Revisar el pasado
La transici¨®n democr¨¢tica gener¨® un pacto de no agresi¨®n y de amnesia colectiva ante los cr¨ªmenes cometidos por Franco y sus allegados durante y tras la guerra incivil que asol¨® Espa?a. Han pasado ya 25 a?os de democracia y asistimos a un renacer de la curiosidad por saber qu¨¦ pas¨® realmente en Espa?a durante la dictadura, por conocer la realidad del mayor exilio de la historia de Espa?a (mucho mayor que la expulsi¨®n de los jud¨ªos y moriscos), por conocer la suerte de los miles de esclavos que trabajaron en las obras p¨²blicas y monumentos franquistas, de las mujeres encarceladas, de los fusilamientos sumar¨ªsimos; en definitiva, de la barbarie de aquel r¨¦gimen que todav¨ªa algunos hoy justifican.
Pese al tiempo transcurrido, a¨²n queda en Sevilla, en la bas¨ªlica de la Macarena en particular, un espacio reservado para la verg¨¹enza. El que fuera culpable directo del asesinato de Blas Infante y de otros miles de personas durante y tras la Guerra Civil tiene reservado un sitio de preferencia en la bas¨ªlica. Hace tiempo que el hecho vino a mi conocimiento por el relato de un hombre curtido en los avatares de la vida que me confes¨® la muerte de la casi totalidad de su familia a manos del verdugo Queipo, y me confes¨® que jam¨¢s pisar¨ªa la bas¨ªlica de la Macarena mientras este individuo estuviese enterrado all¨ª. La Macarena no es s¨®lo una iglesia, es uno de los lugares m¨¢s visitados por turistas y extranjeros cuando vienen a Sevilla, aunque conf¨ªo en que no comprendan la verdadera naturaleza e identidad del que se halla enterrado con todos los honores en tan destacado lugar.
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