La pasi¨®n seg¨²n Robe

De nuevo la antiestrella Robe Iniesta ha llenado dos d¨ªas seguidos un recinto de m¨¢s de 10.000 personas y otra vez lo ha hecho casi sin promoci¨®n en medios de comunicaci¨®n mayoritarios. Pero es que Robe sigue dando con su m¨²sica una y otra vuelta de tuerca a un sistema que niega la verdad por fea y le pinta bigotes y expresiones obscenas a ese (des)orden del comportamiento humano que es la correcci¨®n pol¨ªtica a cualquier precio.

En Legan¨¦s, Iniesta plante¨® un sistema de concierto que hubiera estado bien si se hubiera celebrado en verano. Pero poner a un simp¨¢tico DJ a pinchar cl¨¢sicos del rock -?sonaron hasta los Pretenders!- durante una hora previa a la actuaci¨®n, cuando el fr¨ªo de noviembre te cruje los gl¨²teos aposentados en la grada, es, dici¨¦ndolo en plan suave, pel¨ªn inc¨®modo.

Por fin sali¨® Robe y despej¨® las dudas acerca de en qu¨¦ est¨¢ ocupada ahora la mente de tan subversivo personaje. El amor, en su expresi¨®n m¨¢s cruda y carnal es, actualmente, el motivo central de este extreme?o. Porque en canciones como Buscando la luna, Tu coraz¨®n, So payaso, Sucede o Ama, Ama ensancha el alma y no hay otra cosa m¨¢s que amor salvaje, pasi¨®n entre dos llena de olores, sabores, fluidos corporales y otros elementos excluidos del romanticismo oficial cantado; y ya no digamos en otras canciones decididamente m¨¢s provocadoras, como Hoy te la meto o Golfa.

Tanta expresi¨®n del amor la cant¨® Robe en Legan¨¦s con sentimiento desgarrado, voz quebrada y fiereza musical a la que el grupo pone acompa?amiento de fuego. Rompiendo el concierto en dos partes, Robe Iniesta termin¨® ascendiendo a su cielo particular de modo coherente con el aspecto de Jesucristo armado que exhibe en la portada de su ¨²ltimo ¨¢lbum, Yo, minor¨ªa absoluta; y lo hizo, impulsado por la fe y el cari?o de sus seguidores-creyentes.