"Vendo toneladas de CO 2 a buen precio"
La UE pondr¨¢ en marcha un nuevo mercado para ganar dinero por reducir la contaminaci¨®n
Comprar o vender toneladas de di¨®xido de carbono va a ser muy pronto una realidad en Europa. Este mercado sin precedentes en la historia es un sistema revolucionario del que se esperan beneficios ecol¨®gicos, aunque tambi¨¦n econ¨®micos a largo plazo. La Uni¨®n Europea, que quiere introducirlo el 1 de enero de 2005, ya ha dise?ado c¨®mo deber¨ªa funcionar y la City londinense aspira a convertirse en la sede central de esa futura bolsa de emisiones europeas. El mecanismo ser¨¢ similar al que impera en el mercado de valores. El objetivo: cumplir el Protocolo de Kioto de reducci¨®n de emisiones de gases de efecto invernadero.
El comercio de emisiones lo ide¨® la Administraci¨®n de Bill Clinton y lo abander¨® su vicepresidente Al Gore, pero ser¨¢ la Uni¨®n Europea la pionera en ponerlo en marcha, toda vez que Estados Unidos se ha retirado del Convenio Marco sobre Cambio Clim¨¢tico de la ONU, m¨¢s conocido por Protocolo de Kioto.
Cada pa¨ªs adjudicar¨¢ a las empresas derechos de emisiones para su comercializaci¨®n
A falta de concretar todav¨ªa algunos detalles, que los ministros de Medio Ambiente de los Quince discutir¨¢n el pr¨®ximo 9 de diciembre, las l¨ªneas directrices ya est¨¢n perfiladas. Cinco mil grandes empresas europeas cuya actividad contamina la atm¨®sfera con una importante cantidad de emisiones de di¨®xido de carbono estar¨¢n obligadas a participar en este mercado. Se han incluido dos sectores, el de la energ¨ªa (combusti¨®n, refiner¨ªas y coquer¨ªas) y la industria (metales f¨¦rreos, papel y minerales), es decir, que est¨¢n afectadas, entre otras, cementeras, papeleras, f¨¢bricas de vidrio, de cer¨¢mica y acer¨ªas, entre otras muchas. Cada pa¨ªs miembro de la UE les adjudicar¨¢ los derechos de emisi¨®n que considere convenientes y, a partir de ah¨ª, cada empresa podr¨¢ vender las toneladas de CO2 o di¨®xido de carbono que le sobren (mejorando as¨ª su cuenta de resultados anuales) o tendr¨¢ que comprar si su actividad supera la cantidad que le ha sido permitida.
S¨®lo las empresas seleccionadas por cada pa¨ªs (las m¨¢s grandes, pues deben emitir m¨¢s de 50.000 toneladas de di¨®xido de carbono) detentar¨¢n los derechos para emitir, pero todo el mundo (incluidos los brokers de nuevo cu?o que surjan) podr¨¢ comprar y vender. De ah¨ª que el sistema se asemeje enormemente al mercado de valores. Habr¨¢ lugar, pues, tambi¨¦n, como lo hay en cualquier mercado libre, para los especuladores. El experimento no est¨¢ exento de riesgos.
La buena noticia es que el sistema est¨¢ ideado para incentivar tecnolog¨ªas m¨¢s eficientes que contaminen menos el ambiente que todos respiramos. A partir de enero de 2005, cuando entre en funcionamiento, las empresas intentar¨¢n por todos los medios consumir menos combustible y, consecuentemente, contaminar menos, pues tal pol¨ªtica les permitir¨¢ vender "derechos de emisiones". La mala noticia es que, elijan la pol¨ªtica que elijan, sobre todo en la primera etapa, todas las compa?¨ªas tendr¨¢n que hacer un desembolso extra.
Las que mejoren sus sistemas tendr¨¢n que invertir en ellos. Las que no, tendr¨¢n que comprar derechos de contaminaci¨®n, toneladas de di¨®xido de carbono, al precio del mercado, en una aplicaci¨®n pr¨¢ctica del principio de "quien contamina paga". Los Gobiernos adjudicar¨¢n los derechos de forma muy restrictiva, teniendo en cuenta los compromisos de Kioto. Y si una empresa sobrepasa el l¨ªmite que se le ha adjudicado, tendr¨¢ que pagar una multa "disuasoria". Los borradores de Bruselas hablan de un m¨ªnimo de 50 a 100 euros por tonelada de m¨¢s.
"Es evidente que a las empresas, sobre todo en la primera etapa, les va a tocar pagar m¨¢s dinero, pero a largo plazo se presenta, sin embargo, una oportunidad de negocio", asegura el eurodiputado portugu¨¦s Jorge Moreira da Silva, del PP, ponente de la directiva del mercado de emisiones, ya aprobada por el pleno de la Euroc¨¢mara el pasado 10 de octubre.
