A la carga
Aznar precis¨® ayer algunas de las reformas penales que adelant¨® el ministro del Interior y que aprobar¨¢ el Gobierno en su reuni¨®n del viernes. Ser¨¢ la contribuci¨®n del Consejo de Ministros a la convenci¨®n organizada por el PP para el fin de semana, a modo de inicio de la campa?a electoral. El deterioro provocado por su gesti¨®n pasmada de la crisis del Prestige precipit¨® probablemente la presentaci¨®n por parte del Gobierno, en navidades, de sus planes sobre terrorismo e inseguridad ciudadana. Pero ahora se ve que no era una improvisaci¨®n, sino el eje de su propuesta electoral.
Buena parte de las reformas anunciadas en materia de seguridad son razonables. Responden a problemas reales detectados hace tiempo, como el aumento de la delincuencia y la multirreincidencia impune. Tan es as¨ª, que fue la oposici¨®n quien hace un a?o sorprendi¨® al Gobierno situando ese tema entre sus prioridades sociales, con el argumento de que eran los sectores menos favorecidos -aquellos que no pueden costearse una seguridad privada- los m¨¢s afectados por el incremento de la peque?a delincuencia. El Gobierno reaccion¨® negando los datos y estableciendo m¨¢s tarde una relaci¨®n casi autom¨¢tica entre el aumento de la delincuencia y la inmigraci¨®n.
Est¨¢ de m¨¢s, por tanto, el tono agresivo empleado ayer por Aznar respecto a la oposici¨®n, a la que acus¨® de demagogia, juego sucio y de alegrarse por desastres y accidentes. Ha habido alguna salida de tono (como la de relacionar un accidente de tren con el d¨¦ficit cero), pero nada comparable a las de Aznar cuando acusaba al Gobierno socialista de los atentados de ETA por el mal uso de los fondos reservados. Aprovechando que la presentaci¨®n se realizaba en el Senado, Aznar arremeti¨® tambi¨¦n contra la falta de "idea de Espa?a" de los socialistas y les reproch¨® querer someter a las instituciones a "experimentos de mutaci¨®n constitucional" con su propuesta de reforma de la C¨¢mara alta. Justamente lo que propon¨ªa Aznar antes de su ca¨ªda del caballo.
Si demagogia significa halagar los sentimientos primarios de la gente, la hay abundantemente en la pol¨ªtica espa?ola, pero no s¨®lo en la oposici¨®n. Ignorar las conexiones entre inmigraci¨®n irregular y ciertas formas de delincuencia ser¨ªa irresponsable, pero establecer una vinculaci¨®n casi monocausal es demag¨®gico. Los planteamientos del Gobierno caen de este ¨²ltimo lado en algunos aspectos. La posibilidad de expulsar sin juicio a inmigrantes sin papeles acusados de delitos con penas inferiores a seis a?os plantea serios problemas jur¨ªdicos y morales. Pero al Gobierno lo ¨²nico que le preocupa es sac¨¢rselos de encima. Ahora se entiende su respuesta frente a la objeci¨®n de que su reforma de la prisi¨®n provisional provocar¨ªa un aumento incontrolable de la poblaci¨®n penal: su idea es expulsar a los peque?os delincuentes extranjeros presos para dejar sitio a los rateros espa?oles.
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