Muere Roberto Matta, el ¨²ltimo surrealista
El artista chileno, fallecido en Italia, se consideraba a s¨ª mismo un poeta de la expresi¨®n pl¨¢stica
Roberto Matta, ¨²ltimo representante de la pintura surrealista, aunque ¨¦l siempre rechaz¨® esa etiqueta, falleci¨® la noche del s¨¢bado en un hospital de Civitavecchia, cerca de Roma, a los 91 a?os de edad. El artista chileno que rompi¨® con su pa¨ªs tras el golpe militar del general Augusto Pinochet, en 1973, ten¨ªa la nacionalidad francesa, la cubana y la espa?ola. Matta hab¨ªa recibido el Premio Pr¨ªncipe de Asturias, en 1992, y el Tom¨¢s Francisco Prieto, en 2000. Hace unos d¨ªas, al inaugurar una exposici¨®n suya en Roma, hab¨ªa comentado con amargura a los asistentes: "Ya no pinto, ya no trabajo, ya no hago nada. Hab¨¦is venido a mi funeral". Chile amaneci¨® conmocionado con la noticia, y el Gobierno de Ricardo Lagos decret¨® tres d¨ªas de luto oficial.
El presidente chileno, Ricardo Lagos, ha decretado tres d¨ªas de luto oficial
Los cr¨ªticos italianos dedicaron ayer comentarios elogiosos a Matta, un artista enamorado de este pa¨ªs y gran admirador de sus grandes pintores renacentistas. De todo esto se habr¨ªa burlado amablemente Matta, con su gusto por la "infravista" y por dislocar las situaciones. Los elogios de la cr¨ªtica le habr¨ªan parecido una expresi¨®n m¨¢s de "la Bolsa del arte", el mercantilismo que hab¨ªa convertido, a su juicio, la pintura en mera decoraci¨®n. Cuando se le preguntaba por el surrealismo, el pintor se disociaba del movimiento de Andr¨¦ Breton, asegurando no haber pertenecido nunca a ¨¦l. "Yo no he sido surrealista, simplemente fui amigo de algunos surrealistas". Era, probablemente, una mera boutade, un deseo de mantener las distancias con lo general, con lo otro, aunque, al final, sol¨ªa aceptar la clasificaci¨®n. "Ser surrealista", declar¨® Matta en Madrid hace dos a?os, "es seguir el santo esp¨ªritu. Ser surrealista es saber que la poes¨ªa siempre tiene que ir m¨¢s lejos, que la poes¨ªa no es recitar, que es algo sensa fine, que hay que buscar siempre m¨¢s all¨¢".
La b¨²squeda, la permanente experimentaci¨®n era precisamente una de las caracter¨ªsticas de la personalidad art¨ªstica de Roberto Matta, nacido en Santiago de Chile, en el seno de una familia acomodada, el 11 de noviembre de 1911, una fecha especial que, dada su fascinaci¨®n por los n¨²meros, le parec¨ªa sumamente significativa. Educado con los jesuitas, Matta abandona a los 22 a?os Chile, donde estudia Arquitectura, y se traslada a Par¨ªs, donde trabaja con Le Corbusier. El Par¨ªs de los a?os treinta, en pleno fermento art¨ªstico, le atrapa completamente. Conoce a Federico Garc¨ªa Lorca y, a trav¨¦s del poeta, a Salvador Dal¨ª y al Papa del surrealismo, Andr¨¦ Breton. En 1938 se integra en el movimiento y en ¨¦l quedar¨¢ prendido para siempre, pese a su expulsi¨®n en 1948, que se resuelve con una readmisi¨®n, 11 a?os despu¨¦s.
En 1983, en la inauguraci¨®n de una exposici¨®n suya en Valencia, Matta se mostr¨® m¨¢s cr¨ªtico con los surrealistas. "Cuando yo entr¨¦ en contacto con Breton", dijo entonces, "ya hab¨ªa cumplido casi totalmente su verdadero papel. Breton, Eluard, Arag¨®n, Dal¨ª, ya lo hab¨ªan hecho todo. S¨®lo que el fuego segu¨ªa encendido. A partir de 1937 habr¨ªan tenido que reorganizarse, que hacer aparecer otra conciencia para ver hasta qu¨¦ punto la situaci¨®n hab¨ªa cambiado despu¨¦s de las primeras manifestaciones surrealistas, y que significaba ser surrealista entonces".
