Las flores negras
No es ¨¦ste el ¨²nico libro que, siendo literatura, levanta la bandera de su car¨¢cter preliterario, como si Isabel Escudero, su autora, a?orara un para¨ªso en el que la oralidad no hab¨ªa sido amortajada a¨²n en la letra de la escritura. Se propone aqu¨ª una l¨ªrica liberada del cors¨¦ normativo del lenguaje y emancipada de su propia creadora que, recelosa del yo enf¨¢tico, persigue una poes¨ªa sin poeta. Confinar las palabras en un libro, como recluir en un zool¨®gico a los animales en extinci¨®n, es consecuencia de esa a?oranza, pero tambi¨¦n su abolici¨®n. En la poes¨ªa de Cifra y aroma se oyen los tintineos, las asonancias, las reiteraciones c¨ªclicas de los cantos infantiles y de un mundo germinal, y su vocaci¨®n es el origen, al que s¨®lo se llega retrocediendo desde el lenguaje proposicional a la m¨²sica callada de las emociones: "Silencio, / almendra / del verso". Claro que esa tarea debe responder m¨¢s a una actitud que a un programa, para evitar la frecuente aparatosidad de propuestas que exhiben, paradoja incluida, su sencillez.
CIFRA Y AROMA / EL D?A MENOS PENSADO
Isabel Escudero Hiperi¨®n. Madrid, 2002 336 p¨¢ginas. 15 euros
Los acertijos, tankas, m¨¢xi-
mas m¨ªnimas, incluso los proverbios (g¨¦nero menos apropiado para revelar la inocencia, por su inclinaci¨®n prescriptiva), tienen una espontaneidad recubierta en este volumen por los caparazones superpuestos de numerosos pr¨®logos, delantales y ep¨ªlogos que la resguardan y casi la asfixian. Estos versillos est¨¢n glosados, acotados o comentados, adem¨¢s de por Isabel Escudero, por Luis Mateo D¨ªez, Agust¨ªn Garc¨ªa Calvo, Joaqu¨ªn Lled¨® y V¨ªctor Erice: mejor y m¨¢s nutrida compa?¨ªa que la de los dos ladrones que escoltaron, cada uno en su cruz, al Cristo del Poco Poder al que reza la autora, seg¨²n nos informa Garc¨ªa Calvo.
Si en Cifra y aroma predomina lo naif, la ingenuidad intuitiva y un gozoso atolondramiento como el del perro tontiboliloco que se pasea por algunos de los poemas, El d¨ªa menos pensado da m¨¢s importancia a la secuencia l¨®gica y a la convenci¨®n literaria. En todo caso, los resultados var¨ªan poco, pues importa menos la estructura o el g¨¦nero que el alma de esa autora que ha querido borrarse del poema. En los mejores momentos se consiguen versos a¨¦reos y ligeros; en los peores, s¨®lo livianos. A veces hay un puente invisible que conecta un par de im¨¢genes tr¨¦mulas: "Vuelve el columpio / vac¨ªo: / en el cielo, / otro angelito". Otras veces los poemillas resumen la docta ignorancia de los espirituales alemanes del XIII o espa?oles del XVI: "Nido de aire: / soledad pura / del que no sabe"; o, en fin, se refieren a la escritura que profana la blancura del papel y va dejando "en el campo de nieve / las flores negras": una imagen funeral de la p¨¢gina en la que se preservan, momificados, los antiguos cantares.
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