Los restos del naufragio

Contra el naufragio de su Gobierno, Aznar ha sacado los escudos de la lucha antiterrorista y de la seguridad ciudadana. Lo ha hecho a su estilo: alardeando de que no le importar¨ªa, es decir, que le gustar¨ªa quedarse solo defendiendo esas causas. Zapatero, tambi¨¦n fiel a su estilo, respondi¨® ayer que, a pesar de las provocaciones, seguir¨¢ defendiendo el Pacto Antiterrorista y tratando de convencer al Gobierno para que afine algunos aspectos de la reforma legal proyectada.

El desprecio por el consenso bajo el argumento de que el PP tiene mayor¨ªa absoluta supone una deslealtad a los compromisos firmados y un error pol¨ªtico. Lo que interesa con el endurecimiento de la pol¨ªtica penitenciaria es precisamente transmitir a los terroristas el mensaje de que cumplir¨¢n largas condenas, y que ello no depende ni de negociaciones imposibles de sus jefes con el Gobierno ni de un cambio de signo del Ejecutivo. Para eso se firm¨® el Pacto Antiterrorista: para garantizar que un cambio de mayor¨ªa no afectar¨ªa a las l¨ªneas maestras de la pol¨ªtica antiterrorista. El consenso no es un adorno circunstancial, como parece creer Aznar, sino un componente de la pol¨ªtica de Estado en relaci¨®n al terrorismo.

Si el problema es que los beneficios penitenciarios se aplican con criterios que favoren la sensaci¨®n de impunidad, habr¨¢ que precisar esos criterios, y no necesariamente modificar toda la legislaci¨®n penal. Y menos, aprovechar la emoci¨®n antiterrorista para deslizar bajo cuerda una reforma penal global que cuestione valores introducidos por el r¨¦gimen democr¨¢tico en los ¨²ltimos 25 a?os. Tiene fundamento establecer un porcentaje m¨ªnimo de cumplimiento como condici¨®n para acceder al tercer grado (semilibertad, durmiendo en prisi¨®n). Y tambi¨¦n afinar m¨¢s los criterios para establecer un pron¨®stico favorable de reinserci¨®n. No es normal que pueda salir en libertad condicional alguien que no se atreve a romper p¨²blicamente con la banda y a desobedecer sus consignas, pero carece de realismo identificar ruptura con delaci¨®n. Adem¨¢s, ?qu¨¦ informaci¨®n interna puede tener alguien que lleva diez a?os en la c¨¢rcel?

Para evitar la unilateralidad y deslizamientos indeseables, el Pacto Antiterrorista, y en lo que le concierne el Pacto por la Justicia, incluyen el compromiso de negociar entre los firmantes eventuales modificaciones legales que afecten a su contenido. Ello permiti¨® en su d¨ªa corregir imperfecciones de la Ley de Partidos que habr¨ªan afectado a su eficacia. Ese objetivo es lo que justifica la reuni¨®n celebrada ayer por todos los grupos parlamentarios firmantes del Pacto por la Justicia.

As¨ª, cabe discutir medidas para evitar la multirreindicencia, aunque tratar de resolverla siempre, sobre todo con los delitos menores, a trav¨¦s de la prisi¨®n preventiva puede conducir a resultados muy dudosos en un pa¨ªs que ya cuenta con una de las mayores poblaciones reclusas del continente: m¨¢s de 52.000 seg¨²n el ¨²ltimo censo. Lo mismo cabe deducir del riesgo de comisi¨®n de nuevos delitos, que suena igual que la estrategia del ataque preventivo. Otras cuestiones relacionadas con la extensi¨®n de la prisi¨®n provisional, como la de los procesados por delitos menores pero pertenecientes a bandas organizadas, merecen tambi¨¦n una pausada consideraci¨®n. Algo que encaja mal con la precipitaci¨®n de un Aznar obsesionado por recobrar como sea una iniciativa que brill¨® por su ausencia en la crisis del Prestige.