Alc¨¤sser, 10 a?os bajo los focos
Una d¨¦cada despu¨¦s del crimen de tres adolescentes, el pueblo intenta olvidar la tragedia
El pasado mi¨¦rcoles se cumpli¨® el d¨¦cimo aniversario del triple asesinato de Miriam Garc¨ªa, To?i G¨®mez y Desir¨¦e Hern¨¢ndez, las tres adolescentes de Alc¨¤sser (Valencia). Fueron raptadas, violadas y asesinadas por dos delincuentes comunes de un pueblo vecino, Catarroja. Miguel Ricart es el ¨²nico detenido. Su amigo Antonio Angl¨¦s fue el autor principal del crimen. Al parecer, hac¨ªa tiempo que deseaba cometer un acto de violencia as¨ª para descargar su ira. Luego se esfum¨®, en una huida rocambolesca, en la que aplic¨® todo lo que hab¨ªa aprendido en la calle. La desaparici¨®n de las j¨®venes, y el hallazgo de sus cad¨¢veres casi tres meses despu¨¦s, provoc¨® una convulsi¨®n social que nadie ha olvidado.
Como entonces, en este aniversario numerosos medios de comunicaci¨®n han invadido el peque?o pueblo valenciano. Pero el trato que reciben es distinto. Sobre todo, si los periodistas pertecen a alg¨²n canal de televisi¨®n. Josep P. Gil, psic¨®logo municipal de Alc¨¤sser que atendi¨® a las familias de las v¨ªctimas, cuenta que un empleado de la Sociedad Musical del pueblo persigue con una escoba a todo aquel que se acerca al local con un micro en la mano. Desde ese local, la locutora Nieves Herrero emiti¨® el 28 de enero de 1993 una edici¨®n especial de su programa De t¨² a t¨² que fue denostada por sensacionalista y que dio pie a otros excesos informativos.
"Son los medios los que recuerdan al pueblo su dolor, no al rev¨¦s", opina Gil. Y para demostrar que la herida est¨¢ cicatrizada se?ala que "las j¨®venes han vuelto a hacer autoestop, como las tres v¨ªctimas cuando los criminales las recogieron en su coche". Vicent, enterrador de Alc¨¤sser, cuenta que a¨²n viene gente de fuera al cementerio a observar el monumento a las tres v¨ªctimas.
Para las familias de las asesinadas el olvido es m¨¢s dif¨ªcil. Fernando G¨®mez, padre de To?i, lleva con regularidad flores la tumba de su hija. Tambi¨¦n lo hace Rosa Folch, madre de Desir¨¦e, siempre que se lo permite su trabajo en un almac¨¦n. Su marido muri¨® poco despu¨¦s que su hija. Convive con su otra hija, que pronto se casar¨¢. "El dolor crece cuando no sabes si alguien realmente est¨¢ persiguiendo a Angl¨¦s, y cuando mucha gente del pueblo me ha mirado mal por insistir en que se le capture", afirma.
Esto ¨²ltimo tiene que ver con "la teor¨ªa de la conspiraci¨®n" que exculpaba a Angl¨¦s y Ricart como autores del crimen e implicaba a pol¨ªticos, abogados, y a quienes participaron en la investigaci¨®n oficial. Fue impulsada por Fernando Garc¨ªa, padre de Miriam, y algunos colaboradores suyos desde distintos programas televisivos, y ahora reina en Internet. A ella se ha opuesto siempre Rosa Folch. Entre las familias de las v¨ªctimas no existe hoy relaci¨®n.
Fernando Garc¨ªa no se deja ver por el pueblo, pese a que mantiene la vivienda. Ahora regenta una tienda de venta de colchones en Catarroja. Est¨¢ situada frente al domicilio de la familia Angl¨¦s, cuyos miembros son clientes del establecimiento. Uno de ellos asegura que con Garc¨ªa hay "buen rollo". Los Angl¨¦s han cambiado su apellido para intentar librarse del estigma del crimen. Son nueve hermanos. Neusa, la madre, trabaja en un matadero y vive con dos de sus hijos. Los otros se han repartido. Una de ellas, Kelly, quiere trabajar en Miami. Otro, Juan Luis, est¨¢ internado en un psiqui¨¢trico, y uno de los peque?os, Mauricio, de 24 a?os, cumple condena. Su madre dice que el chico quiere ser periodista.
Todos los miembros de la familia de Ricart han muerto, excepto una hermana que no pisa Catarroja. La mujer de Fernando Garc¨ªa tambi¨¦n ha fallecido.
La televisi¨®n auton¨®mica Canal 9, que en su momento dio alas a las teor¨ªas de Garc¨ªa, ha emitido esta semana un reportaje con c¨¢mara oculta. En ¨¦l, el padre de Miriam habla del dinero que, como donativo para sus investigaciones personales, le ha llegado de toda Espa?a durante todos estos a?os. Con ese capital, anunci¨® en su d¨ªa que iba a impulsar una fundaci¨®n para proteger al menor. Pero el Ministerio de Asuntos Sociales no autoriz¨® el registro de la fundaci¨®n, y por tanto, ¨¦sta nunca existi¨® legalmente.
A la pregunta de qu¨¦ hab¨ªa hecho con ese dinero, Garc¨ªa responde a la c¨¢mara oculta: "El dinero es m¨ªo, me lo he gastado en lo que sea. ?A qui¨¦n tengo que dar explicaciones? A nadie". Como m¨ªnimo, recibi¨® 78 millones de pesetas en donativos. La Fiscal¨ªa de Valencia ha abierto diligencias por presunto delito de estafa. Fernando Garc¨ªa argumenta que todo se lo gast¨® en investigar la muerte de su hija, y ha pedido perd¨®n a quien haya molestado. Lo ha hecho en un intenso recorrido por programas de televisi¨®n. Como no pod¨ªa ser de otro modo.
Las tinieblas de Angl¨¦s
Miguel Ricart fue condenado a 170 a?os de prisi¨®n por su activa colaboraci¨®n en el triple crimen de Alc¨¤sser (Valencia). Est¨¢ a punto de cumplir 10 a?os en la prisi¨®n de Herrera de la Mancha, y aspira a un permiso que a¨²n no ha obtenido. De Antonio Angl¨¦s, el ejecutor de los asesinatos, nada se sabe desde que -te¨®ricamente- se lanz¨® a las aguas del puerto de Dubl¨ªn desde un mercante.
Sab¨ªa nadar, pese a que la Interpol, que a¨²n lo busca, afirm¨® lo contrario. Pero eso no garantiza su supervivencia, aunque, si algo ha sido siempre Angl¨¦s, es un superviviente. As¨ª lo recoge Desde las tinieblas. Un descenso al 'caso Alc¨¤sser' (Diagonal), libro publicado hace pocos d¨ªas por el autor de este reportaje, Joan M. Oleaque. En el libro, que analiza el impacto medi¨¢tico del caso, familiares y amigos ¨ªntimos del delincuente le vinculan a un hecho similar al de Alc¨¤sser, y le presentan como una persona rabiosa y contradictoria.
Angl¨¦s siempre dese¨® ir a Brasil, pues cre¨ªa que en aquel pa¨ªs pod¨ªa enriquecerse como hab¨ªa hecho un t¨ªo suyo. Medrar social y econ¨®micamente era su obsesi¨®n. Nunca fue capaz de conseguirlo.
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