El objetivo europeo en I+D y el futuro de Espa?a
El autor defiende la necesidad de alcanzar en Espa?a los ¨ªndices de inversi¨®n en I+D que tienen los pa¨ªses m¨¢s avanzados para incrementar el bienestar econ¨®mico y social
Es cierto que predecir el futuro es de las actividades m¨¢s f¨²tiles que podamos imaginar, pero reflexionar sobre el modelo de desarrollo que deseamos para nuestro pa¨ªs es necesario para el dise?o de estrategias presupuestarias, fiscales y empresariales coherentes con ese modelo. Fue el presidente Clinton quien insisti¨® en recordar a sus conciudadanos que la mitad del crecimiento econ¨®mico de los EE UU durante las ¨²ltimas d¨¦cadas fue debido a lo que se conoce por investigaci¨®n y desarrollo, I+D. En ambos lados del Atl¨¢ntico Norte, y en ambos lados del Pac¨ªfico Norte, pocos dudan sobre el papel de la I+D como actividad imprescindible para asegurar la capacidad de competir de sus empresas y el futuro bienestar de sus ciudadanos. Los EE UU y Jap¨®n traducen esta creencia en un gasto en I+D del 2,7% y 3,0% del PIB respectivamente, muy por encima del esfuerzo europeo. Y como resultado de esta creencia y de la desventajosa comparaci¨®n con nuestros competidores, los jefes de Estado y Gobierno de la UE acordaron en la cumbre de Barcelona [marzo, 2002] , a¨²n bajo presidencia espa?ola, que las inversiones en I+D deben pasar del 1,9% del PIB del a?o 2000 al 3% en el a?o 2010, aumentando en el mismo periodo la participaci¨®n del sector privado desde un 56% del esfuerzo en I+D hasta una participaci¨®n de dos tercios. Bien, pues manos a la obra.
La pol¨ªtica de I+D deber¨ªa ser consensuada y ¨²nica para el Gobierno central y los aut¨®nomos
En Espa?a corremos el peligro de caer de nuevo en la tentaci¨®n del 'que inventen ellos'
Un 3% en la UE no quiere decir un 3% para cada pa¨ªs miembro de la Uni¨®n; no olvidemos que Suecia y Finlandia ya lo superan con creces gracias, precisamente, a que m¨¢s de dos terceras partes de su esfuerzo es debido a la industria privada, y no es cuesti¨®n que su objetivo sea disminuir su esfuerzo, aunque tampoco es de esperar que lo aumenten mucho m¨¢s. El tercer pa¨ªs es Alemania, cuyo esfuerzo supera el 2,5%, del cual dos terceras partes son financiadas por el sector privado, y muy probablemente alcanzar¨¢ el objetivo del 3% en 2010. El presidente Chirac, al menos antes de las elecciones, prometi¨® que Francia llegar¨ªa al 3% en 2010, y en el Reino Unido el Ministerio de Finanzas est¨¢ trabajando en un plan que incluye un aumento real anual del 10,5% de los fondos dedicados a la investigaci¨®n p¨²blica durante los pr¨®ximos cinco a?os.
A pesar de todo ello no hay que ser muy sagaz para entender que los pa¨ªses que m¨¢s tendr¨¢n que aumentar sus inversiones en I+D son los que menos esfuerzo hacen en la actualidad, entre los que se cuenta Espa?a, con un 0,96%, la mitad del valor europeo, financiado en un 50% por fondos privados, 39% p¨²blicos y el resto provenientes del extranjero. Y es bueno que sea as¨ª, porque la convergencia en actividades de I+D es importante para evitar una Europa con un diferencial excesivo entre los ricos y los pobres. Vale la pena recordar aqu¨ª que dos de los pa¨ªses candidatos a incorporarse a la UE, Eslovenia y la Rep¨²blica Checa, ya muestran un esfuerzo superior al espa?ol en I+D.
Espa?a, como cada uno de los Estados miembros de la Uni¨®n, deber¨¢ elaborar un plan plurianual de actuaciones presupuestarias, fiscales y legislativas que aseguren un crecimiento importante y regular de la investigaci¨®n p¨²blica, y uno a¨²n m¨¢s importante de la privada a lo largo de los pr¨®ximos ocho a?os. Imagin¨¦monos que queremos que Espa?a pase de estar a la mitad del esfuerzo europeo, 0,96% comparado con 1,9%, a estar a tres cuartas partes del esfuerzo acordado en el a?o 2010; es decir, un 2,25% comparado con el 3%. Este esfuerzo en el 2010 se distribuir¨ªa, seg¨²n lo acordado en la cumbre de Barcelona, en un 1,5% privado, quiz¨¢s un 0,6% p¨²blico y el resto con financiaci¨®n proveniente del extranjero. As¨ª pues, el esfuerzo p¨²blico deber¨ªa pasar del 0,37% del PIB actual al 0,6% en el 2010. Sin entrar en m¨¢s detalles, teniendo en cuenta que los presupuestos del 2003 ya no admitir¨¢n muchas modificaciones, y dado que el crecimiento m¨¢s la inflaci¨®n suman aproximadamente un 5% al a?o, ser¨¢ necesario un aumento de los fondos de I+D presupuestados de alrededor del 12% anual en euros corrientes. Aunque este objetivo sea posible, parece dif¨ªcil de alcanzar si no existe un compromiso claro y una voluntad firme y constante por parte de los sucesivos Gobiernos. Con este crecimiento se podr¨ªan poner en marcha, si no todos, s¨ª la mayor¨ªa de los proyectos serios de I+D que se han perge?ado, analizado y evaluado en los ¨²ltimos a?os.
