso a la que cruz¨® la media cancha, sobre todo en una internada de V¨ªctor que Puyol aborto de mala manera en el ¨¢rea, una acci¨®n que pareci¨® punible, mucho m¨¢s que una ca¨ªda de Palermo ante Bonano.

Las faltas , sin embargo, acabaron minando al Villarreal, obligado a afrontar la ¨²ltima media hora con un futbolista menos por la expulsi¨®n de Unai. El paisaje del encuentro invitaba al Barcelona a dar por fin un pase al frente, y Van Gaal acab¨® por rescatar a Overmars y Saviola. M¨¢s que f¨²tbol, el equipo gan¨® autoridad ofensiva y acab¨® al menos con el dolor de cabeza de la hinchada. Hab¨ªa al menos la esperanza de que moviendo el ¨¢rbol, ni que fuera por insistencia, algo acabar¨ªa por caer. Y as¨ª fue como Kluivert, posicionado como segundo delantero, conect¨® con Saviola, perfilado como ariete, y forz¨® un penalti que Riquelme transform¨® con una sangre fr¨ªa sobrecogedora.

Ni con un tanto m¨¢s y el Villarreal con un jugador menos, pudo atrapar el Barcelona un final c¨®modo. La tensi¨®n era tal que hasta Van Gaal no se enter¨® que Puyol, lesionado, le hab¨ªa pedido el cambio y retir¨® a Cocu. Hab¨ªa que aguantar como fuera, y nadie como el reci¨¦n renovado zaguero internacional para poner a salvo el portal propio en un partido que s¨®lo admit¨ªa la victoria.