Militantes de la vida
Cada mes, a la puerta del Ayuntamiento de C¨®rdoba, un grupo de personas guarda cinco minutos de silencio rebosante de indignaci¨®n en protesta por un asesinato. A veces por varios asesinatos. Es una escena com¨²n en muchos municipios de Espa?a, tristemente habituados a condenar la violencia de ETA. Pero las muertes que justifican estas concentraciones provienen de otra clase de terrorismo: el llamado terrorismo dom¨¦stico.
A lo largo del a?o pasado, 71 mujeres espa?olas perdieron la vida a manos de sus maridos, ex maridos, amantes o compa?eros. No es ninguna novedad. El a?o anterior fueron 70. Por eso, desde febrero de 2001, el Ayuntamiento de C¨®rdoba celebra plenos extraordinarios, de periodicidad mensual, contra la violencia de g¨¦nero. "Es una forma de establecer un compromiso de militancia, de ayudar a la concienciaci¨®n ciudadana", explica la alcaldesa Rosa Aguilar, de Izquierda Unida. "Pretendemos llamar la atenci¨®n sobre un problema que debe encarar el conjunto de la sociedad", recalca. "Porque esto no es cosa de mujeres, sino de toda la sociedad". "Y no es un problema de puertas adentro", sentencia Dulce Nombre Rodr¨ªguez, portavoz de la Plataforma Cordobesa contra la Violencia de G¨¦nero, "sino cuesti¨®n de Estado".
Rosa Aguilar: "Pretendemos llamar la atenci¨®n sobre un problema que debe encarar el conjunto de la sociedad. Porque esto no es cosa de mujeres, sino de toda la sociedad"
Las estad¨ªsticas dicen que, cada cuatro d¨ªas, un amante despechado, un marido celoso o un ex novio asesina a una mujer en Espa?a
Un ¨²nico punto del d¨ªa
La mec¨¢nica de estos plenos mensuales se aleja bastante de la de los habituales en cualquier Ayuntamiento espa?ol. Para empezar, en el orden del d¨ªa hay un ¨²nico punto: una declaraci¨®n institucional en la que se recoge el nombre, la procedencia y las circunstancias de la muerte de las mujeres asesinadas a lo largo del mes en toda Espa?a. Por ejemplo, Antonia, cordobesa de 33 a?os que recibi¨® seis tiros de su ex marido en plena calle delante de sus hijos de seis y once a?os. O Mar¨ªa Soledad, de Tenerife, a quien su esposo roci¨® con gasolina y luego prendi¨® fuego. O la catalana Josefa, de 64 a?os, degollada por su marido con un cuchillo de caza.
Despu¨¦s de citar el nombre y las circunstancias de las v¨ªctimas, se condena la violencia y se defiende la necesidad de tomar medidas contundentes para erradicarla. Luego, esta declaraci¨®n institucional se aprueba por unanimidad; muchas veces hablan representantes de la Plataforma Cordobesa contra la Violencia de G¨¦nero. Y despu¨¦s de las palabras, el silencio reivindicativo y las pancartas.
La idea inicial, que parti¨® de los colectivos de mujeres, aclara la alcaldesa Rosa Aguilar, era celebrar estos plenos s¨®lo en los meses en que se produjesen v¨ªctimas. "Lamentablemente", contin¨²a, "no ha habido un solo mes que se haya cerrado sin ninguna muerte desde aquella fecha de febrero de 2001". Las estad¨ªsticas dicen que cada cuatro d¨ªas, un amante despechado, un marido celoso o un ex novio asesina a una mujer en Espa?a.
El ¨²ltimo pleno fue especial por varias razones. La primera, la multiplicaci¨®n de las gentes y las plataformas. Adem¨¢s de la que re¨²ne a las asociaciones de mujeres cordobesas, desembarc¨® en la ciudad la Plataforma de Mujeres Artistas contra la Violencia de G¨¦nero, de ¨¢mbito nacional, personificada por Pilar Bardem. La actriz ten¨ªa fiebre y la garganta machacada, pero su voz lleg¨® poderosamente hasta el ¨²ltimo rinc¨®n del sal¨®n de plenos, abarrotado como nunca. "Esta pr¨¢ctica deber¨ªa extenderse a todos los municipios espa?oles", afirm¨® con rotundidad.
Pilar Bardem ley¨® dos manifiestos. El primero, m¨¢s bien t¨¦cnico, centrado en las exigencias de los colectivos de mujeres. El segundo, tan po¨¦tico como combativo, basado en una canci¨®n compuesta por Mario Benedetti en 1979 contra la dictadura y la muerte. "Usted preguntar¨¢ por qu¨¦ cantamos, escribimos y actuamos", dec¨ªa la actriz, retratando una realidad oscura y deprimente, y contestaba, acto seguido: "Porque somos militantes de la vida".
