La Yihad vota por Sharon
Tras mes y medio sin ataques de terroristas suicidas, ese abominable medio de defender cualquier causa fue de nuevo activado ayer en Israel: dos explosiones casi simult¨¢neas en un barrio comercial de Tel Aviv provocaron una veintena de muertos y varias decenas de heridos, varios de ellos de gravedad. El infernal mecanismo de la destrucci¨®n mutua asegurada, nunca detenido del todo, vuelve as¨ª a acelerarse. Un portavoz del Gobierno de Sharon relacion¨® esta nueva matanza con el deseo del extremismo palestino de sembrar el caos en v¨ªsperas de las elecciones del pr¨®ximo d¨ªa 28.
La ausencia de atentados suicidas desde el pasado 21 de noviembre pudo dar una falsa impresi¨®n de relativo apaciguamiento, pero casi cada d¨ªa han seguido llegando noticias de palestinos muertos a manos de soldados israel¨ªes. Desde el inicio de la segunda Intifada, en septiembre de 2000, m¨¢s de 2.800 personas han perdido la vida violentamente en Israel. En la proporci¨®n de un israel¨ª por cada tres palestinos. En un mes de diciembre relativamente pac¨ªfico hubo siete muertos israel¨ªes por 50 palestinos.
El recurso al terrorismo, incluso en las condiciones m¨¢s propensas a la desesperaci¨®n, es siempre una apuesta por perpetuar los problemas: por la interposici¨®n entre la realidad desastrosa y el acuerdo posible de un obst¨¢culo que act¨²a como pretexto para aplazar la b¨²squeda de soluciones; y que facilita coartadas a los partidarios del Tali¨®n.
Es el caso del propio Ariel Sharon. Su victoria el d¨ªa 28 se da por segura, aunque la aparici¨®n de esc¨¢ndalos de corrupci¨®n que le tocan de cerca le han hecho perder hasta 10 puntos en los sondeos. Dos de sus hijos est¨¢n acusados de compra de votos en las primarias del Likud y de tr¨¢fico de influencias. Pero ello apenas beneficia a los laboristas, hasta el extremo de que los dos grandes partidos apenas sumar¨ªan la mitad de un Parlamento de 120 esca?os. El resto se atomiza entre partidos religiosos y laicos, sin mostrar l¨ªnea alguna decisiva del electorado. Lo ¨²nico positivo es que el sistema judicial tenga arrestos para actuar, si se demuestra que ha lugar a ello, contra lo m¨¢s alto.
Y ni unos ni otros, en cualquier coalici¨®n que pueda formarse, ofrecen nada que remotamente se parezca a un atisbo de paz. El l¨ªder del Likud habla imp¨¢vido del 50% de Cisjordania que ofrecer¨¢ a los palestinos para hacer la paz, y el laborista Amram Mitzna sube la puja hasta el 75%, como si el conflicto se dirimiera en una subasta. Ante esa situaci¨®n, Arafat, aun en el caso de que quisiera hacer algo por la paz, de lo que no hay suficiente constancia, estar¨ªa atado de pies y manos.
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