Presupuestos, un continuismo descorazonador
Coincidiendo con la aparici¨®n, cada vez m¨¢s precoz, del alumbrado navide?o en nuestras calles, el consejero Homs cumpli¨® la semana pasada el rito de presentar en el Parlament el proyecto de presupuestos de la Generalitat para el a?o que viene. Este proyecto pasa por ser el primero elaborado tras el ascenso de Mas a la condici¨®n de sucesor de Pujol, lo que le confiere un significado pol¨ªtico especial, en la medida en que las tendencias que marcan estas cuentas puedan ser reveladoras con respecto a lo que podr¨ªa depararnos en el futuro un Gobierno de Catalu?a presidido por Artur Mas.
Puede tener inter¨¦s, por tanto, dedicar alguna atenci¨®n no a lo que evidencia el proyecto presupuestario, sino sobre todo al estilo de formulaci¨®n de pol¨ªticas que se intuye en ¨¦l. No abrumaremos al lector, por tanto, con la lluvia de cifras habitual en estos casos, aunque es imprescindible una m¨ªnima referencia a los datos: la Generalitat tiene previsto gastar en total el a?o que viene 16.300 millones de euros (es decir, una cifra levemente inferior a los 2,75 billones de las antiguas pesetas), algo m¨¢s del 11% del PIB catal¨¢n calculado, por cierto, con una previsi¨®n de crecimiento econ¨®mico para Catalu?a del 2,6%, que tal como est¨¢n las cosas parece a priori una meta dif¨ªcil de lograr, cuando no inalcanzable.
?Cu¨¢les son los rasgos principales de lo que podemos considerar el anticipo de un nuevo estilo de gobernaci¨®n para Catalu?a? Lamentablemente, las noticias no son buenas. Los presupuestos para 2003 son de un continuismo descorazonador y en los pocos aspectos que apuntan novedades los trazos que las dibujan son gruesos y su orientaci¨®n es, de todas las posibles, o la m¨¢s conservadora o la que m¨¢s claramente traslada hacia el futuro la resoluci¨®n de los problemas de la sociedad catalana. Veamos, por ejemplo, el caso de las pol¨ªticas de apoyo a la familia, que son una de las l¨ªneas prioritarias de la acci¨®n del Gobierno catal¨¢n. Pues bien, la mayor parte de las medidas en este campo se articulan mediante deducciones fiscales, y no mejorando la oferta de servicios p¨²blicos a las familias como ser¨ªa de desear. Como es sabido, el impacto social de las desgravaciones para los gastos en guarder¨ªa (de quienes pueden pag¨¢rselas) es mucho menor que el que tendr¨ªa un aumento significativo de la oferta de plazas p¨²blicas en guarder¨ªas para todos.
Lo mismo cabe decir de las medidas para fomentar el acceso de los j¨®venes a la vivienda, un problema al que la imparable subida de precios empieza a dar tintes dram¨¢ticos. En la ley de acompa?amiento de los presupuestos, esa especie de autob¨²s en el que viaja al Parlament una mara?a de retoques y cambios legislativos de orden econ¨®mico, se incluyen algunas medidas fiscales tradicionales, como la ampliaci¨®n de las desgravaciones por compra de la primera vivienda para los menores de 32 a?os y otros colectivos, junto con la gran novedad de este a?o: la posibilidad de que los padres que ayuden a sus hijos a comprarse un piso puedan deducir en la declaraci¨®n de la renta el 1% del dinero aportado.
Teniendo en cuenta que seg¨²n las estad¨ªsticas m¨¢s recientes el n¨²mero de familias que tienen dificultades para llegar a fin de mes es creciente, tambi¨¦n en Catalu?a, es evidente que esta medida no va a beneficiar a los j¨®venes con m¨¢s dificultades para dejar el domicilio paterno sino, muy al contrario, a quienes tienen la suerte de contar con unos padres que disponen de los recursos necesarios para ayudarles a comprarse su primera vivienda. Ser¨ªa mucho m¨¢s positiva una acci¨®n decidida de la Generalitat en la promoci¨®n de vivienda social, pero en este terreno las medidas del proyecto presupuestario son muy t¨ªmidas, y adem¨¢s con dotaciones claramente insuficientes.
Otro eje en el que el Gobierno catal¨¢n viene poniendo ¨¦nfasis es la pol¨ªtica de inversi¨®n p¨²blica. Y en efecto, el aumento de las inversiones previsto para el a?o pr¨®ximo supera el 25% y las lleva hasta los 3.700 millones de euros, lo que sin duda constituir¨ªa un esfuerzo de importancia en cualquier caso. Ahora bien, ?c¨®mo van a financiarse estas inversiones? Buena parte de ellas por medio del llamado modelo alem¨¢n, en el que las empresas concesionarias de los proyectos cobran al entregar la obra acabada. Adem¨¢s de ocultar parte del d¨¦ficit, este m¨¦todo tiene algunos efectos perversos. Primero, porque son las empresas constructoras las que han de acudir a los mercados de capitales en busca de fondos para financiarse, l¨®gicamente a tipos de inter¨¦s superiores a los que podr¨ªa obtener la Administraci¨®n, lo que se traduce en un mayor coste final de la obra p¨²blica. Segundo, porque se compromete la capacidad de inversi¨®n futura ya que las inversiones actuales se pagar¨¢n dentro de unos a?os. Y tercero, porque el endeudamiento actual de la Generalitat permitir¨ªa una financiaci¨®n m¨¢s ortodoxa de las inversiones mediante el recurso al d¨¦ficit, que ser¨ªa compatible con los compromisos del pacto de estabilidad, responder¨ªa mejor a la l¨®gica econ¨®mica de este tipo de gastos y dotar¨ªa de mayor transparencia la gesti¨®n financiera de la Generalitat.
En definitiva, el contenido de los presupuestos llevados por Mas al Parlament es muy decepcionante, y no s¨®lo cuesta encontrar en ellos alg¨²n rasgo innovador, sino que adem¨¢s las pocas novedades del proyecto, incluso las de corte pretendidamente social, se caracterizan por tener una orientaci¨®n marcadamente conservadora.
Alejandro Estruch Manj¨®n es profesor titular de Pol¨ªtica Econ¨®mica en la UB.
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