Un rosario de fiestas privadas cerr¨® la gala en Barcelona de la MTV, en la que triunf¨® Eminem

Un rosario de fiestas privadas, iluminadas la mayor¨ªa por las rutilantes estrellas del pop, cerr¨® en la noche del jueves y la madrugada de ayer la gala de la televisi¨®n musical MTV en Barcelona. El rapero Eminem, que fue el triunfador de los premios al llevarse tres de los cuatro galardones para los que estaba nominado (mejor artista masculino, mejor artista hip-hop y mejor disco), protagoniz¨® su propia fiesta. Se pudo ver en las otras a una buena parte de los dem¨¢s ganadores. El palmar¨¦s final qued¨® as¨ª: Linkin' Park, mejor grupo y artista hard rock; Kylie Minogue, mejor artista pop y dance; Red Hot Chili Peppers, mejor artista rock y actuaci¨®n en directo; Pink, mejor canci¨®n; Jennifer L¨®pez, mejor artista femenina; Amaral, mejor artista espa?ol; The Calling, mejor artista revelaci¨®n; Alicia Keys, mejor artista R&B, y R?yksopp, mejor v¨ªdeo.

'Hasta el a?o que viene', dijo una empleada de la MTV a modo de despedida. Se lo dijo a los periodistas que recog¨ªan sus trastos de la sala de prensa, donde Moby hab¨ªa protagonizado la ¨²ltima entrevista de la jornada. Se apagaban las luces y el Palau Sant Jordi comenzaba a vaciarse. Una producci¨®n excelente y mod¨¦lica volv¨ªa a los 90 tr¨¢ilers tras haber montado una ceremonia t¨¦cnicamente impecable pensada para la televisi¨®n.

Mientras tanto, en las tripas del Estadio Ol¨ªmpico se iniciaba la fiesta oficial de clausura, y Eminem, orlado con sus tres premios, montaba su juerga en Razzmatazz. La MTV se desped¨ªa. Eminem fue el chico m¨¢s avispado de todos, y en lugar de recluirse en fiestas exclusivas opt¨® por montar la suya. Tom¨® por camerino el segundo piso de Razzmatazz, lo decor¨® de negro y rojo, convirti¨® el bar del primer piso en recinto para requetevips, los pasillos y la sala 2 en espacio para los vips de a pie y dej¨® el escenario a los chicos de su sello discogr¨¢fico, a ver si vend¨ªan unas copias y entreten¨ªan a los b.boys que llenaban la sala principal. El mismo Eminem sali¨® a recitar durante media hora en lo que m¨¢s que un concierto puede considerarse un acto promocional imaginativo que incluy¨® la presencia del reverendo Manson en un tema. Desde los laterales del escenario se tiraban camisetas y en la puerta se regalaban bolsas con recopilatorios del sello Shady. Hip-hop para las masas, hip-hop no s¨®lo para b.boys en el caso de Eminem. Glamour en ch¨¢ndal.

Entretanto, el Estadio Ol¨ªmpico ya hab¨ªa engullido a los centenares de invitados de la fiesta oficial. Tres escenarios, cabinas para disc jockeys, barras y expositores a lo largo de todo un lateral del recinto, aprovechando pasillos y vomitorios. Un b¨²nker-discoteca alimentado con hip-hop, techno berlin¨¦s, electr¨®nica sin denominaci¨®n de origen, m¨²sica negra y mucha gente rubia. Parec¨ªa Londres. En realidad era un trozo de otra ciudad implantado en Barcelona para solaz de los nativos. Eran ingleses hasta los porteros.

En la gaudiniana Casa Batll¨® s¨ª hubo acento local, un poco de flamenco, visita de Alicia Keys y presencia de un Enrique Iglesias que con la misma cara de contento no se ha perdido una juerga en tres d¨ªas. Eso debe ser el cosmopolitismo. El caso es que el plat¨® ya se ha desmontado y el se?or Marshall ya se ha marchado.