Hombre de fidelidades
El 25 de octubre, Pep Montany¨¨s cumpli¨® 65 a?os y pocos d¨ªas despu¨¦s, durante el puente de Todos los Santos, se fue con su mujer, Maria Mart¨ªnez, a celebrarlo con un buen almuerzo en el hotel El Castell, de la Seu d'Urgell. A celebrarlo y, sobre todo, a descansar. La agenda de mi amigo Pep era una agenda muy apretada, cada d¨ªa ten¨ªa un mont¨®n de reuniones, visitas y compromisos de todo tipo, lo que le obligaba a programar sus escapadas, sus descansos, fuera de Barcelona y de sus m¨²ltiples obligaciones, con bastante antelaci¨®n. De su ¨²ltima escapada a la Seu d'Urgell -donde hab¨ªamos almorzado, y muy bien, el pasado verano-, me inform¨® a finales de septiembre y me propuso que mi mujer y yo les acompa?¨¢semos. No pudo ser.
?ltimamente, los dos matrimonios sol¨ªamos escaparnos con una cierta frecuencia. Un viaje en coche de Cadaqu¨¦s a Marsella para almorzar una bullabesa en Chez Fonfon y regresar el mismo d¨ªa para cenar en el hotel Ampurd¨¢n de Figueres. Un viaje de ida y vuelta con el Euromed hasta Valencia, para comer el arroz amb fesols i naps de Casa Carmina... La pr¨®xima escapada la ten¨ªamos programada para finales de diciembre: Alicante (los arroces del Piripi y los sepionets del Nou Manol¨ªn). Y, en mayo, Sicilia. Una semanita en coche por la costa oeste de Sicilia. A los Montany¨¨s les hac¨ªa mucha ilusi¨®n este viaje.
Mi amigo Pep era un buen gourmet y daba gusto verle comer. Disfrutaba como un ni?o. Nunca olvidar¨¦ aquel viaje a Estrasburgo en que fuimos a ver un montaje de Bergman con los actores del Dramaten -la gran Anita Bj?rk en el personaje de Selma Lagerl?f- y luego nos fuimos a comer al c¨¦lebre Crocodile de ?mile Jung. Cuando a Pep le sirvieron aquel plato de 'Mille-feuille de Saint-Jacques au tourteau', se le iluminaron los ojos y a punto estuvo de llorar de felicidad.
En nuestras escapadas, tanto los Montany¨¨s como nosotros procur¨¢bamos no hablar de teatro o, para ser m¨¢s preciso, del Lliure, de los problemas del Lliure. Los Montany¨¨s hablaban de sus hijos, de Laia, la ni?a de sus ojos, del 'peque?o' Arnau, y de Joan, el payaso Monty, del que su padre se sent¨ªa muy orgulloso, aunque en lo concerniente a la comida le recriminaba el que se contentase con 'un arr¨°s bullit i una sola de sabata'. Y nosotros procur¨¢bamos distraerles. Pero, evidentemente, en un momento u otro sal¨ªa el tema y acab¨¢bamos hablando del Lliure y de sus problemas.
Este verano, cuando viaj¨¢bamos de Espot, a La Seu d'Urgell, Pep se sincer¨® con nosotros y nos cont¨® las putadas que le hab¨ªan hecho un par de pol¨ªticos, ambos vicepresidentes de la junta de gobierno del Teatre Lliure. Uno de ellos, gran defensor del Lliure, incluso se hab¨ªa tomado la molestia de buscarle un sustituto (Pep lo supo por la misma persona a la que el pol¨ªtico le hab¨ªa ofrecido la direcci¨®n del Lliure: 'Prefiero que lo sepas por m¨ª que no por otra persona', le dijo).