Moreira est¨¢ entusiasmado con el sistema que se avecina. Asegura que el mercado de emisiones va a reducir en un 35% el coste de la aplicaci¨®n del Protocolo de Kioto y que Europa se va a situar en la avanzadilla de las tecnolog¨ªas limpias, lo que finalmente va a ser positivo tambi¨¦n para la econom¨ªa. "En un a?o de trabajo he recibido en mi despacho hasta 400 personas interesadas por este asunto", cuenta Moreira. "Muchas de ellas son norteamericanas. Observan con mucho inter¨¦s la experiencia".
Los acuerdos de Kioto prev¨¦n abrir el mercado de emisiones a nivel mundial (s¨®lo entre los pa¨ªses que los suscribieron) en enero de 2008. Para entonces la UE contar¨¢ ya con una evidente ventaja en un sistema repleto de complicaciones que los pol¨ªticos est¨¢n intentando solventar. Por ejemplo: ?qu¨¦ pasa si una empresa espa?ola compra emisiones a una alemana? ?Qu¨¦ ocurre si los especuladores bloquean derechos a la espera de que el precio suba? ?Y si una empresa reduce su actividad para emitir menos?
La mayor parte de estas eventualidades est¨¢n previstas, y alguna de ellas siguen pendientes del acuerdo final. Se prev¨¦, por ejemplo, que si una empresa espa?ola compra emisiones a una alemana, el sistema corregir¨ªa instant¨¢neamente el techo del montante total de emisiones te¨®ricas de ambos pa¨ªses para que el compromiso total de la UE a nivel internacional suscrito en el Protocolo de Kioto se mantenga. Reducir, o incluso parar, totalmente la actividad conllevar¨¢ una p¨¦rdida proporcional de derechos de emitir para que las empresas no caigan en la tentaci¨®n de producir y contaminar en T¨²nez, por ejemplo, a cambio de nada.
Reino Unido, Alemania, Dinamarca y, sectorialmente, Estados Unidos ya est¨¢n ensayando sistemas similares. Uno de los grandes escollos del acuerdo pol¨ªtico en Bruselas es, precisamente, el mercado brit¨¢nico. En este pa¨ªs, el Gobierno ha creado un fondo de 43 millones de libras anuales para incentivar la reducci¨®n de los seis gases de efecto invernadero (y no s¨®lo el CO2, el m¨¢s importante, previsto para toda Europa). Bruselas considera que tal fondo puede ser considerado ilegal por cuanto se trata de una ayuda de Estado.
El sistema, con todas sus complicaciones, es innovador, pero no la panacea. Los expertos esperan que el mercado de emisiones ponga su grano de arena en la reducci¨®n de emisiones de gases de efecto invernadero, pero recuerdan que, por ejemplo, el peor enemigo, el causante del mayor volumen de emisiones es el sector del transporte y para ¨¦ste no hay previsto ning¨²n nicho en este mercado de emisiones. S¨®lo un mayor uso del tren y, en general, de los transportes p¨²blicos frenar¨¢n su potencial contaminante. Un sacrificio, en fin, al que los ciudadanos europeos no parecen estar muy dispuestos.
Espa?a, en desventaja
El desarrollo econ¨®mico espa?ol ha disparado la emisi¨®n de gases de efecto invernadero muy por encima de su compromiso del Protocolo de Kioto. Espa?a emit¨ªa en 1990 (a?o de referencia) 309,7 millones de toneladas equivalentes de di¨®xido de carbono. El acuerdo europeo le permite contaminar anualmente, hasta el periodo 2008-2012, un 15% m¨¢s, es decir, 46,5 millones de toneladas adicionales cada a?o. Espa?a ya ha superado ese techo (74,4 m¨¢s en 1999) y ahora se ve obligada a hacer un esfuerzo a?adido mientras que el Reino Unido y Alemania partir¨¢n con una inmejorable situaci¨®n, gracias a la sustituci¨®n del carb¨®n por el gas en el primer caso y al cierre de la industria obsoleta en el segundo. El resultado es que las compa?¨ªas espa?olas, salvo que acometan una modernizaci¨®n a fondo, se van a ver obligadas a comprar derechos de emisi¨®n a otros pa¨ªses excedentarios. "Es evidente que el nuevo mercado les va a costar dinero", dice una fuente diplom¨¢tica espa?ola. "Tambi¨¦n es cierto que muchas empresas no miran m¨¢s que las cuentas de resultados. Eso s¨®lo ya no ser¨¢ posible porque el aire que contaminan es de todos". Si Espa?a no cumple se expone, adem¨¢s, a las sanciones de Bruselas, ya que el Consejo de Ministros de la UE del 4 de marzo pasado se comprometi¨® a respetar tales acuerdos.La UE es una de las regiones m¨¢s contaminadoras del mundo. Emite m¨¢s de 4 billones de toneladas, el 24% de las emisiones mundiales. S¨®lo Estados Unidos (39%) le supera. Pero la UE, que lidera la lucha contra el cambio clim¨¢tico, pretende reducir 340 millones de toneladas sus emisiones con el mercado de emisiones ya ensayado en Estados Unidos.
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