Matta se instal¨® en Nueva York durante la II Guerra Mundial, pero su visi¨®n del arte -"el artista debe mirar al cosmos", dec¨ªa- no encontr¨® especial eco en la ciudad de los rascacielos. El pintor chileno criticar¨ªa a?os despu¨¦s a los artistas abstractos norteamericanos acus¨¢ndoles de llenarlo todo "de manchas y chorreras". A su juicio, el arte al otro lado del oc¨¦ano miraba ¨²nicamente a la rentabilidad econ¨®mica, estaba pendiente del d¨®lar y por eso sus met¨¢foras surrealistas no resultaron vendibles. El pintor regres¨® a Europa, donde, despu¨¦s de todo, dir¨ªa, "el artista busca", y se estableci¨® entre Par¨ªs e Italia. Frente al "verbo Am¨¦rica" como llamaba ¨¦l al Nuevo Continente, prefiri¨® al final el anclaje antiguo de Tarquinia, la ciudad etrusca donde viv¨ªa con su tercera esposa, Germana Ferrari. Justo es que haya muerto en un lugar llamado Civitavecchia.
Duelo en Chile
"Se va el ¨²ltimo de los grandes del siglo XX en la pintura y el ¨²ltimo de los grandes del siglo XX que tuvo Chile", afirm¨® el presidente chileno Ricardo Lagos tras enterarse de la muerte de Matta, informa Manuel D¨¦lano. El Gobierno chileno decret¨® duelo oficial durante tres d¨ªas como se?al de pesar por la muerte del mayor talento de la pl¨¢stica nacional contempor¨¢nea, el pintor y escultor Roberto Matta.
Su fallecimiento provoc¨® pesar en el ambiente cultural e intelectual y la prensa, incluso la m¨¢s conservadora, dedic¨® ayer amplios espacios a la trayectoria de un artista que debi¨® esperar hasta la recuperaci¨®n de la democracia, en 1990, para recibir el Premio Nacional de Arte, el principal galard¨®n nacional. Cuando Lagos, entonces ministro de Educaci¨®n, lo llam¨® a Europa para anunciarle que le hab¨ªan otorgado el premio e invitarlo a visitar el pa¨ªs, replic¨®: "No, Chile est¨¢ tan lejos y yo estoy viejo. ?Por qu¨¦ no le venden Chile a los japoneses y se compran un lugar cerca de aqu¨ª?".
Lagos invit¨® ayer por la noche a la prensa a su domicilio, donde mostr¨® esculturas y cat¨¢logos de la obra del artista. Emocionado, record¨® la amistad que los un¨ªa y "su mirada punzante, con esa lengua ¨¢gil y esa capacidad infinita que ten¨ªa de re¨ªrse de s¨ª mismo". El presidente a?adi¨®: "Es un tremendo orgullo que Matta sea chileno, pero Matta dej¨® de ser chileno hace mucho tiempo, porque fue parte de la pintura mundial". El pintor, en la inauguraci¨®n de su ¨²ltima exposici¨®n en Roma, se refiri¨® tambi¨¦n a Lagos. "Tiene algo de roto chileno, como yo", dijo Matta al diario La Segunda.
Como los poetas chilenos Pablo Neruda, Gabriela Mistral -ambos premios Nobel de Literatura- y Vicente Huidobro, Matta parti¨® tempranamente a Europa. El establishment local le perdon¨® siempre el surrealismo y hasta sus irreverencias, pero no su izquierdismo. Durante el Gobierno del presidente Salvador Allende, el pintor visit¨® Chile y trabaj¨® en murales colectivos con la brigada Ramona Parra, del Partido Comunista, todos borrados despu¨¦s por la dictadura del general Augusto Pinochet.
Babelia
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