M¨¢s dif¨ªcil es el reto para el sector privado. Pasar de un esfuerzo del 0,47% del PIB al 1,5% parece ut¨®pico, pero intentarlo no lo deber¨ªa ser. En el ranking de las 400 empresas que m¨¢s recursos invierten en I+D de todo el mundo no hay ni una sola empresa espa?ola y en las siguientes 100 s¨®lo hay dos: Telef¨®nica y Repsol. Lo que invierten estas dos empresas es menos que el 0,1% del total de las 500. Esta baj¨ªsima concentraci¨®n de la inversi¨®n empresarial en I+D es posiblemente el peor indicador de I+D de nuestro pa¨ªs y de muy dif¨ªcil correcci¨®n. Adem¨¢s, la empresa espa?ola est¨¢ poco habituada a inversiones cuyo tiempo de retorno es largo, como ocurre con las actividades de desarrollo, quiz¨¢s porque hay problemas m¨¢s urgentes que resolver y porque la econom¨ªa ha crecido a buen ritmo sin grandes inversiones en I+D. Y por si fuera poco, las empresas que son activas en I+D frecuentemente la ejecutan fuera de Espa?a, buscando, l¨®gicamente, los mejores entornos. Pero los tiempos cambian, los sueldos espa?oles no ser¨¢n competitivos en una Uni¨®n Europea ampliada, los fondos estructurales nos llegar¨¢n con un ritmo bastante m¨¢s moderado y la Espa?a de hoy, por suerte, no es la de anta?o, tan lejana de Europa que por poco que hiciera con acierto ten¨ªa que crecer. No est¨¢ de m¨¢s recordar tambi¨¦n que son muchos los estudios que indican la existencia de una correlaci¨®n marcada entre la intensidad de la inversi¨®n en I+D, por un lado, y la ganancia de productividad y el crecimiento de ventas, por el otro.
Los pa¨ªses que quieran asegurar el bienestar de sus ciudadanos en un mundo global tendr¨¢n que tener un sector productivo innovador, pero como dijo el premio Nobel de F¨ªsica Jerome Friedman: "La innovaci¨®n es la clave del futuro, pero la investigaci¨®n es la clave de la innovaci¨®n". La efectividad de lo que se llama I+D+i depende en gran medida de un equilibrio de todas sus partes. No olvidemos que en los EE UU un 73% de las publicaciones citadas por las patentes industriales presentan resultados de investigaci¨®n financiada p¨²blicamente. Los fundamentos de este complejo entramado los proporciona la investigaci¨®n b¨¢sica, aquella que aparentemente no tiene una utilidad pr¨¢ctica inmediata y que, movida por la curiosidad, ampl¨ªa nuestros conocimientos sobre la naturaleza. Precisamente por esto es responsabilidad casi exclusiva de los Gobiernos. Le sigue la investigaci¨®n aplicada, de car¨¢cter m¨¢s utilitarista, que transforma los conocimientos adquiridos gracias a la investigaci¨®n b¨¢sica en conocimientos supuestamente ¨²tiles. Esta investigaci¨®n debe ser financiada por los Gobiernos y por los departamentos de I+D de las grandes empresas. La prueba de su utilidad requiere el desarrollo de tecnolog¨ªas, m¨¦todos, procedimientos y productos de potencial inter¨¦s comercial, cuya financiaci¨®n debe ser dominantemente empresarial.
Finalmente, con el producto de la actividad de desarrollo la empresa debe innovar, es decir, conseguir que ese nuevo producto sea bien aceptado por el mercado y produzca beneficios. Los gastos de la innovaci¨®n deben ser exclusivamente empresariales, igual que los beneficios. El sistema no es lineal; la investigaci¨®n b¨¢sica requiere y, a la vez, desarrolla tecnolog¨ªa punta, y las dos necesitan y fomentan un entorno innovador. No olvidemos que gastar poco en I+D cuesta caro: por cada euro que ingresamos los espa?oles por venta de tecnolog¨ªa al extranjero gastamos siete por compra.
