Matanza en Mombasa
Aunque sea prematuro adjudicarlo, el doble atentado antiisrael¨ª perpetrado ayer en Kenia parece llevar las marcas de Al Qaeda y sigue el rastro de los ejecutados, en el verano de 1998, contra las embajadas de EE UU en Kenia y Tanzania. Que haya sido reivindicado por una organizaci¨®n desconocida, el Ej¨¦rcito de Palestina, no excluye su vinculaci¨®n a la tentacular nebulosa dirigida por el millonario saud¨ª Osama Bin Laden, vivo y de nuevo amenazador en la ¨²ltima grabaci¨®n que se le atribuye. La voladura de la legaci¨®n estadounidense en Nairobi fue reclamada en su d¨ªa por un llamado "ej¨¦rcito isl¨¢mico contra los jud¨ªos y los cruzados", y la destrucci¨®n de EE UU e Israel es el n¨²cleo fundacional de esa internacional del terror islamista.
El car¨¢cter de los atentados queda subrayado por la coincidencia con el ataque terrorista contra un colegio electoral del Likud, que seg¨® la vida de varios de sus militantes. Poco importa en este contexto si la matanza de Mombasa hab¨ªa sido planeada para coincidir con las elecciones primarias del partido conservador israel¨ª o con el aniversario de la resoluci¨®n de la ONU que en 1947 dividi¨® Palestina entre ¨¢rabes y jud¨ªos. El modelo operativo y su preparaci¨®n apuntan a una organizaci¨®n entrenada y econ¨®micamente engrasada, capaz de enviar a sus dinamiteros a lugares muy diferentes y que conf¨ªa a adeptos locales la log¨ªstica y la informaci¨®n.
Los fan¨¢ticos que han volado un hotel frecuentado por israel¨ªes hab¨ªan disparado poco antes dos cohetes contra un avi¨®n de la misma nacionalidad que despegaba con 260 pasajeros. Por pocos metros erraron un blanco que habr¨ªa elevado la cifra de muertos muy por encima de la de turistas asesinados en Bali.
La elecci¨®n de destinos tur¨ªsticos, por su enorme repercusi¨®n, parece emerger como patr¨®n de algunos de los m¨¢s recientes atentados reivindicados por Al Qaeda o atribuidos a ella. Se trata de hacer inseguros los lugares m¨¢s dispares. As¨ª fue en la sinagoga tunecina de Djerba, as¨ª ha sido en Indonesia y ahora de nuevo en Kenia, cuya franja costera, de mayor¨ªa musulmana, es un im¨¢n para los occidentales por su exotismo y la abundancia de vida salvaje. Mombasa confirma tambi¨¦n que el oriente de ?frica se ha convertido en un punto ciego del terrorismo islamista, que exige redoblada vigilancia. En la vasta regi¨®n que abarca desde Yemen y Sud¨¢n hasta Tanzania confluyen Estados desvertebrados, extendida pobreza, fronteras permeables, abundancia de conflictos locales y facilidad para obtener armamento. Un ramillete de circunstancias que favorecen la implantaci¨®n y los movimientos de este batall¨®n de las sombras que ayer sacudi¨® a Kenia en un momento ¨¢lgido, en v¨ªsperas de unas elecciones hist¨®ricas en las que por primera vez desde su independencia no es candidato el eterno presidente Daniel Arap Moi.
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