De las reivindicaciones de los grupos contra la violencia de g¨¦nero, algunas son ya cl¨¢sicas, aunque contin¨²en en el terreno de la intenci¨®n y la teor¨ªa. Por ejemplo, m¨¢s coordinaci¨®n entre todas las instituciones que intervienen en estos casos, m¨¢s implicaci¨®n de los poderes p¨²blicos, m¨¢s recursos, m¨¢s campa?as de sensibilizaci¨®n para romper estereotipos sexistas. Otras resultan m¨¢s desconocidas, como la equiparaci¨®n de los asesinatos de la violencia de g¨¦nero a los causados por el terrorismo, de modo que se conceda igual tratamiento a las v¨ªctimas de las dos clases de ataque.
Medidas judiciales
Las plataformas tambi¨¦n exigen medidas judiciales, como la modificaci¨®n del C¨®digo Penal para proteger a los hijos, de modo que el padre maltratador quede imposibilitado para ejercer la patria potestad cuando haya sentencia condenatoria, y mayor alejamiento entre el agresor y la v¨ªctima.
Pero todas estas solicitudes se resumen en una: la aprobaci¨®n inmediata de la Ley Integral contra la Violencia de G¨¦nero, que conten¨ªa todos los puntos citados y que fue rechazada en el Parlamento el 10 de septiembre de 2002, por s¨®lo 14 votos de diferencia, y con una bronca que llev¨® a Luisa Fernanda Rud¨ª, presidenta de la C¨¢mara, a pedir orden una y otra vez y a desalojar la tribuna de visitantes. Una de las visitantes que m¨¢s se resisti¨® al desalojo, entre silbidos y pateos, fue, precisamente, Pilar Bardem.
Las organizaciones de mujeres llevan reivindicando esta ley desde 1991. "Al tratarse de una ley estatal, el Gobierno debe garantizar con un presupuesto su ejecuci¨®n en las comunidades aut¨®nomas; al ser integral, contempla el problema desde la ra¨ªz, y recoge un conjunto de medidas que afectan a ¨¢mbitos educativos, jur¨ªdicos, sociales y econ¨®micos", se se?ala en uno de los manifiestos de la plataforma cordobesa. Las mujeres rechazan los planes actuales del Gobierno "por proponer medidas coyunturales, puntuales e ineficaces". Y en s¨®lo una semana, recuerda la portavoz Dulce Nombre Rodr¨ªguez, han recogido m¨¢s de 6.000 firmas para reclamar la aprobaci¨®n de la ley.
"El maltrato no es un problema del coraz¨®n", conclu¨ªa Pilar Bardem. "Tenemos que ser mujeres guerreras, no cansarnos nunca", dec¨ªa Victoria Gay, de la plataforma cordobesa; "no queremos ser unas santas".
Muerte y orden social
POCO ANTES del ¨²ltimo pleno contra la violencia de g¨¦nero, una manifestaci¨®n atraves¨® C¨®rdoba. Era domingo por la tarde, hac¨ªa fr¨ªo y llov¨ªa, pero 1.800 personas se reunieron y caminaron, portando pancartas que recordaban a las mujeres asesinadas en los ¨²ltimos meses. El itinerario se cerr¨® en la plaza de las Tendillas; all¨ª subi¨® a un estrado improvisado Raquel Orantes, hija de Ana Orantes, la granadina que fue quemada viva por su ex marido despu¨¦s de largos a?os de agresiones y denuncias infructuosas.
Raquel, como todos sus hermanos, decidi¨® borrarse el apellido de su padre, un poco en defensa propia. Y cuando habl¨® lo hizo para dar datos globales. Una de cada tres mujeres del mundo padecen malos tratos o abusos, seg¨²n un informe de la ONU. La violencia de g¨¦nero es la primera causa de muerte o invalidez en las mujeres europeas entre los 16 y los 44 a?os. El 50% de las mujeres que se suicidaron el a?o pasado lo hicieron tras sufrir malos tratos. 2,5 millones de mujeres espa?olas sufren violencia en sus hogares.
"No hay que escuchar a la familia cuando te dice: '?para qu¨¦ te vas a separar?', ni tampoco a ¨¦l cuando te dice que no puede vivir sin ti", defend¨ªa Victoria Gay, de la Plataforma Cordobesa contra la Violencia de G¨¦nero. Josefina Uceda, del mismo grupo, rechazaba que se hablase de malos tratos. "Es una expresi¨®n inadecuada, porque los malos tratos son s¨®lo una expresi¨®n de la violencia de g¨¦nero, que hunde sus ra¨ªces en los pilares de la estructura de la sociedad". Para Uceda, "igual que la dominaci¨®n de los ricos sobre los pobres, de hombres sobre mujeres, de Norte sobre Sur, es una situaci¨®n violenta en s¨ª misma que requiere violencia para sostenerse. El asesinato de mujeres es el precio que pagamos por mantener el orden social establecido".
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