Los peligros de la gran coalici¨®n austriaca
Una nueva alianza entre conservadores y socialdem¨®cratas en las elecciones de hoy podr¨ªa resucitar las opciones antisistema
Encadenando un cigarrillo tras otro, Robert Menasse, uno de los ensayistas austriacos m¨¢s brillantes de su generaci¨®n, ofrece en un caf¨¦ de Viena su pron¨®stico sobre lo que le deparan las elecciones de hoy al ultraderechista J?rg Haider, quien seg¨²n todas las encuestas desaparecer¨¢ del mapa pol¨ªtico tras el ¨¦xito que hace tres a?os escandaliz¨® a Europa. "Haider est¨¢ pol¨ªticamente muerto; tan muerto como Dr¨¢cula; pero si vuelve la gran coalici¨®n , resucitar¨¢ como los vampiros".
Aunque menos famosa, la gran coalici¨®n es un producto t¨ªpico austriaco, como la tarta Sacher, los valses, tan atractivos como intrascendentes, o la noria del Prater. Durante d¨¦cadas, los dos partidos mayoritarios, socialdem¨®cratas (SPO) y conservadores (OVP), gobernaron el pa¨ªs al alim¨®n, y se repartieron los puestos m¨¢s importantes en estricto respeto a sus resultados electorales, pero con absoluto desprecio por los individuos y su capacidad personal de descollar en la sociedad, seg¨²n los m¨¢s cr¨ªticos del sistema. La f¨®rmula acab¨® desesperando a los votantes, contribuy¨® a fosilizar las instituciones, y catapult¨® a la ultraderecha al ¨¦xito en las elecciones de 1999. Todo se repart¨ªa proporcionalmente: cargos en el Gobierno, en las instituciones, plazas de profesores en la Universidad, viviendas sociales.
"Es cierto que Austria ha sido una excepci¨®n", afirma la brit¨¢nica Melanie Sully, profesora en la Escuela Diplom¨¢tica de Viena. "Tanto tiempo con una gran coalici¨®n sin que hubiese realmente una crisis nacional que la justificase; eso no era normal".
Hasta que lleg¨® Haider. Su discurso era xen¨®fobo, racista, y con ribetes nazis. Impresentable en Europa. Pero atrajo a un 27% de los votantes. Muchos de ellos, claro, eran nost¨¢lgicos del nazismo, autoritarios del ordeno y mando y abominaban del liberalismo pol¨ªtico. Pero otros muchos que le entregaron su voto simplemente estaban hartos de la situaci¨®n.
Para rematar, el l¨ªder conservador, Wolfgang Sch¨¹ssel, en lugar de negociar ordenadamente su cuota de poder en el Estado bajo un canciller socialdem¨®crata, como se hab¨ªa hecho siempre, prefiri¨® traicionar a la democracia austriaca y se convirti¨® en presidente de un Gobierno con ministros ultras. Ese Ejecutivo, de conservadores y extrema derecha, es el que hoy se enfrenta a su posible recambio, una coalici¨®n rojiverde al estilo de Alemania. Ambas coaliciones (rojiverdes y conservadores-ultras) est¨¢n empatadas en los sondeos que, sin embargo, apenas otorgan un 10% a Haider.
"Te¨®ricamente, la situaci¨®n es mejor que la ¨²ltima vez; por primera vez se puede echar a un Gobierno con los votos", se conforma Robert Menase. "Durante d¨¦cadas, Austria ha vivido una situaci¨®n predemocr¨¢tica: sin oposici¨®n, sin apenas controles, sin comisiones de investigaci¨®n, porque el Gobierno ten¨ªa una mayor¨ªa de dos tercios en la C¨¢mara; pese a que estoy a favor de una coalici¨®n rojiverde, prefiero un Gobierno de conservadores y ultras que una gran coalici¨®n".
Pero es de los pocos. El actual cancilller, Wolfgang Sch¨¹ssel, ha visto caer su Gobierno por las maniobras y los mangoneos de Haider, y considera que Austria necesita ahora "estabilidad": un gui?o a favor de volver a la gran coalici¨®n con los socialdem¨®cratas. Entre estos ¨²ltimos reina la misma actitud. A menos que las urnas les otorguen, junto a Los Verdes, un amplio mandato para formar Gobierno, la mayor¨ªa de sus dirigentes se inclina por gobernar con los conservadores. "Tambi¨¦n los sindicatos y los empresarios est¨¢n a favor: ha aportado estabilidad durante muchos a?os a la pol¨ªtica austriaca", seg¨²n Hans Rauscher, analista pol¨ªtico en Der Standard.
Pero muchos lo temen. "Si ma?ana se vuelve a la gran coalici¨®n, se habr¨¢ acabado el experimento democr¨¢tico", seg¨²n Menase. "Volveremos a un Parlamento sin control, y entonces Haider, o alguien como ¨¦l, volver¨¢ a triunfar".
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