A Pep le dol¨ªan much¨ªsimo esas y otras putadas, pero procuraba quitarles importancia, no as¨ª Maria, que tem¨ªa por su salud, y as¨ª, literalmente, se lo repet¨ªa una y otra vez. Aunque sab¨ªa, y nosotros con ella, que no hab¨ªa nada que hacer: Pep hab¨ªa hecho el nuevo Lliure -porque lo hizo ¨¦l, de despacho en despacho, vigilando las obras, enfrent¨¢ndose con las instituciones- y seguir¨ªa en ¨¦l hasta dejarlo en buenas manos, por fidelidad a su amigo y compa?ero Fabi¨¤ Puigserver, por cumplir el compromiso moral adquirido con ¨¦l. Sin ese compromiso, Pep no habr¨ªa asumido la direcci¨®n del Lliure y qui¨¦n sabe si hoy seguir¨ªa con vida. Pep era un hombre de amistades s¨®lidas y conoc¨ªa el valor de la palabra dada. ?l y Fabi¨¤ se hab¨ªan conocido en la Adri¨¤ Gual al principio de la d¨¦cada de 1960. Ven¨ªan de la misma familia, del mismo hogar teatral. M¨¢s adelante volver¨ªan a coincidir en L'Escorp¨ª (1974), y cuando en 1986 Fabi¨¤ le llam¨® para hacerse cargo de la gerencia del Lliure, Pep encontr¨® en el Lliure una nueva familia teatral, un nuevo hogar teatral, al que seguir¨ªa fiel hasta el d¨ªa de su muerte, por su compromiso con Fabi¨¤.
Es ese mismo Pep Montany¨¨s, hombre de fidelidades, el que introduce y dirige el teatro de Benet i Jornet -otro de la Adri¨¤ Gual- en el Lliure, y es ese mismo Pep Montany¨¨s el que en la primera temporada del nuevo Lliure -que no en vano se llama teatro Fabi¨¤ Puigserver- programa Ronda de mort a Sinera, recupera a Ricard Salvat -fundador de la Adri¨¤ Gual con Maria Aur¨¨lia Capmany, otra de las grandes fidelidades de Pep-, y organiza las Jornades Salvador Espriu.
Habl¨¦ con ¨¦l el jueves, tres d¨ªas antes de su muerte. Fue despu¨¦s de la reuni¨®n del patronato del Lliure, en su despacho del teatro. Me confirm¨® la anulaci¨®n definitiva del festival de la Uni¨®n de Teatros de Europa (a la que el Lliure pertenece), la cual deb¨ªa celebrarse en Barcelona en 2004. Al parecer, Pag¨¨s, el mandam¨¢s del F¨°rum, le ha recortado el presupuesto a Borja Sitj¨¤ y el festival se ha ido al traste. A Pep le hac¨ªa mucha ilusi¨®n este festival: poder mostrar, ofrecer el Fabi¨¤ Puigserver a sus colegas del National brit¨¢nico, del Od¨¦on, del Piccolo, del Dramaten...
Pep se mostr¨® tambi¨¦n muy molesto con las instituciones que subvencionan el Lliure. Me dijo que pretend¨ªan rebajar las cantidades pactadas en funci¨®n de que el teatro no hab¨ªa alcanzado en su anterior temporada las cifras de taquilla que se hab¨ªan estipulado. Estaba furioso. Le propuse un viaje a Par¨ªs, para descansar. 'Nos zampamos una choucroute en Chez Lipp y luego nos vamos al Rond-Point a ver el nuevo espect¨¢culo de Philippe Caub¨¨re'. '?Qu¨¨ m¨¦s voldria! ?Tinc feina, molta feina', fue lo ¨²ltimo que me dijo.
Acababa de cumplir 65 a?os y se jubil¨®. 'Ens ha fet a tots botifarra!', me dec¨ªa, entre risas y l¨¢grimas, Maria Mart¨ªnez, pocas horas despu¨¦s de su muerte. Ahora podr¨¢ descansar, definitivamente. Conf¨ªo en que donde est¨¦ haya un buen restaurante, o cuando menos una buena pasteler¨ªa. Era muy goloso.
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