Innsbruck, nieve y vanguardia
Enclave fortificado en 1180, Innsbruck se convirti¨® en ciudad de pleno derecho a principios del siglo XIII, y suplant¨® a Merano como capital del Tirol en 1420. Entre su patrimonio construido, esta localidad, con una poblaci¨®n actual en torno a los 130.000 habitantes, cuenta con el F¨¹rstenburg, un castillo del siglo XV; con la Hofkirche (1553-1563), una bell¨ªsima iglesia franciscana; con un monumento al emperador Maximiliano I, que pas¨® all¨ª largas estancias, o con la columna de Santa Ana (1706), un hito urbano en su calle principal, la Maria Theresienstrasse. Varios museos -entre los cuales, el Ferdinandeum-, un jard¨ªn bot¨¢nico y, sobre todo, una universidad fundada en 1677 dan cuenta tambi¨¦n de la densidad hist¨®rica de Innsbruck, que es adem¨¢s un importante centro industrial -se fabrican tejidos o instrumentos musicales-, comercial y de transporte, gracias a su estrat¨¦gica situaci¨®n en los Alpes.
Esta ciudad aspira a ser algo m¨¢s que un microcosmos para esquiadores expertos o un coto para turistas ¨¢vidos de tradiciones tirolesas
Precisamente es la impresionante cadena monta?osa una de las mayores fuentes del atractivo tur¨ªstico de Innsbruck; la celebraci¨®n en la ciudad de dos Juegos de Invierno, en 1964 y 1976, la transformaron en una de las estaciones invernales mejor dotadas de Europa. Pero para mantener la calidad de esas instalaciones hab¨ªa que modernizarlas, adapt¨¢ndolas a los ¨²ltimos requerimientos de la alta competici¨®n. De la iraqu¨ª residente en Londres Zaha Hadid, que en 1999 gan¨® el concurso para construir una nueva pista de saltos, podr¨ªa decirse que es "la reina de las rampas". Su manera de entender la arquitectura -m¨¢s que edificios, construye topograf¨ªas- y la relaci¨®n entre espacios fluida que persiguen sus proyectos cristalizan muchas veces en pliegues y cambios de nivel. En esta ocasi¨®n, la vertiginosa rampa de descenso -en una ladera del monte Bergisel y con un recorrido de 90 metros- abraza en su punto m¨¢s alto una carcasa de acero rasgada por grandes ventanales y soportada a 50 metros del suelo por un robusto fuste de hormig¨®n. Desde la terraza panor¨¢mica con cafeter¨ªa incluida, los visitantes aprecian en todo su esplendor la belleza veloz de los saltos, la corona de cumbres nevadas que rodea Innsbruck y el centro hist¨®rico a sus pies.
Esa imagen rom¨¢ntica de ciu
dad por la que no pasa el tiempo que tiene Innsbruck a vista de p¨¢jaro no es la misma que puede obtenerse a pie de calle, sobre todo si uno decide alojarse en el hotel de lujo, dise?ado, junto al nuevo ayuntamiento y unas galer¨ªas comerciales, por el franc¨¦s Dominique Perrault, cuya querencia por los materiales fr¨ªos lo convierten en "el se?or de los metales"; basta recordar sus tejidos de malla para la Gran Biblioteca de Francia, o el acero inoxidable corrugado y pulido que reviste su f¨¢brica Aplix en las proximidades de Nantes. Entre el vetusto y homog¨¦neo caser¨ªo del centro, Perrault ha construido unas piezas sobrias y abstractas, cristalinas y met¨¢licas, fruto de un ins¨®lito acuerdo entre las autoridades municipales y un grupo de promotores privados para fundir en un solo proyecto ayuntamiento, centro comercial y dotaci¨®n hotelera. Para llevar a cabo el proyecto ha sido preciso vencer enormes reticencias de una parte de los habitantes de Innsbruck, a quienes, al margen de calificar de agresivo el lenguaje moderno del proyecto, no les hac¨ªa gracia ser considerados antes clientes potenciales de las tiendas que ciudadanos. Pero como dir¨ªa Koolhaas, no se puede ir contra el signo consumista de los tiempos, as¨ª que el antiguo consistorio queda incorporado con otros usos a las galer¨ªas, cubiertas con tiendas y restaurantes, que animan la manzana, mientras el nuevo edificio de despachos municipales, con fachada de damero, se corona con un sal¨®n de plenos envuelto en malla met¨¢lica. Y el conjunto da su r¨¦plica a los campanarios de la ciudad con una torre de vidrio.
M¨¢s all¨¢ de hitos como la escult¨®rica pista de saltos o el h¨ªbrido de ayuntamiento y shopping mall, la ciudad se moderniza con construcciones m¨¢s prosaicas, la intensidad de cuya imagen se extrae precisamente de su condici¨®n de instalaci¨®n necesaria. El UN Studio de los holandeses Ben van Berkel y Caroline Bos tiene, entre otras habilidades, un considerable curr¨ªculo como expertos monumentalizadores de infraestructuras que abarca desde el puente Erasmus de Rotterdam hasta el Laboratorio de Resonancia Magn¨¦tica Nuclear de la Universidad de Utrecht, pasando por el intercambiador de transportes de Arnhem; y cuando se les plante¨® proyectar para el centro de Innsbruck una subestaci¨®n el¨¦ctrica, ofrecieron una actuaci¨®n en todo el entorno de la plaza donde se ubica, creando una meseta fabricada con un ¨²nico material que cubr¨ªa las instalaciones y las convert¨ªa en una suerte de mont¨ªculo informe de no se sabe qu¨¦ tierra. Finalmente, s¨®lo el caj¨®n que las oculta se ha revestido de basalto negro, pero su presencia no pasa inadvertida, como es evidente para los que llegan a la ciudad en tren que el paisaje est¨¢ cambiando. Los austriacos Riegler y Riewe -que tienen su oficina en Graz, aunque su arquitectura dista mucho de parecerse a la de los miembros de tan ilustre y estil¨ªsticamente desmadrada escuela- ofrecen una muestra m¨¢s de su caracter¨ªstica austeridad compositiva y constructiva en una nueva estaci¨®n horizontal y mon¨®tona (a¨²n sin terminar), donde nada est¨¢ fuera de lugar y no hay la m¨¢s m¨ªnima concesi¨®n a la cursiler¨ªa alpina.
A finales del pasado mes de septiembre se celebraron en Innsbruck unas jornadas que llevaban por t¨ªtulo El espacio pol¨ªtico: sobre las relaciones entre arquitectura y sociedad, donde, al margen de las conferencias de rigor sobre la arquitectura como espejo m¨¢s o menos fiel de los cambios en la sociedad y viceversa, tuvo lugar la presentaci¨®n oficial de estas cuatro obras "de vanguardia". Los futuros visitantes est¨¢n avisados: esta ciudad aspira a ser algo m¨¢s que un microcosmos para esquiadores expertos o un coto para turistas ¨¢vidos de tradiciones tirolesas.
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