Si yo fuera...

Si yo fuera cristiano y unos correligionarios m¨ªos se embarcasen en una matanza de musulmanes porque una periodista ha escrito un comentario jocoso sobre Cristo, me sentir¨ªa avergonzado por mi religi¨®n. Si luego la jerarqu¨ªa de mi pa¨ªs ordenase a los fieles asesinar en nombre de Cristo a la persona que ha escrito el art¨ªculo, sentir¨ªa aut¨¦ntico asco de mi religi¨®n.

Si yo fuera musulm¨¢n, deber¨ªa sentir lo mismo, pero no veo a ning¨²n musulm¨¢n clamar contra lo que ha ocurrido en Nigeria ni decir que ha sido una brutalidad, ni que no es justificable, ni pedir perd¨®n a las personas inocentes que han muerto.

S¨®lo veo que algunos de ellos -precisamente los que m¨¢s hablan- son los que se hacen los m¨¢rtires y los que se consideran perseguidos. Para estos intransigentes, la libertad s¨®lo existe en un sentido: todo para ellos, nada para los dem¨¢s, excepto la muerte. Tiemblo al ver que no existe en esa sexta parte de la humanidad, en continuo aumento demogr¨¢fico, ning¨²n movimiento que hable en pro de la tolerancia o la comprensi¨®n. Tiemblo al pensar en un mundo heredado por todos nosotros y dirigido por miembros del Opus Dei o por talibanes.

Y sobre todo tiemblo al ver a la izquierda perdida en discusiones bizantinas, sin darse cuenta de que estamos apoyando a los mismos que nos llevar¨ªan al pared¨®n, en caso de ganar, como se hizo en Ir¨¢n, como se hizo en Afganist¨¢n, como se quiere hacer en Nigeria, como se est¨¢ haciendo en tantas partes del mundo, incluidos los pa¨ªses llamados occidentales.

Ojal¨¢ me equivoque, pero creo que ha llegado el momento de elegir campo y darse cuenta de que no es posible ser tolerante con los intolerantes ni consentir a aquellos que pretenden robarnos nuestra libertad.

Como dice Wole Soyinka en su peri¨®dico el 27 de noviembre, prefiero los concursos de belleza, aunque los deteste, a los fan¨¢ticos religiosos, vengan de donde vengan.