El lado oscuro del juego de azar
En la galaxia del juego de azar hay varios mundos y no todos son iguales. Los hay grandes y peque?os, educados, laboriosos, correctos. Los hay tambi¨¦n subordinados que giran alrededor de un astro rey que les promete luz y protecci¨®n. Como cualquier universo que se precie, posee tambi¨¦n su lado oscuro, opaco. Incluso tenebroso si me apuran. Miguel Dur¨¢n vive en ese lado oscuro del cosmos del azar. Habita en un mundo donde los c¨®digos de conducta y las maneras est¨¢n exentas de proporci¨®n y ecuanimidad. Se cree abanderado y caudillo de una legi¨®n, cuando en realidad comanda simplemente una patrulla. Eso s¨ª, poderosa, influyente y capaz de persuadir a sectores de un Gobierno catal¨¢n de rebajas. Y eso es lo que ha sucedido. El art¨ªculo publicado recientemente en este peri¨®dico -en el que se me acusa de soplar la hoguera que ha encendido un sector minoritario (sic) de los empresarios del juego- no es m¨¢s que una reacci¨®n pueril motivada por el contratiempo que le ocasiona al se?or Dur¨¢n la retirada del Reglamento del Juego para las tragaperras. En su escrito, el se?or Dur¨¢n me acusa, en tono apocal¨ªptico, de pretender la ruina de miles de familias vinculadas al sector de las m¨¢quinas tragaperras. Falso. ?Cu¨¢nta demagogia al servicio de unos pocos! El diputado Joan Ferran lo ¨²nico que ha exigido en el Parlament ha sido una Administraci¨®n que prime el inter¨¦s general sobre el particular, una reglamentaci¨®n del juego que no perjudique precisamente a la mayor¨ªa de los operadores y trabajadores que han de supeditarse a los caprichos de los que procuran el monopolio. El se?or Miguel Dur¨¢n, ba?ado en victimismo, aduce que paga muchos impuestos al erario p¨²blico; pero olvida, por ejemplo, que el sector de las tragaperras es el ¨²nico ¨¢mbito del juego que escapa al control de los gobiernos. Parece que alguien, deliberadamente, intente obviar cu¨¢nto se juega (lo admite as¨ª la Comisi¨®n Nacional del Juego en sus memorias anuales). Estos ingresos opacos forman parte de una bolsa de dinero no controlada de las m¨¢s importantes de Europa. ?Qui¨¦n recauda esas bolsas? Hace apenas dos a?os, ?oh paradoja!, el se?or Dur¨¢n propugnaba por escrito eliminar la tributaci¨®n fija por m¨¢quina y propon¨ªa aplicar una tasa sobre el volumen del juego. Hoy ya no. Atrapado por sus pactos empresariales, pugna por controlar y monopolizar -a d¨²o- el mundo de las tragaperras. El diputado Joan Ferran lo que ha hecho en el Parlament de Catalunya ha sido simplemente denunciar lo que el ve¨ªa como connivencia del director general del Juego, se?or Amadeu Farr¨¦, con los grandes del mundo de las tragaperras en perjuicio de medianos y peque?os empresarios y expendedores. El delito del diputado ha sido haber alertado y denunciado el efecto nocivo que ten¨ªa la nueva reglamentaci¨®n sobre las personas, que, al reducir la velocidad de las partidas, fomentaba las ludopat¨ªas. Consecuentemente, este mismo diputado, por imperativo moral, se ha permitido la licencia de solicitar, argumentadamente, al Gobierno catal¨¢n el cese de su director general por considerarlo una persona no id¨®nea para actuar con la imparcialidad y el criterio institucional que se le suponen a un representante de lo p¨²blico.
Hace alg¨²n tiempo un buen amigo, senador por cierto, me alert¨® acerca de las pol¨ªticas del juego y de alguno de sus personajes m¨¢s entra?ables, me hizo observar el considerable volumen recaudatorio de este sector y los grandes intereses que estaban en liza y, por tanto, el c¨²mulo de dificultades de todo tipo que entra?aba entrar en la cuesti¨®n. El que suscribe estas l¨ªneas lo ha hecho sin considerarse -cito palabras de Dur¨¢n- una 'vaca sagrada', pero s¨ª movido por un par de resortes en los que cree profundamente. A saber:
1. La Administraci¨®n se debe al ciudadano, al inter¨¦s general. Resulta por tanto inadmisible que un gobierno, por negligencia o mala fe, legisle contra el inter¨¦s general en beneficio de unos pocos. Ante una situaci¨®n tan escandalosa como la que se apuntaba en el reglamento de m¨¢quinas tragaperras, era obligaci¨®n de la oposici¨®n la denuncia sin ambages y la exigencia de responsabilidades. ?C¨®mo explica si no el se?or Dur¨¢n el resultado de la votaci¨®n parlamentaria que aun¨® a la izquierda con los populares? Muy sencillo: por inter¨¦s general. ?C¨®mo explicar la unidad de acci¨®n contra el reglamento de varios grupos empresariales y gremios del sector junto a asociaciones de lud¨®patas y partidos pol¨ªticos en otros temas adversarios? Nuevamente por inter¨¦s general.
2. La defensa de los puestos de trabajo y la viabilidad de las empresas -que hay que garantizar- no eximen a la Administraci¨®n de procurar paliar las repercusiones negativas del juego sobre la ciudadan¨ªa. Hoy en d¨ªa la Generalitat no controla los efectos sociales del juego. Se le escapan. Es mi obligaci¨®n denunciarlo.
Por todo ello y muchas cosas m¨¢s, creo poder afirmar que las cr¨ªticas vertidas contra mi persona en este diario por el se?or Dur¨¢n est¨¢n impregnadas de intereses particulares y expectativas de negocio frustradas. A estas alturas de la pel¨ªcula, siento tener que afirmar que el se?or Dur¨¢n carece de credibilidad; lamentablemente, no da el perfil para un representante de un conjunto empresarial con tantas posibilidades como el del juego y el ocio. Sus tesis decepcionan por contenido y forma. Si echamos mano de la memoria hist¨®rica, no ser¨¢ ¨¦sta la primera vez que el se?or Duran decepcione a sus representados. Hay hemerotecas para comprobarlo. Hay que reconocerle, eso s¨ª, que es un insuperable coleccionista de pleitos y conflictos.
Sigamos cada cual en su terreno. Uno intentando defender los intereses, leg¨ªtimos si me apuran, pero no compartidos, de un reducido sector, y un servidor, intentando defender honestamente el inter¨¦s general de los ciudadanos. Para eso me pagan.
Joan Ferran es diputado del PSC al Parlament.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.