China, en ¨®rbita

Tras el ¨¦xito del vuelo de la c¨¢psula Shenzhou IV, China ha anunciado que se propone lanzar este mismo a?o al espacio una misi¨®n tripulada. Se trata del tercer pa¨ªs que lo intenta, tras la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica y EE UU. El uso del espacio se puede convertir en uno de los negocios de este siglo, pero el esfuerzo chino tiene tambi¨¦n una indudable dimensi¨®n de orgullo nacional de gran potencia. China pretende no dejar el espacio libre a una hegemon¨ªa sideral estadounidense, mientras Washington ve en la colonizaci¨®n del espacio su pr¨®xima meta militar e industrial, como ya indicaba el llamado informe Rumsfeld, elaborado en el Congreso justo antes de que su titular asumiera la cartera de Defensa. Este informe ve¨ªa en el espacio la siguiente frontera para EE UU, y alertaba del peligro de un "Pearl Harbour espacial" contra sus sat¨¦lites.

China ya participaba en la carrera espacial, con el lanzamiento de cohetes para poner en ¨®rbita sat¨¦lites militares y civiles, nacionales o extranjeros. El paso a una misi¨®n tripulada es significativo. Ni Europa ni Jap¨®n, que tambi¨¦n est¨¢n en la carrera comercial de cohetes espaciales, se han planteado misiones tripuladas aut¨®nomas, sino, de forma limitada, en colaboraci¨®n con EE UU. En noviembre de 2000, la Asamblea General de Naciones Unidas aprob¨®, con el voto a favor de 163 pa¨ªses, una resoluci¨®n en apoyo de la "Prevenci¨®n de una Carrera de Armamentos en el Espacio Exterior". S¨®lo votaron en contra EE UU, Israel y Micronesia. El mundo est¨¢ a tiempo de evitar la militarizaci¨®n del espacio. Pero, desgraciadamente, las tendencias, de China a EE UU, van en sentido contrario. El control militar del espacio se est¨¢ convirtiendo en lo que fue el de los mares en ¨¦pocas pasadas. Es la nueva carrera.