Cuarenta a?os de M¨²sicas Nuevas
En el ¨¢mbito de la m¨²sica contempor¨¢nea de la segunda mitad del siglo pasado, B¨¦lgica tuvo pronto una presencia cuando los j¨®venes terribles de la posguerra (Boulez, Stockhausen, Berio o Maderna) se encontraron con un compa?ero llamado Henri Pousseur; pero el cap¨ªtulo institucional se resisti¨® un poco m¨¢s, al menos hasta la c¨¦lebre Exposici¨®n Universal de 1958 (la del monumento al ¨¢tomo). All¨ª qued¨® inmortalizado el pabell¨®n Philips, firmado por Le Corbusier y el entonces desconocido Xenakis (arquitecto y m¨²sico), donde se escuch¨® m¨²sica de Edgar Var¨¨se casi por primera vez en Europa. En esos pocos a?os, las cosas se aceleraron y en 1962 nac¨ªa un grupo instrumental al que nadie auguraba la larga vida que ha tenido: Musiques Nouvelles. Fue un 6 de diciembre cuando el Estudio 1 de la Casa de la Radio de Bruselas acog¨ªa un modesto concierto protagonizado por el compositor y director Pierre Bartholom¨¦e y un reducido grupo de int¨¦rpretes entre los que destacaba su mujer, la arpista Francette Bartholom¨¦e o los hermanos Kuijken, famosos posteriormente por su dedicaci¨®n a la m¨²sica antigua.
Cuarenta a?os despu¨¦s, el pasado d¨ªa 6 de diciembre el mismo escenario, la Casa de la Radio de Bruselas de la plaza Flagey, se abr¨ªa a un p¨²blico numeroso, rico en visitantes internacionales, que recordaba la efem¨¦ride de este magn¨ªfico grupo a trav¨¦s de un triple concierto cargado de simbolismos. ?Qu¨¦ significa cuarenta a?os para un grupo de esta ¨ªndole? En t¨¦rminos culturales es mucho. Cuarenta a?os es la edad de la m¨²sica pop si la medimos desde el momento en que los Beatles acced¨ªan a la fama, ese mismo a?o de 1962. En el caso de Musiques Nouvelles, su actual director, Jean-Paul Dessy, nac¨ªa un a?o despu¨¦s del grupo, 1963.
En la primera parte de este maratoniano concierto, se escucharon obras de Henri Pousseur, Pierre Bartholom¨¦e (a¨²n en forma para dirigir el grupo que ¨¦l dio a luz) y Philippe Boesmans, los tres compositores belgas m¨¢s conocidos de su generaci¨®n, todos ellos presentes en el acto; y frente a los atriles, una ¨²nica superviviente del concierto de hace cuarenta a?os: la arpista Francette Bartholom¨¦e. Buen momento para recordar que los dos ¨²ltimos compositores deben gran parte de su notoriedad a un trabajo oper¨ªstico realizado con una complicidad admirable por parte del Teatro de la Monnaie. Boesmans, por ejemplo, es compositor residente all¨ª desde la ¨¦poca de Mortier y realiza una producci¨®n l¨ªrica cada tres o cuatro a?os. Musiques Nouvelles continu¨® su celebraci¨®n con una segunda parte en la que se escucharon 11 breves obras de otros tantos compositores actuales, belgas o residentes. Los dos actos se realizaron en el Estudio 5, el mayor de una Casa de la Radio que los espa?oles echamos de menos desconsoladamente. Pero faltaba el tercero, el m¨¢s emotivo, ya que se celebraba en el Estudio 1, el que vio el nacimiento del grupo, mucho m¨¢s peque?o que el anterior, por lo que numeroso p¨²blico sigui¨® el fin de fiesta en pantallas de la entrada. En este tercer acto, el actual director, Jean-Paul Dessy (a quien veremos en Madrid en mayo), relevaba al patriarca, Pierre Bartholom¨¦e y brindaba admirablemente dos obras con electr¨®nica y grupo instrumental del italiano Fausto Romitelli y del japon¨¦s Atau Tanaka. El conjunto del acto hab¨ªa durado cerca de cuatro horas (que 80.000 personas pudieron seguir a trav¨¦s de la radio), y entre los invitados, el director de la Fundaci¨®n Royaumont, el responsable del Festival Presences de Radio France, el director del GRAME de Ly¨®n, as¨ª como amigos de Italia, Espa?a y otros pa¨ªses.
?Qu¨¦ sentido tiene esta ce
lebraci¨®n, m¨¢s all¨¢ de la peripecia del grupo mismo? En primer lugar, es historia viva de una aventura que contin¨²a pese a los maleficios de los agoreros. La composici¨®n europea es una realidad porque numerosos j¨®venes se empe?an en tomar el relevo de tan dif¨ªcil llama. Con los a?os, la creaci¨®n musical europea se ha hecho m¨¢s d¨²ctil, menos dogm¨¢tica y m¨¢s plural. Frente a la negaci¨®n del lenguaje que caracteriz¨® a las primeras generaciones de la posguerra, la m¨²sica m¨¢s reciente quiere hablar; pero las relaciones entre las de hoy y las de ayer son m¨¢s cercanas de lo que quisieran quienes se empe?an en "denunciar" el error que les suponen a las rupturas de las vanguardias del siglo XX. Y esto se hace m¨¢s evidente que nunca cuando una instituci¨®n cargada de a?os re¨²ne presente y pasado, al an¨¢lisis fino las diferencias son grandes, pero a vista de conjunto el fen¨®meno es el mismo, un fen¨®meno tan vital que traspasa las fronteras con una facilidad que se nos antoja como si reflejara la esencia del esp¨ªritu belga, tan fuerte en el n¨²cleo como leve en sus membranas protectoras. Por eso, este aniversario ha sonado tan fuerte desde el coraz¨®n de Europa, aunque sus latidos se hayan transmitido directamente s¨®lo a los escasos 700 asistentes que abarrot¨¢bamos la capacidad de un viejo Estudio de la Radio belga.
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