Hay grandes confusiones sobre qui¨¦n debe hacer qu¨¦. Pedirle a los investigadores que innoven y sean empresarios es como pedirle a los empresarios que hagan investigaci¨®n b¨¢sica y sean investigadores. Aquellos que lo hagan, estupendo. Pero probablemente la persona formada como empresario sea, ceteris paribus, mejor empresario que la formada como investigador, y viceversa. Cuanto menos obvio sea el valor comercial de los conocimientos producidos por la actividad de I+D+i, m¨¢s debe estar financiada por el erario p¨²blico. Un informe del Comit¨¦ de Desarrollo Econ¨®mico de los EE UU, formado por 250 l¨ªderes empresariales y educadores, concluye de la siguiente forma: el Gobierno debe ante todo garantizar una excelente investigaci¨®n b¨¢sica y una educaci¨®n impecable y dejar en manos de las empresas el desarrollo de nuevos productos y la innovaci¨®n. Incluso advierte de que las actividades de transferencia de tecnolog¨ªa, aunque importantes, no deben comprometer la misi¨®n fundamental de las universidades y centros de investigaci¨®n p¨²blicos, es decir, la formaci¨®n y la investigaci¨®n. Cada uno a lo suyo. Lamentablemente, tambi¨¦n la pol¨ªtica cient¨ªfica europea es bastante confusa al respecto, y as¨ª nos va a los europeos. El VI Programa Marco de I+D de la Uni¨®n Europea, cuyos fondos son p¨²blicos, est¨¢ muy dirigido hacia la investigaci¨®n empresarial, que es dif¨ªcil de compartir, ya que es la que permite mejorar de forma inmediata la competitividad. Sin embargo, la investigaci¨®n b¨¢sica, cuyos beneficios son mucho menos obvios, menos localizados y m¨¢s lejanos en el tiempo y que, por lo tanto, es mucho m¨¢s f¨¢cil de compartir, est¨¢ muy poco subvencionada por la Comisi¨®n Europea. La necesidad de una Agencia Europea de la Investigaci¨®n, independiente de la Comisi¨®n Europea y de los Gobiernos de la UE, que financie la investigaci¨®n b¨¢sica con el ¨²nico requisito de la calidad, sin juste retour, me parece m¨¢s perentoria que nunca.
En Espa?a corremos el peligro de caer de nuevo en la tentaci¨®n del 'que inventen ellos', que contin¨²a siendo un sentimiento muy extendido. Pero no funciona, puesto que "inventar" da beneficios m¨¢s all¨¢ del "invento". Hace algunos a?os pregunt¨¦ a un panel de profesores de las universidades del entorno de Boston si pod¨ªamos prescindir de la investigaci¨®n b¨¢sica, ya que es p¨²blica y sus resultados se publican. Un¨¢nimemente dijeron que no: sin investigaci¨®n b¨¢sica no hay buenos profesores universitarios; sin ¨¦stos no hay una buena formaci¨®n; sin ¨¦sta no tendremos los cuadros, dirigentes y l¨ªderes que aseguren el bienestar de nuestro pa¨ªs. Quiz¨¢s sea pertinente recordar aqu¨ª que los tres pa¨ªses con mayor fracaso escolar en la UE, Portugal, Espa?a e Italia est¨¢n en la cola del esfuerzo en I+D, y los tres con el menor fracaso escolar, Suecia, Austria y Finlandia figuran entre los que lideran este esfuerzo.
En Espa?a hay mucho por hacer, y no todo es un aumento de recursos, aunque sin ¨¦l no mejoraremos mucho. Los MBA que ofrecen las escuelas de negocio deber¨ªan incluir formaci¨®n en I+D. Los departamentos de I+D de las empresas deber¨ªan tener una presencia de investigadores con t¨ªtulo de doctor muy superior a la que tienen la mayor¨ªa de ellos. Las estrategias de I+D de nuestro Gobierno se deber¨ªan discutir en sesiones plenarias en el Congreso de los Diputados.
Lo que llamo la paradoja espa?ola, es decir, tener la mejor legislaci¨®n europea de desgravaci¨®n fiscal por inversiones en I+D, pero cuya aplicaci¨®n pr¨¢ctica es tan insatisfactoria para los empresarios que no sirve de est¨ªmulo, debe ser analizada y resuelta conjuntamente por el Ministerio de Hacienda y las asociaciones empresariales. La pol¨ªtica de I+D deber¨ªa ser consensuada y ¨²nica para el Gobierno central y los Gobiernos aut¨®nomos. El Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC) deber¨ªa ser una instituci¨®n aut¨®noma y cofinanciada al servicio de esa pol¨ªtica consensuada. La presencia de investigadores extranjeros no deber¨ªa ser impedida por exigencias de homologaci¨®n del t¨ªtulo de doctor, desconocidas en los pa¨ªses avanzados. Lo que debemos homologar es nuestro sistema de I+D, el p¨²blico y el privado. ?O es que es razonable creer que con la mitad de esfuerzo en I+D vamos a converger en bienestar econ¨®mico y social con Europa?
Rolf Tarrach es presidente del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC).
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