Giorgio Gaber, un "an¨¢rquico" de la m¨²sica italiana
El Piccolo Teatro de Mil¨¢n despidi¨® ayer a uno de los artistas italianos m¨¢s amantes de la libertad individual. Giorgio Gaber, nacido en el 25 de enero de 1939, conocido como el Se?or G, tierno, desgarbado, feo y con una mente tan aguda como su lengua recibi¨® el tributo p¨®stumo de una sociedad a la que hab¨ªa fustigado durante 30 a?os. "Un an¨¢rquico", en palabras de Dario Fo. Sus feroces cr¨ªticas a la izquierda y la derecha le costaron la enemistad de los pol¨ªticos, pero obtuvo la sonrisa, la complicidad y el calor de los italianos.
Nacido en Mil¨¢n en una familia originaria de Trieste y apasionada por la m¨²sica, Giorgio Gaberscik sufri¨® poliomielitis a los dos a?os y a los 12 tuvo una reca¨ªda que le provoc¨® una invalidez en la mano izquierda. Sin embargo, aquello le sirvi¨® de est¨ªmulo para tocar la guitarra, eso s¨ª inventando una t¨¦cnica particular para ejecutar algunos acordes. Son los a?os del rock and roll, y Gaber compaginaba sus estudios de econom¨ªa en la prestigiosa Bocconi de Mil¨¢n con los conciertos en un club llamado el Santa Tecla, y que es a la m¨²sica italiana lo que la Caverna de Liverpool a la inglesa. All¨ª tocaban, jovenc¨ªsimos, Enzo Janacci o Adriano Celentano, entre otros. Un d¨ªa un hombre se acerc¨® a Gaber y le ofreci¨® un contrato con una importante discogr¨¢fica del momento. Gaber pens¨® que era una broma y no acudi¨® a la cita, y el hombre, Giulio Rapetti, conocido como Mogol, tuvo que volver a insistir. Ciao ti dir¨®, escrita por Luigi Tenco, se convirti¨® en uno de sus primeros ¨¦xitos, y en los sesenta, Gaber ejerci¨® como cantante mel¨®dico, con cuatro participaciones en el Festival de San Remo.
Sin embargo, Italia se sumerg¨ªa en a?os dif¨ªciles, y con ella, Gaber dejaba aflorar en sus canciones el esp¨ªritu libre, cr¨ªtico y pol¨¦mico que llevaba dentro. La cr¨ªtica ¨¢cida y sarc¨¢stica que ya se adivinaba en Torpedo Blu o La batalla del Cerutti aflor¨® con temas como Si yo fuese Dios, en los que atacaba nada menos que a Aldo Moro. Gaber abandona la televisi¨®n para dedicarse al teatro. En el Piccolo Teatro de Mil¨¢n, el Se?or G inaugura la f¨®rmula del teatro-canci¨®n, repartiendo estopa a diestra y siniestra (literalmente), no s¨®lo en los mon¨®logos que hac¨ªan las delicias del p¨²blico, sino en las letras de sus canciones. Su agudeza cr¨ªtica con la Italia de finales del siglo XX se incrementaba paralela al pesimismo ¨¢cido que transmit¨ªa su arte.
Sus apariciones en televisi¨®n se hicieron muy raras hasta que, en 2001, su amigo Celentano le invit¨® a su programa 125 millones de gilipolleces en el primer canal de la RAI. Sentados alrededor de una mesa de taberna, Gaber, Celentano y Dario Fo, entre otros, protagonizaron en horario de m¨¢xima audiencia uno de los di¨¢logos m¨¢s brillantes vistos en una televisi¨®n p¨²blica. En el mismo programa, Gaber cant¨® sentado en un taburete un tema escrito un par de a?os antes, Derecha-izquierda, con una letra demoledora donde denuncia las contradicciones e imposturas de las ideolog¨ªas, en las que "a pesar de todo" confesaba creer todav¨ªa. "Todo el viejo moralismo es de izquierdas, la falta de moral es de derechas, incluso el Papa ¨²ltimamente est¨¢ un poco a la izquierda y el demonio se ha pasado a la derecha". Radio Italia, la cadena m¨¢s importante de m¨²sica en italiano, la incluy¨® en los primeros puestos de su lista, y Gaber, casi 40 a?os despu¨¦s, volvi¨® a codearse con las estrellas musicales del momento. Ya enfermo, Gaber no volvi¨® a aparecer en televisi¨®n y se centr¨® en trabajar en un nuevo disco, que saldr¨¢ a la venta a finales de este mes bajo el t¨ªtulo de No me siento italiano, una declaraci¨®n que, parad¨®jicamente, forma parte, en un alg¨²n momento u otro de la vida, de la manera de ser italiana.
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